El Tiempo est¨¢ cansado
?Qu¨¦ es la pobreza? El hombre vestido de blanco est¨¢ pensando en ello. Es una pregunta que lo atormenta. Y no lo atormenta por razones de conciencia de clase o por las llamadas razones freudianas, esos supuestos episodios acaecidos en la lejana infancia que, si se consiguen descubrir con el psicoterapeuta, te explican las decisiones fundamentales e irreversibles de tu vida (es decir, por qu¨¦ t¨² eres quien eres). Y tampoco por razones existenciales, porque a ¨¦l no le falta de nada, desde ese punto de vista: no es una cuesti¨®n de salario. Digamos que para ¨¦l es una cuesti¨®n fundamental, un Principio Primero que pertenece al Ser y, al mismo tiempo, a la Trascendencia, pero que no tiene que ver nada con el se?or Heidegger y su ontolog¨ªa, y ni siquiera con la esot¨¦rica cosmolog¨ªa de los presor¨¢ticos. Es una pregunta metafilos¨®fica. Es la pregunta. Bieaventurados los pobres porque de ellos ser¨¢ el reino de los cielos. Pero ?qu¨¦ quiere decir esta frase? Es la afirmaci¨®n m¨¢s misteriosa de todas. El hombre mira por la ventanilla las nubes blancas que est¨¢ atravesando. Son nubes redondas y gruesas Nubes ricas. El aeroplano de su organizaci¨®n es bonito y confortable: perfecto. ?l dispone no de un simple asiento, sino de una c¨®moda cama. Podr¨ªa incluso dormir, descansar un poco. Pero no lo consigue piensa que el continente al que se dirige es un continente pobre, lleno de pobres o, mejor dicho, de miserables. ?Por qu¨¦? ?Han sido peores que los dem¨¢s? Y sin embargo, en el mismo continente, los de arriba son ricos (los que son ricos). ?Han sido mejores? Reflexiona sobre la petici¨®n que antes de partir le hicieron muchos representantes de su organizaci¨®n en aquel continente pobre: dar la mitade las riquezas de la propia organizaci¨®n al continente pobre. ?Pues vaya una petici¨®n! Hermosa y generosa, pero pertenece a la esfera de la caridad, no resuelve nada. Es algo que le trae a la mente ciertas curiosas tendencias que habr¨¢n recorrido su organizaci¨®n a trav¨¦s de los siglos. Hombres que abanonaban las riquezas y los bienes del mundo para abrazar la pobreza, descalzos, con vestidos burdos, viviendo en lugares desiertos e inaccesibles. Todo muy extra?o, la verdad. Ha hecho muy bien en emprender este viaje. Tendr¨¢ que hablar de la libertad, porque es su obligaci¨®n, as¨ª lo exigen los papeles de la situaci¨®n contingente. Y hablar¨¢ de ella ante las televisiones de todo el mundo y los periodistas de todo el mundo. Pero,en el fondo, a ¨¦l la libertad le interesa s¨®lo hasta cierto punto, aunque acabe de rehabilitar a ese cient¨ªfico provocador que se opuso a Ptolomeo. A ¨¦l lo que le interesa es la pobreza, eso es lo que piensa, y aqu¨¦l es un continente pobre. El y su organizaci¨®n han hecho en verdad todo lo posible. Pero, evidentemente, alguien se ha equivocado.?Qu¨¦ es la libertad? El otro hombre est¨¢ pensando en ello. Est¨¢ sentado en un sill¨®n. Fuma. Hubiera podido acudir al aeropuerto un poco m¨¢s tarde. Pero ha llegado con mucho adelanto. Debe de ser por razones de ansia. Habitualmente lleva un uniforme militar verde, pero hoy se ha puesto un traje gris cruzado y una corbata azul con lunares blancos. La sala en la que se encuentra es tranquila segura. Sus guardias est¨¢n fuera y llevan a cabo su cometido. Pero ¨¦l est¨¢ ansioso. Piensa en la libertad. Qu¨¦ extra?o. ?l tiene en alta estima a la libertad. Ha luchado por ella. Le ha dedicado su vida. Ha barrido de su pa¨ªs la corrupci¨®n, los burdeles, las drogas, la miseria m¨¢s indecente, esa que campa en el resto del continente. Ha dado a su pueblo escuelas, educaci¨®n, asistencia sanitaria: una dignidad que antes no ten¨ªa. Claro que no puede decirse que su pueblo haya alcanzado el bienestar. Al contrario, la vida es espartana. O, mejor dicho, muy dif¨ªcil. Faltan muchos productos alimenticios, y muchas cosas que son necesarias en el. mundo moderno: las m¨¢quinas, la tecnolog¨ªa, el confort de la civilizaci¨®n. Es una dura vida de cuartel, que por lo dem¨¢s a ¨¦l no le molesta, porque siempre le ha gustado lo r¨²stico, pero por lo menos nadie se muere de hambre cubierto con cartones bajo los puentes, eso seguro, se dice a s¨ª mismo. Le parec¨ªa un problema resuelto. Y, en cambio, no es as¨ª. Porque lo que la gente quiere es un nivel de vida distinto, mayores productos, salir de un asedio, moverse por el mundo. Y, sobre todo, poder decir lo que se piensa, y por ello ha debido hacer callar de manera decidida a todos los que lo dec¨ªan y que confund¨ªan el poder decirlo con la verdadera libertad: pues mira t¨². Pero ?qui¨¦n era el que dec¨ªa: "Libertad va buscando, que es tan querida", y el pan que le daban no le bastaba porque le parec¨ªa demasiado salado? Seguro que era un provocador, de eso estaba convencido. Qu¨¦ cosa m¨¢s extra?a es la libertad. Y a qu¨¦ cosas le obligan los papeles de la situaci¨®n contingente. Estar¨¢n las televisiones de todo el mundo y los periodistas de todo el mundo. Pero ?qu¨¦ es lo que quieren de ¨¦l? ?l y su organizaci¨®n han hecho todo lo posible. Claramente, alguien se ha equivocado.
