Un trotamundos curioso

Rafael Lapesa Melgar naci¨® en Valencia el 8 de febrero de 1908, aunque la familia se traslad¨® a Madrid cuando el hoy acad¨¦mico apenas era un ni?o. En la capital ha transcurrido la mayor parte de su vida y ha desarrollado casi toda su obra, pero su condici¨®n de profesor y su vocaci¨®n de trotaundos llevaron a Lapesa -junto a su a?orada mujer, Pilar Lago, fallecida a mediados de los ochenta- a residir durante temporadas en Estados Unidos, en varios pa¨ªses latinoamericanos y en regiones espa?olas como Asturias, Castilla, Valencia o Andaluc¨ªa.En la posguerra, Lapesa tuvo dificultades, y esa insoportable atm¨®sfera de los a?os duros del franquismo le hizo aceptar la invitaci¨®n de su maestro Am¨¦rico Castro para impartir clases en Estados Unidos. "Fui para un a?o y al final pas¨¦ all¨ª cinco. Castro pens¨® que me quedar¨ªa, pero Espa?a me tiraba mucho. Ahora bien, Estados Unidos me sirvi¨® para ponerme al d¨ªa en las innovaciones ling¨¹¨ªsticas".

No ha tenido hijos Rafael Lapesa y durante la conversaci¨®n sus ojos s¨®lo se ensombrecen cuando habla de su mujer o cuando recuerda los recientes fallecimientos de sobrinos. "Hubiera sido bonito ense?ar a un hijo, aunque he tenido miles de hijos-alumnos", comenta el anciano ling¨¹ista.

Cat¨®lico creyente, cuando se le pregunta c¨®mo se siente de ¨¢nimos a sus 90 a?os de edad, Lapesa responde en tono socarr¨®n: "El famoso historiador del arte Manuel G¨®mez Moreno dec¨ªa, cuando ya estaba muy viejo, que sobre todo sent¨ªa curiosidad por pasar a la otra vida. Pues a m¨ª me pasa lo mismo".