La primera en la frente
A¨²n no asamos y ya pringamos. La primera en la frente. Si la novillada inaugural de la feria valdemorillana constituye una premonici¨®n de lo que va a suceder en la temporada, arreglada est¨¢ la fiesta. A quien Dios se la de San Pedro se la bendiga. Y, adem¨¢s, que cada palo aguante su vela. O dicho de otra manera: el ¨²ltimo en salir que apague la luz.
Porque la novillada inaugural de la primera feria del a?o fue un desastre. El novillo que abri¨® plaza en cuanto le presentaron capote ya estaba hocicando la arena. A los cinco restantes les ocurri¨® igual. Tras los hocicamientos por el mojado arenal dieron los seis en caer y para el ¨²ltimo tercio se desplomaban de s¨²bito como si una siniestra mano negra les hubiera quitado la alegr¨ªa de vivir.
Vergara / Mart¨ªnez, Vera, Ruiz
Novillos de Hermanos Vergara, bien presentados aunque varios sospechosos de pitones; totalmente inv¨¢lidos. Curro Martinez: estocada y rueda de peones (silencio); dos pinchazos, estocada corta atravesada -aviso-, descabello y se tumba el novillo (silencio). Rey Vera: dos estocadas atravesadas (silencio); cuatro pinchazos, estocada trasera, descabello -aviso- y tres descabellos (silencio). An¨ªbal Ruiz: media estocada baja y cuatro descabellos (aplausos y saluda); estocada perdiendo la muleta y dos descabellos (vuelta por su cuenta).Plaza de Valdemorillo, 4 de octubre. la corrida de feria. Cerca del lleno.
Los seis hocicaban, trastabillaban, pegaban tumbos, se desplomaban, perd¨ªan el sentido, rodaban y se quedaban yertos. Un rato despu¨¦s volv¨ªan en s¨ª, se incorporaban cansinos, caminaban perplejos y, ya puestos, embest¨ªan tranquilos, sin tomar venganza, sin incordiar a nadie, sin ¨¢nimo de molestar.
Inv¨¢lidos y fieles a su buena crianza: as¨ª eran los novillos. Y los novilleros, lejos de agradec¨¦rselo, lejos de situarse a la altura de las cincunstancias, lejos de sentir un m¨ªnimo de verg¨¹enza torera, iban y se pon¨ªan farrucos.
No es lo grave que estos tres novilleros -y otros 300 que pululan por ah¨ª- carecieran de ciertos recursos elementales, o les faltara t¨¦cnica, o desconocieran el arte, sino que actuaban altaneros y montaban una rid¨ªcula fantasmagor¨ªa.
Pegaban pases, m¨¢s bien malos y, al rematar las tandas, se marchaban de la cara del novillo con altaneras actitudes, lo miraban con desprecio, tiraban al aire una pu?ada con ese adem¨¢n que quiere decir "?Te daba as¨ª...!". Los madrile?os castizos -de los que hab¨ªa en el grader¨ªo una nutrida representaci¨®n- a esas actitudes las suelen llamar fantasmadas.
Fantasmas rebullendo por un coso donde la gente s¨®lo quiere divertirse, la afici¨®n s¨®lo quiere ver lidia aut¨¦ntica, la banda s¨®lo quiere tocar Nerva.... Oh, qu¨¦ decepci¨®n de festejo inaugural, de novillada, de fiesta de los toros.
Los dos primeros espadas, que dicen ser y llamarse Curro Mart¨ªnez y Rey Vera, montaron sus faenas iniciales a base de derechazos. El natural, para el gato. An¨ªbal Ruiz, que veronique¨® fren¨¦tico e instrument¨® rogerinas peripat¨¦tico, le dio al tercero los primeros naturales de la tarde -apenas media docena; no se iba a exceder- en el grueso del trasteo, entre derechazos, intercalaba tremendismos. De este tenor: le desarmaba el novillo y entonces se tiraba de rodillas haci¨¦ndole gestos retadores; le derrotaba, y se le dibujaba la expresi¨®n del que est¨¢ amenazando de muerte.
La segunda parte de la funci¨®n transcurri¨® poco m¨¢s o menos. Los tres novilleros parec¨ªa que se iban a comer al novillo cuando lo ten¨ªan a distancia y cuando se les ven¨ªa ya se aliviaban con el pico, ya hurtaban de la embestida la pierna contraria escondi¨¦ndola atr¨¢s, ya ten¨ªan perdido el temple, desconocido, el mando, el arrojo echado al olvido. Y, mientras tanto, los novillos segu¨ªan hocicando, trastabillando, cayendo de boca, de rabo, de costado o a plomo.
Los toros inv¨¢lidos; los toreros pegando derechazos a miles; la banda atacando Nerva. Si ese va a ser el signo de la temporada, mejor ser¨¢ dedicarse al parch¨ªs.
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