?Manipulaci¨®n?
Es comprensible que los dirigentes de Izquierda Unida (IU) est¨¦n preocupados ante lo que tiene toda la apariencia de constituir una actuaci¨®n que puede resultar no s¨®lo da?ina para la imagen de la coalici¨®n, sino incluso posiblemente ilegal, como es la entrega del fichero automatizado de datos personales de sus afiliados, sin su consentimiento, a una empresa privada con el fin de proceder a su actualizaci¨®n. ?sa es una cuesti¨®n que deben dilucidar entre ellos los dirigentes y militantes de IU, adem¨¢s de la Agencia de Protecci¨®n de Datos, que deber¨¢ resolver en el sentido que proceda el expediente 69/98 abierto sobre dicha actuaci¨®n.Pero que se diga, como ha hecho el coordinador de IU, Julio Anguita, que la informaci¨®n de EL PA?S sobre el asunto "es un caso de manipulaci¨®n escandalosa" es algo que afecta sobre todo a los lectores de este peri¨®dico (tambi¨¦n a quienes lo hacen) y, desde luego, al Defensor del Lector, que no puede quedarse impasible ante una acusaci¨®n que, de ser cierta, apuntar¨ªa a la vulneraci¨®n de elementales principios de ¨¦tica period¨ªstica. Es un caso que justifica con creces que este defensor del lector act¨²e de oficio en el marco del estatuto que regula sus funciones desde 1986.
Por lo que se deduce de la acusaci¨®n hecha por Anguita y los responsables directos de la iniciativa -hay que pasar por alto los juicios de intenciones que suelen hacerse cuando una noticia no agrada-, la imputaci¨®n concreta que se hace a la informaci¨®n de este peri¨®dico es que no ha sido contrastada. ?Es as¨ª realmente? Veamos. Lo primero que procede es hacer un an¨¢lisis de esa informaci¨®n. Despu¨¦s, indagar c¨®mo ha sido realizada.
Lo sustancial de la informaci¨®n est¨¢ contenido en los art¨ªculos publicados en las ediciones del 2 y el 3 de febrero. El primero, titulado La direcci¨®n de IU pone en manos de una empresa su fichero de afiliados, mereci¨® la portada del peri¨®dico del citado d¨ªa 2. En ¨¦l se recog¨ªan los dos hechos b¨¢sicos de la noticia: la entrega por la direcci¨®n de IU a la empresa Eurobroker Hardware del fichero de sus afiliados para proceder a su actualizaci¨®n, sin que aqu¨¦llos fueran advertidos, y la indignaci¨®n que esa iniciativa hab¨ªa provocado entre militantes y dirigentes de la coalici¨®n. La informaci¨®n daba cuenta de c¨®mo hab¨ªa sido conocida esa iniciativa: el env¨ªo a los afiliados de IU -incluso a los que ya han dejado de militar, como los expulsados de Nueva Izquierda- de una tarjeta de Eurobroker Hardware, en la que figuraba el anagrama de la coalici¨®n, con la solicitud de datos tales como direcci¨®n, tel¨¦fono, fecha de nacimiento, sexo, estudios, profesi¨®n, cargo pol¨ªtico o sindical y tipo de afiliaci¨®n sindical. Una reproducci¨®n de la referida tarjeta ilustraba la informaci¨®n.
En el art¨ªculo publicado el d¨ªa siguiente, 3 de febrero, con el t¨ªtulo IU paraliza la operaci¨®n de recabar datos de sus militantes a trav¨¦s de una empresa, se recog¨ªa la nota de la direcci¨®n federal de IU admitiendo el hecho de la entrega, pero negando que fuera ilegal y que pudiera dar lugar a la comercializaci¨®n de los datos. La informaci¨®n conten¨ªa tambi¨¦n el punto de vista del responsable de la decisi¨®n, al tiempo que daba cuenta del anuncio de algunos dirigentes de Nueva Izquierda de poner el caso en manos de la Agencia de Protecci¨®n de Datos. En un recuadro se resaltaba la declaraci¨®n del administrador de Eurobroker Hardware admitiendo haber recibido el fichero de afiliados, garantizando su confidencialidad. La posible comercializaci¨®n de los datos entregados era presentada como un riesgo, sentido y se?alado por algunos militantes, pero no como un hecho. Y el t¨¦rmino cesi¨®n, que tiene unas determinadas connotaciones legales, siempre ha sido utilizado en su acepci¨®n m¨¢s amplia de "entrega" y "puesta en manos de".
Hasta aqu¨ª el an¨¢lisis de la informaci¨®n, del que no parece desprenderse vulneraci¨®n de principio ¨¦tico y profesional alguno. ?El de veracidad? Los hechos son incontestables. ?El de contraste de las fuentes? La fuente originaria de la noticia fue contrastada con otras fuentes internas de IU, con la empresa receptora del fichero y encargada de su actualizaci¨®n y con la irrefutable fuente documental de la tarjeta enviada a los afiliados. Tampoco se observa en la informaci¨®n ning¨²n juicio de valor por parte de quien la hace. Son los afectados por los hechos quienes los analizan y alertan sobre sus consecuencias. ?Hubiera debido EL PA?S haber silenciado la noticia? Entonces s¨ª que habr¨ªa vulnerado los c¨®digos ¨¦ticos y, fundamentalmente, el derecho y el deber constitucional de informar.
?C¨®mo fue realizada la informaci¨®n? Su autor, el periodista Rodolfo Serrano, responde a esta pregunta del Defensor del Lector, respetando obviamente el secreto de sus fuentes informativas. "El origen de la informaci¨®n", se?ala Serrano, "arranca de una llamada de un militante an¨®nimo que me avisa de lo que se est¨¢ produciendo. En principio, no le di demasiada importancia, aunque anot¨¦ el hecho para preguntar a otras fuentes. Hubo otras llamadas, incluidas las de dirigentes cualificados que me hicieron constar la misma queja, con el a?adido de una valoraci¨®n pol¨ªtica por lo que supon¨ªa de injerencias de la direcci¨®n en las federaciones y el uso que hac¨ªa de unos datos que no eran de la direcci¨®n federal. Me puse en contacto con otras fuentes y ped¨ª que se me suministrara la tarjeta en cuesti¨®n, como prueba. Todos me confirmaron la indignaci¨®n por el hecho de que sus datos estuvieran circulando. Tambi¨¦n lo comprob¨¦ con fuentes internas de la propia IU, que me rogaron respetara el anonimato. En el clima existente en IU para confeccionar los ¨®rganos de direcci¨®n era comprensible este ruego, que he respetado". Respecto de la acusaci¨®n de Julio Anguita de no haber "constatado" la noticia, Serrano arguye que "s¨®lo basta decir que no hay mejor constataci¨®n que la tarjeta y que no se haya negado nada de la informaci¨®n. Adem¨¢s de con fuentes de IU, la informaci¨®n fue consultada con un responsable de una instituci¨®n de defensa del ciudadano que confirm¨® la importancia de los hechos y su posible ilegalidad".
Es posible que a los lectores les parezca demasiado prolija la explicaci¨®n. Pero el tema y ellos mismos se merec¨ªan la aclaraci¨®n m¨¢s exhaustiva. As¨ª podr¨¢n juzgar con conocimiento de causa los hechos y verificar si han sido manipulados. Los hechos, en tanto que son ciertos y no son ni pueden ser desmentidos, como en este caso, son sagrados. La opini¨®n que merezcan es libre.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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