Karla
?Que esto os sirva para que Dios os d¨¦ la paz?, dijo Karla Faye mientras entraba en ese quir¨®fano inverso donde le extirparon la vida con anestesia local. ?Dios bendiga a Karla?, manifest¨® por su parte George Bush a modo de despedida, antes de hacer caja para ver la recaudaci¨®n del d¨ªa, expresada en intenci¨®n de voto. Lo m¨¢s llamativo es quiz¨¢ el hecho de que el verdugo y la v¨ªctima consumieran los mismos productos religiosos. Cabr¨ªa la esperanza de que dos personas con trayectorias tan diferentes pertenecieran tambi¨¦n a l¨®gicas o logias distintas. Pero no: la influencia de la publicidad no respeta clases sociales ni condiciones culturales: nada. Desde el punto de vista del mercado informativo, habr¨ªa sido m¨¢s interesante tambi¨¦n que la mujer entrara en la unidad de cuidados intensivos de la prisi¨®n tejana profiriendo blasfemias, cisc¨¢ndose en la madre de Bush y haciendo un corte de mangas a los mass media, incluso a los menoss media, a todos, en fin, los que agarrados como chinches al tejido medi¨¢tico en plan minoristas o mayoristas de la informaci¨®n, lo mismo da, esper¨¢bamos la liberaci¨®n de la mercanc¨ªa para volar con ella a nuestro tenderete del supermercado global. Pero parece que la pasi¨®n por las actitudes pol¨ªticamente correctas no le abandona a uno ni en la antesala de la muerte. Est¨¢s a punto de que te achicharren en la silla el¨¦ctrica y en lugar de decir una frase hist¨®rica, s¨®lo se te ocurre darle los buenos d¨ªas al t¨¦cnico de mantenimiento.
Hasta las correas que cruzaban el pecho de la v¨ªctima y los herrajes que llevaba en las mu?ecas y tobillos parec¨ªan sacados de una pel¨ªcula porno convencional. Quiz¨¢ se trataba de eso, de hacerlo pasar todo por una escena dom¨¦stica de clase media para que nos hagamos una idea de hacia d¨®nde va el mundo. Viva Dios.
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