Fracaso en la inauguraci¨®n
El colapso al final de la ceremonia de apertura record¨® a Atlanta
Atlanta bis. Con m¨¢s fr¨ªo, pero no demasiado, se produjo la ya hist¨®rica repetici¨®n del desastre veraniego. En la capital del imperio americano era de noche y miles de personas quedaron sin transporte y abandonadas durante tres y cuatro horas tras la ceremonia de apertura. Ayer, cerca de la capital del imperio japon¨¦s, era de d¨ªa y luc¨ªa un sol impropio de una ¨¦poca invernal, que sirvi¨® para dar toda la luz al nuevo colapso. Ni el Nagano Winter Olympics Navigator System (NWONS), ni el Vehicle Information & Communication System (VICS), ni el Universal Traffic Management System (UTMS), ni el Mobile Operation Control System (MOCS), ni el Dynamic Route Guidande System (DRGS). Nada. Cinco sistemas ultramodernos de control para la fluidez del tr¨¢fico, puestos en marcha con motivo de los Juegos, que no sirvieron para solucionar el gran atasco. Y todo fue tras una ceremonia aburrida, con pocos momentos atractivos, que no pudieron salvar los reiterados simbolismos por la paz, especialmente la presencia con la antorcha del brit¨¢nico Chris Moon, activista contra las minas antipersonales que le costaron una pierna y un brazo.Es posible que ni en el NWONS ni el VICS, ni el UTMS, ni en el MOCS ni en el DRGS se incluyera una variable fundamental: el emperador. Sin contar que Akihito, con la emperatriz Michiko, deb¨ªa salir del estadio y ello supon¨ªa unas medidas de seguridad desorbitadas, no hay sistema que digiera la papeleta. El CD-room del primer d¨ªa se llen¨® de un virus de tama?o regular. Porque el desastre imperial le debi¨® romper m¨¢s esquemas a todo el entramado tecnol¨®gico y los autobuses normales desaparecieron durante casi dos horas. Sus pantallas deb¨ªan decirles a los conductores con guantes blancos y gorra de plato que all¨ª no se mov¨ªa nada, porque eso es lo que ocurr¨ªa. Y la orden de deshacer el entuerto tard¨® demasiado en llegar. Eso s¨ª, menos tiempo que en Atlanta, pero aqu¨ª las cifras son menores.
La conclusi¨®n no pudo ser peor. De nuevo asaltos y peleas por el primer autob¨²s que pasara, y desbordamiento, aunque con formas muy civilizadas (correcci¨®n japonesa), de polic¨ªas y voluntarios. Pero de nada sirve toda la tecnolog¨ªa del planeta si en cuanto se produce un cortocircuito, en lugar de volver a poner simplemente los plomos, estalla la tercera guerra mundial.
El temor a partir de hoy, cuando se espera un empeoramiento del tiempo como se not¨® a ¨²ltima hora de ayer, es evidente. Aparte de la tecnolog¨ªa se ha empezado a echar, de menos que alguien improvise con sentido com¨²n.
Los ¨²ltimos entrenamientos del descenso masculino fueron precisamente ya alterados por las malas condiciones meteorol¨®gicas. No s¨®lo se empezaron con dos horas de retraso para quitar la mucha nieve ca¨ªda la noche anterior, sino que cada manga de las tres en que se dividieron los entrenamientos, incluido uno de la combinada, se retras¨® sucesivamente una hora por falta de visibilidad. De nuevo los austriacos volvieron a demostrar que dif¨ªcilmente se les puede escapar la carrera, si es que se puede disputar.
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