"Defiendo la naturaleza como el que m¨¢s"
Eduardo Chillida, de 73 a?os, vive estos d¨ªas un ritmo de ajetreo. El pasado viernes se abri¨® en la Academia de Bellas Artes de San Fernando una exposici¨®n de un libro de serigraf¨ªas con las que ilustra 16 manuscritos de Juan Sebasti¨¢n Bach. Ma?ana asistir¨¢ en la galer¨ªa Nieves Fern¨¢ndez (Monte Esquinza, 25) a la inauguraci¨®n de la muestra de terracotas que acaban de llegar de unas exposiciones en varios museos de Europa. Y adem¨¢s de estar presente en diversas casetas de Arco, la galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez (General Casta?os, 9) presenta una exposici¨®n que Chillida se reparte con Mark Rothko, con quien ya comparti¨® espacio en 1962, en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Basilea, en la primera muestra europea del ilustre pintor norteamericano.Junto a estas exhibiciones de sus trabajos m¨¢s peque?os, Chillida sigue trabajando en proyectos visionarios. Uno de ellos, la escultura que se instalar¨¢ en la plaza que concentra las grandes pinacotecas de M¨²nich, titulada Buscando la luz. Otro, el jard¨ªn del siglo XVIII que Chillida ha recuperado en las afueras de San Sebasti¨¢n, territorio donde sus esculturas conviven con los ¨¢rboles y que est¨¢ llamado a ser, cuando se abra al p¨²blico a partir del verano, una de las grandes atracciones tur¨ªsticas del Pa¨ªs Vasco. Y un tercero, que ha despertado la pol¨¦mica: el espacio c¨²bico de 50 metros de lado que se cavar¨¢ en Fuerteventura dentro de la monta?a de Tindaya, invisible desde fuera, un proyecto cuya delicadeza y genialidad han sido puestas en duda por algunos grupos ecologistas. Una gran escultura "para la tolerancia, para los hombres de todas las razas y colores", seg¨²n Chillida. "Una obra muy bella y original", "un espacio interior metaf¨ªsico", seg¨²n el escultor canario Mart¨ªn Chirino.
"Tenemos toda la raz¨®n y ellos muy poca", afirma Chillida, que est¨¢ convencido de que los ecologistas contrarios al proyecto "lo juzgan sin conocerlo". Chillida explica que el proyecto de Tindaya "si algo tiene es para los dem¨¢s". "Yo no voy a cobrar", a?ade, "lo ¨²nico que he pedido es el espacio interior de la monta?a para demostrar que todos somos hermanos. Es la misma idea que me llev¨® a crear el Elogio del horizonte de Gij¨®n, s¨®lo que aqu¨ª se ver¨¢ amplificada por la escala".
Durante toda su carrera, Chillida dice haber defendido la naturaleza "como el que m¨¢s". "Yo me la he jugado en Lem¨®niz, porque hice el p¨®ster en contra de la central nuclear aquella. En general, he mantenido siempre una postura ecol¨®gica. Pero los que protestan no me conocen, no saben una palabra de m¨ª, no les intereso lo m¨¢s m¨ªnimo. Siempre he sentido una gran simpat¨ªa por el movimiento ecologista, y estoy dispuesto a apoyarles siempre que quieran. Pero a los ecologistas razonables, no a estos que no s¨¦ ni qui¨¦nes son y en cuya postura no hay nada importante del ecologismo. Si sus reclamaciones fueran importantes no actuar¨ªan as¨ª, desde luego". "Y si lo que quieren es asustarme, tampoco lo van a conseguir, yo no me asusto f¨¢cilmente", a?ade el escultor en referencia a las llamadas telef¨®nicas y an¨®nimos insultantes que ha recibido.
El ¨²ltimo episodio del enfrentamiento ha sido una carta enviada la semana pasada al escultor, en la que la denominada Coordinadora Monta?a de Tindaya afirma que el proyecto no es sino una "mera coartada para continuar con el negocio de extracci¨®n minera y la especulaci¨®n inmobiliaria". El colectivo no dirige sus cr¨ªticas al proyecto de Chillida, sino a los "oscuros intereses" que se esconden tras ¨¦l.