Hemos llegado al ¨²ltimo d¨ªa de la visita. Han sido d¨ªas verdaderamente agotadores. Y hoy los dos hombres pronunciar¨¢n sus discursos finales. Los temas son elevados, inmensos, humanos y trascendentes a la vez. Y ten¨ªan que hablar ante las televisiones de todo el mundo, ante los periodistas de todo el mundo. Pero muchos de ellos los han dejado solos. Se han marchado precipitadamente con sus aviones hacia la parte norte del continente, la rica y libre. Porque tienen que asistir a la declaraci¨®n del presidente de ese otro trozo de continente que ha sido acusado de una culpa muy misteriosa. ?Habr¨¢ fornicado? Eso es lo que el mundo quiere saber.
Ah, querido amigo, ?esta bendita humanidad! La verdad es que no somos capaces de encontrarle una soluci¨®n. Usted lo ha intentado por un lado, yo por otro... y nada: pese a todos nuestros esfuerzos no lo hemos conseguido (?qui¨¦n de los dos est¨¢ hablando?). Est¨¢n cansados. Est¨¢n viejos y cansados. El siglo tambi¨¦n est¨¢ cansado. E incluso el milenio. Todo es como si ya hubiera sido. ?Ser¨¢ tal vez el Tiempo el que est¨¢ cansado? Entretanto, la multitud aplaude, una enorme multitud ("cu¨¢nta gente en este mundo, ?verdad, amigo mio?"), y ellos miran. ?No ser¨¢ que el mundo es la invenci¨®n de Morel? La multitud sigue. aplaudiendo. Escucha las palabras pobreza y libertad (porque lo que quieren los dos hombres es luchar contra la primera y por la segunda) y aplaude m¨¢s todav¨ªa, como es justo. Y la pobreza desaparecer¨¢ y la libertad llegar¨¢ tambi¨¦n para ellos, como es justo. Los dos hombres saben eso tambi¨¦n. En la plaza
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de Tiananmen se ha abierto el McDonalds m¨¢s grande del mundo. Lo abrir¨¢n aqu¨ª tambi¨¦n, de eso no hay duda. (?Qui¨¦n de los dos hombres est¨¢ pensando eso?).
La Historia, o el Tiempo, depende, se encuentra en un intermedio, piensan. Eso es lo que est¨¢ sucediendo: estamos en un intermedio del Tiempo. Y en los intermedios nacen los ¨ªdolos. Levantan los ojos hacia el cielo, por encima de la multitud, y en el horizonte se perfila un ¨ªdolo enormne: rojo, met¨¢lico y cil¨ªndrico. Qu¨¦ ¨ªdolo tan extra?o, no se parece ni al Becerro de Oro contra el que luch¨® Mois¨¦s ni a las estatuas de mal gusto de los ¨ªdolos que han sido abatidas recientemente. Es un ¨ªdolo ¨¢gil, espumoso y juvenil, con numerosas gotitas que le resbalan por las paredes rutilantes. Es un ¨ªdolo ligero. Mejor dicho, light. Los dos hombres se miran. ?Ser¨¢ una visi¨®n apocal¨ªptica? ?Qu¨¦ hacer? (?qui¨¦n de los dos dice esta frase?, ya la hemos escuchado). Es el intermedio de la Historia. O del Tiempo. R¨¢pido, nos urge un Fil¨®sofo. O mejor, un Ide¨®logo. O mejor, un Te¨®logo. O mejor, un Milagro. Pero que sea un gran fil¨®sofo. O un gran ide¨®logo. O un gran te¨®logo. O un gran milagro. Para que todo vuelva a empezar. Todo, absolutamente todo. Algo que reverdezca, que sacuda, que d¨¦ nueva vida al Tiempo y a la Historia. Porque hay un gran cansancio de todo. Y no se puede comenzar el nuevo milenio con este cansancio. Lo que hace falta es una idea, una gran idea. ?Y si convoc¨¢ramos un concurso universal?
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