Mozart inacabado

Helmut Rilling dirigi¨® a la Orquesta y Coro de RTVE en dos grandes obras incompletas de Mozart: la Misa en do mayor, K. 427 y el R¨¦quiem en re menor, K. 626. Programa denso pero tan atractivo como interesante que el maestro Rilling (Stuttgart, 1933) realiz¨® con notable perfecci¨®n para demostrar que si hay batuta, inteligencia y voluntad de trabajo, las agrupaciones radiotelevisivas pueden rendir mucho y bien.Rilling se form¨® en su pa¨ªs pero tambi¨¦n en Roma junto a Fernando German, as¨ª que parece especialmente dotado para acometer estas p¨¢ginas religiosas en las que Wolfgang Amadeus deja circular recurrentemente los aires de Italia. Se trata de dos partituras incompletas, pero nacidas de actitudes muy diversas: la Misa en do fue pensada voluntariamente por Mozart en acci¨®n de gracias por su matrimonio con Constanza que deb¨ªa ser y fue int¨¦rprete el d¨ªa del estreno.

El R¨¦quiem, en cambio, sit¨²a a Mozart en el panel de los negros m¨¢s geniales pues accedi¨® a escribirlo por encargo del conde Walsseg-Sttupach, que al presentarlo como suyo har¨ªa creer a los dem¨¢s un talento musical del que carec¨ªa. Pero el proceso final del R¨¦quiem, completado por S¨¹ssmayr y alguna otra mano, tuvo un final curios¨ªsimo: se da por primera vez, despu¨¦s de la muerte del compositor, el 2 de enero de 1793, bajo la autor¨ªa de Mozart; 11 meses despu¨¦s se escucha en Viena como obra del conde WaIsseg.

En todo caso, donde aparece Mozart, en plenitud, colaboraci¨®n o imitaci¨®n, nos encontramos frecuentemente con la belleza. No importa demasiado que en la Misa se zurcieran otros pentagramas del salzburgu¨¦s o que S¨¹ssmayr fuera tan altamente colaborador en el R¨¦quiem. Cuanto parte de Mozart alumbra en cada instante. M¨¢s todav¨ªa si un grupo de solistas avezados, un coro y una orquesta cuidadosamente preparados nos dan la imagen de un creador excepcional que, al mismo tiempo, se expresa con aparente naturalidad. Esto es lo conseguido por Rilling en su nuevo ¨¦xito en Madrid.