?ltimo aviso a Sadam
A ESTADOS UNIDOS se le ha agotado la paciencia con Irak, seg¨²n va repitiendo la jefa de su diplomacia, Madeleine Albright, por diversas capitales donde, m¨¢s que consultar, informa y busca apoyo a lo que ya puede haber decidido. Sin embargo, ni la forma ni el fondo de la crisis hacen a¨²n inevitable el ataque militar contra Sadam Husein. Aunque haya insultado a la comunidad internacional al torear las inspecciones internacionales de sus arsenales y centros de fabricaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva, Irak est¨¢ absolutamente atado de pies y manos. La presi¨®n diplom¨¢tica puede a¨²n dar resultados. Sobre todo, hay que evitar castigos a Sadam Husein que atormenten a¨²n m¨¢s a la sufrida poblaci¨®n iraqu¨ª. Por eso, aunque resulte parad¨®jico, ser¨ªa ahora un buen momento para mejorar, como propone el secretario general de la ONU, Kofi Annan, las condiciones de la limitada y controlada exportaci¨®n de petr¨®leo iraqu¨ª a cambio de alimentos y medicinas. Las fuerzas de EE UU est¨¢n desde noviembre pasado t¨¦cnicamente preparadas para llevar a cabo un ataque. La amenaza de uso de la fuerza tiene, pues, credibilidad y, como tal, podr¨ªa contribuir a torcer el brazo de Sadam Husein. El dictador iraqu¨ª tiene en sus manos la posibilidad de evitar tal castigo abriendo todas las puertas de los edificios a los inspectores de las Naciones Unidas (UNSCOM), cuya labor lleva meses entorpeciendo. Ayer mismo, Bagdad se mostr¨® dispuesto a ello, pero sigui¨® insolentemente condicionando la composici¨®n del equipo de inspectores encargado de buscar armas de destrucci¨®n masiva -qu¨ªmicas o biol¨®gicas, sus medios de fabricaci¨®n, m¨¢s sus correspondientes vectores- que sospechan hay a¨²n en el pa¨ªs. Una sospecha avalada por lo que ya han encontrado y porque en el pasado, en la guerra con Ir¨¢n, Irak no dud¨® en usar este tipo de munici¨®n, en contra de todas las convenciones. Por muy quir¨²rgico que resultara, un ataque militar no podr¨ªa destruir esas armas, como tampoco lo consiguieron los bombardeos en 1993 o 1996. Tiempo habr¨¢ tenido Husein para cambiarlas de emplazamiento. Es m¨¢s, los inspectores internacionales han debido localizar y destruir ya m¨¢s armas de este tipo en Irak que todos los ataques precedentes. Por eso, habr¨ªa que crear las condiciones para que los inspectores pudieran desempe?ar de forma cabal su misi¨®n. Es la mejor garant¨ªa. Se produzca o no un ataque, habr¨¢ que volver a este tipo de inspecciones. Y si no es para destruir esas armas, ?por qu¨¦ Washington est¨¢ planeando un ataque que ya anuncia como "decisivo y devastador"? Flota en el ambiente la sospecha de que el momento actual de esc¨¢ndalo interno y acoso judicial puede tener algo que ver con la contraofensiva de Clinton. Convendr¨ªa que la Casa Blanca despejara estas sospechas en la opini¨®n p¨²blica internacional. Pero si el ataque fuera para provocar, directa o indirectamente, un movimiento interno en Irak que moviera la silla de Husein sin destruir la esencial unidad del pa¨ªs, EE UU correr¨ªa el riesgo de generar un efecto contrario, de reforzar la posici¨®n de Sadam Husein ante sus conciudadanos y, en general, las opiniones p¨²blicas ¨¢rabes y musulmanas. De hecho, los pa¨ªses de la zona, incluida Turqu¨ªa, se muestran contrarios a autorizar el uso de bases a EE UU, aunque habr¨¢ que esperar al final de la gira de Albright antes de comprobar el apoyo con que cuenta. Un ataque podr¨ªa generar en las sociedades ¨¢rabes una nueva ola antiamericana y antioccidental, muy preocupante para un pa¨ªs como Espa?a. Adem¨¢s, el terreno quedar¨ªa abonado para imposibilitar ya definitivamente el proceso de paz entre israel¨ªes y palestinos. Aunque, a este respecto, Estados Unidos podr¨ªa estar calculando, justamente, que el proceso va tan mal que, de perdidos, al r¨ªo. Hay, pues, razones suficientes para intentar agotar, con algo m¨¢s de paciencia, la v¨ªa diplom¨¢tica, aunque hasta ahora los esfuerzos rusos no parezcan haber dado resultado. En todo caso, si Estados Unidos llegara a atacar sin un apoyo renovado y expl¨ªcito de ese ¨®rgano legitimador que es el Consejo de Seguridad, crear¨ªa un nuevo precedente muy negativo para el nuevo orden internacional. Estados Unidos cree apoyarse en la "legalidad" de anteriores resoluciones, mas deber¨ªa intentar que el Consejo de Seguridad aprobara una nueva resoluci¨®n para clarificar la situaci¨®n y fijar, negro sobre blanco, las condiciones que Bagdad ha de cumplir so pena de verse castigada. De lo contrario; el Gobierno espa?ol no deber¨ªa permitir el uso de sus bases ni siquiera para fines log¨ªsticos. Aunque tampoco es seguro que Washington llegue a ped¨ªrselo, dado el despliegue con que ya cuenta en la zona, al que se suma un portaaviones brit¨¢nico. Pese a ello, Europa como tal no cuenta en esta partida que es mucho m¨¢s que un p¨®quer diplom¨¢tico.
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