Eduardo Chillida responde que de producirse la especulaci¨®n que denuncia la Coordinadora Monta?a de Tindaya ¨¦l ser¨ªa el primero en abandonar el proyecto. El escultor no acaba de comprender que una creaci¨®n art¨ªstica como la suya sea centro de pol¨¦mica. "Nunca he entendido el porqu¨¦ de esta campa?a", afirma. "Dicen que vamos a sacrificar la monta?a, y no es as¨ª: la vamos a salvar. Es una monta?a de la que est¨¢n sacando piedra de todas partes, y eso se va a acabar. Tambi¨¦n dicen que el Gobierno canario va a hacer hoteles y a especular en la zona. Yo lo he advertido p¨²blicamente: si eso es as¨ª, abandonar¨¦. Pero el Gobierno canario se ha comprometido por escrito a no hacer nada en la explanada. Todo se va a respetar a la perfecci¨®n. Nosotros s¨®lo vamos a penetrar dentro de la monta?a para comunicar con el sol, la luna y el horizonte, para crear un espacio en el que el hombre se sienta disminuido en su dimensi¨®n f¨ªsica y hermano de los dem¨¢s hombres. Es una idea que no voy a abandonar as¨ª como as¨ª". Chillida hace referencia a una carta en la que el Gobierno canario se compromete a "respetar en su totalidad la idea art¨ªstica de Eduardo Chillida". "El Gobierno canario afirma tajantemente", a?ade la carta, "que tanto en la monta?a de Tindaya como en su entorno no habr¨¢ ni aparcamientos ni ascensores, ni se construir¨¢n hoteles ni urbanizaciones ni en la monta?a ni en los alrededores".
La sensibilidad ecol¨®gica de Chillida se pone tambi¨¦n de manifiesto en Zabalaga, el jard¨ªn en el que una treintena de grandes esculturas conviven con cedros, casta?os, chopos y laureles. "All¨ª no se toca un ¨¢rbol", se?ala el escultor. "Estamos arreglando los caminos, y cuando se recluten todas las piezas de todas las exposiciones que he tenido este a?o por ah¨ª, y se rematen algunas cosas y se termine de arreglar una peque?a construcci¨®n al lado de la entrada, estaremos preparados para abrir al p¨²blico".
Fue precisamente en Zabalaga donde Chillida estrech¨® la mano de Jorge Oteiza el pasado diciembre, terminando as¨ª con una enemistad de tres d¨¦cadas. "Le quise invitar a que viniera a Zabalaga y nos dimos un abrazo y se ha acabado el problema", recuerda Chillida. "Luego ha estado comiendo en casa y nos hemos visto varias veces. Cuando pasan este tipo de cosas es muy dificil la reconciliaci¨®n pero, afortunadamente, hemos podido reconciliamos. Creo que m¨¢s gestos como ¨¦ste ser¨ªan positivos en Euskadi".
Entre los preparativos para la apertura de Zabalaga y las exposiciones de Madrid, Chillida ilustra un libro inspirado en Parm¨¦nides y trabaja en la escultura para M¨²nich Buscando la luz, tres piezas que ir¨¢n colocadas entre las dos pinacotecas existentes, m¨¢s la nueva actualmente en construcci¨®n, "que se van abriendo hacia arriba, como olas cada vez m¨¢s anchas, cerrando un espacio al que se puede entrar por un lado". "Es una pieza que parece absolutamente maciza y sin embargo est¨¢ abierta por dentro", a?ade, "se puede entrar por una cara y todas ellas van buscando la luz".
Ma?ana, Chillida asistir¨¢ en Madrid a la inauguraci¨®n de la muestra en la galer¨ªa Nieves Fern¨¢ndez, pensada en homenaje a la galerista. "Es una mujer que ha hecho buenas exposiciones y colecciones, como la de Telef¨®nica, entre otras", dice. "Y ahora resulta que el Comit¨¦ de Arco no la considera aceptable para que pueda exponer en dicho encuentro. Conozco la sensibilidad para el arte de Nieves Fern¨¢ndez y me pregunto que c¨®mo es posible. Por eso le he dejado terracotas y gravitaciones, que vienen de exposicionesrecientes en Alemania y Holanda, para exponerlas en su galer¨ªa".
Babelia
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