Un joven veterano de la pol¨ªtica
El edil sevillano asesinado por ETA llevaba casi 20 a?os en el PP y su esposa le apoyaba "como una concejal m¨¢s"
Un ni?o que veraneaba en Chipiona, que montaba a caballo en la finca de su t¨ªo, el ganadero Gabriel Rojas. Un adolescente que sal¨ªa de nazareno con la hermandad trianera de la Estrella. Un joven que estudi¨® Derecho, se enamor¨® de una compa?era de Facultad y se aficion¨® a la pol¨ªtica. Un padre de 37 a?os y con tres ni?os a los que ve¨ªa crecer y empezaba a acariciar la ilusi¨®n de que por fin podr¨ªa darse un respiro y viajar un poco con la familia.Un tiro en la sien con nocturnidad y alevos¨ªa seg¨® todos los proyectos de quien se preparaba para celebrar los diez a?os de matrimonio y encontr¨® la muerte con Asen, la novia de toda la vida, la madre de sus hijos. Una mujer que ejerc¨ªa tal fascinaci¨®n sobre Alberto Jim¨¦nez-Becerril que "parec¨ªa una concejala m¨¢s", en palabras de Soledad Becerril, alcaldesa de Sevilla.
Alberto Jim¨¦nez-Becerril fue precoz en casi todo. Con 21 a?os entr¨® en la directiva del Sevilla, cuando la presid¨ªa su t¨ªo Gabriel Rojas. Con 25 fue secretario general del Partido Popular en Sevilla. Con 26, concejal. Veterano en el cargo. Jovenc¨ªsimo para morir.
Despu¨¦s de cuatro a?os en la oposici¨®n, lo primero que hizo Alberto Jim¨¦nez-Becerril como delegado del distrito de Triana fue homenajear al socialista Francisco Arcas, a quien nombr¨® trianero de honor. "Mis amigos me dec¨ªan: ha tenido que venir uno del PP para hacerte un homenaje", recuerda Arcas, que tambi¨¦n fue en tiempos delegado de ese distrito sevillano conocido por sus toreros, sus artistas y sus tabernas.
"Se vanagloriaba de los amigos comunistas que ten¨ªa en Triana", a?ade Arcas, que ahora regenta un bar, Las Golondrinas, del que el concejal asesinado era asiduo, cliente. "El otro d¨ªa lo vi comprando el pan y le dije que hac¨ªa tiempo que no lo ve¨ªa por el bar. Me dijo que ten¨ªa la calle muy mala y le contest¨¦ que me diera una soluci¨®n como miembro del gobierno municipal. Alberto me sugiri¨® que me pasara por la tenencia de alcald¨ªa y que hablara con el hombre de la sexta planta para enterarme de las deducciones As¨ª lo hice. Tengo hecho el escrito, pero todav¨ªa no lo he mandado", recordaba.
El ¨²ltimo edil popular asesinado por ETA era el segundo de tres hermanos. Paco, el mayor, vive en Madrid. Teresa, la peque?a, estudi¨® en el colegio de las Irlandesas, estudi¨® periodismo y se cas¨® con un italiano. En Italia se enter¨® de la tremenda noticia.
El que fuera hasta su muerte responsable de las arcas municipales era muy sevillano: igual se le ve¨ªa en la salida de la hermandad del Roc¨ªo de Triana que presidiendo en la plaza de San Francisco los palcos en la carrera oficial de la Semana Santa. Antes de casarse, vivi¨® en la casa de su t¨ªo Gabriel Rojas, constructor, ganadero de reses bravas y ex presidente del Sevilla. Alberto era muy sevillista -lleg¨® a ser directivo del club durante el mandato de su t¨ªo Rojas- como ayer recordaba su amigo Juan Salas Tornero, b¨¦tico, que la v¨ªspera del asesinato estuvo tom¨¢ndose una cerveza con ¨¦l.
Era hermano de las cofrad¨ªas de la Estrella y de la Macarena. Con la primera lleg¨® a vestirse de rey mago hace tres a?os para entregarle juguetes a ni?os necesitados. Hab¨ªa hecho votos por una nueva victoria en las municipales del 99 para vivir desde el Ayuntamiento la coronaci¨®n can¨®nica de la hermandad de la Estrella, prevista para el 30 de octubre de 1999.
Llevaba 11 a?os en el Ayuntamiento de Sevilla. Se present¨® en la lista de dicho partido a las municipales del 1987, un a?o decisivo en la historia pol¨ªtica de la ciudad. Volv¨ªa entonces al primer plano Alejandro Rojas Marcos, que cuatro a?os despu¨¦s se convertir¨ªa en alcalde y socio pol¨ªtico del partido de Alberto. Curioso: Javier Arenas, en aquel tiempo del PDP, era su adversario. Soledad Becerril hac¨ªa un ejercicio de humildad pasando de ministra a concejala, tr¨¢nsito por el que se ver¨ªa recompensada ocho a?os despu¨¦s con la alcald¨ªa. Javier Arenas quiso llevarse a Alberto al Ministerio de Trabajo. No fue posible. Nadie sabe qui¨¦n presion¨® para impedirlo, si la alcaldesa o su esposa Asen.
Asen, Ascensi¨®n Garc¨ªa Ortiz, hab¨ªa confesado hace un par de a?os a sus compa?eros de la Audiencia de Sevilla que ten¨ªa miedo por su esposo. El nombre de Alberto era uno m¨¢s en una de las listas elaboradas por los comandos de informaci¨®n de la banda terrorista que sirven luego a sus pistoleros para seleccionar a sus v¨ªctimas.
Manuel Muruve, presidente del Colegio de procuradores de Sevilla, al que pertenec¨ªa Ascensi¨®n desde hace 13 a?os, recordaba ayer la angustia de Asen como algo lejano. La vio el mismo jueves, horas antes de su muerte "totalmente alegre y feliz, como era siempre, porque as¨ª era siempre su car¨¢cter". Asen estuvo bromeando con sus compa?eros en los pasillos de la Audiencia sevillana, a la que hab¨ªa acudido a presentar documentos en distintos juzgados cumpliendo con su trabajo como procuradora.
La sinraz¨®n los ha matado a los dos. Entre los que ayer se pasaron por la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento estaba Manuel Vieira, el padre de Inmaculada, la cooperante sevillana asesinada en Maputo (Mozambique). "Con esta gente hay que tener cuidado no s¨®lo con lo que se hace y con lo que se dice", dec¨ªa Vieira, "sino incluso c¨®mo se mira o c¨®mo se respira".
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