La voz y los sonidos del XVIII

Entre el desfile de grandes formaciones orquestales, el ciclo Iberm¨²sica ofrece puntos de reposo -solistas, grupos de c¨¢mara- que con frecuencia nos deparan noches de excelent¨ªsima m¨²sica. As¨ª sucedi¨® el jueves con la Tafelmusik Orchestra que dirige su fundadora, Jeanne Lamon. Contando con la colaboraci¨®n de otra artista canadiense, la soprano Nancy Argenta, los grandes m¨²sicos visitantes construyeron un programa precioso y sumamente interesante: sinfon¨ªas de Haydri y Boccherini, arias y un motete de Haydn y Mozart.El largo ciclo sinf¨®nico de Haydn se alza como suma ejemplar de invenciones nacidas a lo largo de casi 40 a?os (1757-1795) sin la cual ser¨ªa incomprensible la m¨²sica europea del siglo XVIII, la misma existencia creadora de Mozart y Beethoven y el singular costado latino de Boccherini. Por ser la preferida de Mar¨ªa Antonieta, la Sinfon¨ªa n¨²mero 85, de Haydn, es conocida con el sobrenombre de La Reina, reforzado adem¨¢s por evidentes connotaciones de signo franc¨¦s: ecos de Lully o presencia de la melod¨ªa tradicional la gentile et jeune lisette en el alegretto. Todo ello dentro de un fuerte, a¨¦reo y libre formalismo.

Con el sinfonismo de Boccherini se ha sido y se es injusto, pues representa una manera original en el tratamiento, con la rica individualizaci¨®n instrumental, y en la invenci¨®n, tanta veces hispanizante como en el minueto de la Sinfon¨ªa en re menor que tiene algo de afandangado, adem¨¢s de un sentimiento y una coloraci¨®n melanc¨®licos s¨®lo explicables por la prolongada biograf¨ªa madrile?a del m¨²sico de Lucca.

Nancy Argenta, artista flexible y dominadora de los estilos, hizo delicias en dos arias de Haydn, una de la ¨®pera La inflidelt¨¢ delusa y otra escrita para La frascatana, de Paisiello, m¨¢s la a?adida como propina, Un moto de Goia mi sento, que Mozart dedic¨® a la cantante Adriana Ferrarese cuando revis¨® Las bodas de F¨ªgaro. En fin, el c¨¦lebre Exultate jubilate, escrito en Mil¨¢n en 1773 para el castrato Venanzio Rauzzini.

Una veintena de instrumentistas de arco m¨¢s los vientos necesarios, se conjuntan con inusitada perfecci¨®n en la Tafelmusik. Su orientadora y l¨ªder, Jeanne Lamon, imprime a las versiones gran vitalidad sin renunciar a puntos de vista historicistas. Es algo as¨ª como la evocaci¨®n del pasado que alcanza mayor categor¨ªa art¨ªstica que la pintura o reconstrucci¨®n real. El ¨¦xito fue muy grande.