El crimen y las bellas artes
Dada la actual situaci¨®n televisiva de pensamiento ¨²nico (y d¨¦bil) que se concreta en la sobredosis de comedias blandas que compiten, en todas las cadenas, por los favores del p¨²blico, la aparici¨®n en la parrilla de TVE- 1 (los jueves a medianoche) de una serie como La virtud del asesino constituye una rareza muy de agradecer: no s¨®lo de m¨¦dicos de familia deber¨ªa vivir el espectador.La virtud del asesino es un thriller de inspiraci¨®n norteamericana que se centra en las andanzas criminales de Ariel Lamb¨¦rt, el hu¨¦rfano de un arist¨®crata franc¨¦s y una burguesa catalana que cree, como Thomas de Quincey, que el asesinato puede ser considerado como una de las bellas artes. Lamb¨¦rt (Nacho Duato, en su segunda experiencia audiovisual tras el largometraje pr¨¢cticamente clandestino Puro veneno) vive en un palacete con su mayordomo, constituyendo una versi¨®n delictiva del millonario Bruce Wayne, alias Batman, y su fiel Alfred. Desde su particular barcave, Lamb¨¦rt planea los cr¨ªmenes que le permitan escribir un libro titulado, precisamente, La virtud del asesino. Para el primer cap¨ªtulo del libro (del libro y de la serie), Lamb¨¦rt elige como v¨ªctima a una escritora brit¨¢nica instalada en Madrid, Elizabeth Ivors, consiguiendo que el crimen parezca un suicidio.
Pero la duda entrar¨¢ en el cerebro del inspector Santalla (Sancho Gracia) cuando se produzca una extra?a llamada an¨®nima a un programa de radio especializado en cr¨ªmenes que conduce una especie de Arribas de Castro de la cr¨®nica negra. Hasta ah¨ª llega el primer cap¨ªtulo de una serie tan imperfecta como estimulante. Imperfecta, a tenor de lo visto (sus responsables prometen m¨¢s acci¨®n a partir de ahora), por lo moroso de la narraci¨®n y por un cierto exceso de literatura en los di¨¢logos. Estimulante porque engancha al espectador en una de esas tramas polic¨ªacas que no hay por qu¨¦ dejar siempre en manos de los norteamericanos, abriendo un camino que deber¨ªa tener continuidad, aunque salga m¨¢s caro y requiera m¨¢s ingenio que el que se emplea en fabricar telecomedias.
Dirigida con solvencia por Roberto Bodegas y producida por Patxi Andi¨®n (que colabora en el gui¨®n e, incluso, se marca un tema musical que recuerda a los que escribi¨® Ry Cooper para Par¨ªs, Texas), La virtud del asesino es un muy digno intento de hispanizar el g¨¦nero negro. Y aunque habr¨¢ que esperar al final de su emisi¨®n para sacar conclusiones definitivas, es indudable que los castigados telespectadores como quien esto firma acogen su presencia en la noche de los jueves como una bendici¨®n divina.
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