Quiz¨¢ tengas raz¨®n
Es eso lo que he o¨ªdo, al menos nueve veces, caer de otras tantas y distintas bocas, a lo ancho y zigzagueante del primer tanteo, minado de frenazos personales o de estilo, como ¨¦ste, por la moqueta laber¨ªntica y sufrida de la feria de arte Arco 98, "me llevo ocho", en plan cr¨ªptico y sin haber motivos, base electrizada de un importante evento cultural que, dicho quede al paso, por algo ha de empezar a abrir boca con la Pasarela Cibeles y luego, claro, terminar de cerrarse justo cuando aqu¨ª empiezan y ya no cesan los aut¨¦nticos carnavales, a?os tras a?o y hasta el a?o que viene si Al¨¢ lo quiere. ?Y eso est¨¢ bien? Est¨¢ bien. De hecho, todo est¨¢ bien: Espa?a, Portugal y Ocean¨ªa, el devoto y el iconoclasta ("pa tos hay sitio"), la tarara o el neocharlest¨®n. Como est¨¢ bien que yo reclame el entendimiento general del comienzo de este art¨ªculo como mera entradilla period¨ªstica, idealmente negrita, concebida con el noble prop¨®sito de estimular o desanimar al lector resaltando lo esencial del caso que a continuaci¨®n va a ser relatado de forma m¨¢s realista o dispersa, en la cual quepa todo y, "de alguna manera", nadie se quede sin saber el precio del art¨ªculo y del punto, que as¨ª se escribe la historia.Pues bien, llegados a ese estado agotador, recomencemos por reconocer y reafirmar que la frase de este a?o en Arco 98 es la que es: "Quiz¨¢ tengas raz¨®n". Uno la dice con resignaci¨®n o con fe, que vienen a ser lo mismo. El otro, venga de donde venga el consuelo, va, vuelve y la agradece. Y es dicha as¨ª tal frase, sin gui¨®n o rectitud de signo proverbial que la preceda, redicha con frialdad, espont¨¢nea al tiempo, hacia adentro, tomando las comillas por un doble par¨¦ntesis, bordando el sabio gesto de caer en la cuenta en ese instante, dudando, en fin, la leche de eso que as¨ª se otorga, m¨¢s por simple escarmiento que por retorcido placer, aunque de lleno manteniendo el tipo de excursionista. Ante tant¨ªsimo paranoico art¨ªstico, algunos intervencionistas han ideado este santo y se?a para deslizarse con serenidad mientras te cruzas, te alegras o te estampas, te das por aludido o te confundes con quienes, a fin de cuentas, han venido tambi¨¦n a convivir, sin excesivo sufrimiento, con todo lo que haga falta.
Por supuesto, acaba all¨ª por no faltar lo universal de nada, gratuito o costoso. Pues se sigue al pie del esp¨ªritu, al filo del azar y del olfato, la l¨ªnea retozona de aquella despiadada creencia de Giordano Bruno, resumible en tener clar¨ªsimo que un dios que se precie de tal, aunque tan s¨®lo fuere por ser el nuestro y verdadero, ha de demostrar su omnipotencia creando toda suerte de beldades y de monstruosidades, y casi-casi como sugiriendo que recrearse en esto ¨²ltimo es se?al inequ¨ªvoca de mayor poder, de mejores agallas que las de los falsos dioses, limitados a reproducir lo obvio, lo facil¨®n, lo que est¨¢, divinamente hablando, m¨¢s chupado. De ese arte de sugerir nacen las humanas convicciones. Pero, como la gente tarda en hacerse a la idea, bien est¨¢ que el intervencionismo arqueado haya dado con la f¨®rmula ipsofacta de aceptar el conjunto sin menoscabo de la dignidad de la parte: "Quiz¨¢ tengas raz¨®n".
La frase se la han dicho a la Esfinge, clonada en otras dos rabietas para hacer tr¨ªo y medio ("?Todas queremos m¨¢s / modernidad!"); se la han dicho al que exclama: "?Por ah¨ª no paso!" ante un conejo en flor o una lata de esp¨¢rragos de pl¨¢stico, ?supersticioso aqu¨¦l!; y al que acaba de comprarse un tonel realista, con sirena envarada en el fondo, se lo han dicho tambi¨¦n: "Quiz¨¢ tengas raz¨®n". Y ese decir, mezcla de recelo y sensatez, me parece que va a quedar como una de las obras de arte m¨¢s cuajadas de la presente edici¨®n de Arco. Al lado de la propuesta mexicana de Miguel Calder¨®n y Joshua Oku, consistente en una pila de radiocaseteras robadas de los coches, acci¨®n que se proyecta en la pared gracias a que los propios artistas se filmaron mientras comet¨ªan las fechor¨ªas, deseosos de delinquir a las claras: por, amor al arte. No lo diga, en consecuencia, el visitante: "?Esa era la m¨ªa!" Dist¨ªngase, p¨®ngase a la altura, desh¨¢gase de torvos rencores y ac¨¦ptelo con ganas: "Quiz¨¢ tengas raz¨®n".
Babelia
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