La obra de Francisco Tom¨¢s y Valiente
El autor rinde homenaje a la memoria de Francisco Tom¨¢s y Valiente e insta a ser fieles a su ejemplo en la defensa de los valores de la Constituci¨®n espa?ola
Todav¨ªa cercana la fecha del brutal asesinato de Francisco Tom¨¢s y Valiente, que marca el compromiso que, desde entonces, todos los dem¨®cratas de este pa¨ªs hemos contra¨ªdo de defender los valores de la Constituci¨®n de Espa?a frente a la intolerancia y la barbarie de quienes pretenden destruirla y de ser fieles al ejemplo de quien muri¨® -es terrible pensarlo- precisamente por haberla defendido, el 14 de febrero de 1996 es ya, para siempre, un hito y una conmoci¨®n en la historia de la jurisdicci¨®n constitucional de Espa?a y de nuestra democracia. Desde ese d¨ªa, el constitucionalismo -nuestro constitucionalismo- volvi¨® a ser, una vez m¨¢s, desdichadamente, una apuesta c¨ªvica y moral de todos los espa?oles.En homenaje a su memoria, doy a la luz las palabras que tuve ocasi¨®n de pronunciar en el acto de presentaci¨®n de sus Obras completas que, bajo la presidencia del Pr¨ªncipe de Asturias, tuvo lugar en el Centro de Estudios Pol¨ªticos y Constitucionales.
Estamos ante las obras completas de un jurista, historiador del Derecho por vocaci¨®n universitaria y constitucionalista, en su momento, por compromiso c¨ªvico, plenamente identificado con la opci¨®n constituyente de 1978. Un constitucionalista que procede de la Historia del Derecho. Historia y Constituci¨®n, de este modo, confluyen en la obra y en la vida de Francisco Tom¨¢s y Valiente, seg¨²n han tenido ya ocasi¨®n de recordar, por cierto, algunas de las personas que hoy nos acompa?an en este acto. Sobre esta fecunda integraci¨®n de saberes, y hasta de actitudes, dir¨¦ algo al concluir. Ahora quiero s¨®lo, a partir de una constataci¨®n casi banal, sugerir a todos ustedes una reflexi¨®n sobre el sentido de estas Obras completas.
El jurista atento a la realidad (a la realidad hist¨®rica) es, sobre todo, un pensador "de problemas", de modo que su opera omnia, como ¨¦sta de Tom¨¢s y Valiente, no muestra otra unidad que la de un determinado recorrido vital, a lo largo de los a?os, por las cuestiones, muy diversas, que el trato con el Derecho va abriendo ante el autor. A ello se debe el que en una obra de estas caracter¨ªsticas el autor mismo no "desaparezca", por as¨ª decir, tras la objetividad formal del sistema o bajo el perfil del propio estilo. Las obras completas de un jurista nos hablan m¨¢s bien, como ninguna otra, del tiempo vital del autor y del tiempo hist¨®rico que desafi¨® a su inteligencia y en el que fue creciendo su escritura. Acaso por esta falta de unidad sistem¨¢tica -no hay sistema para la historia- la obra de los juristas muy rara vez se ha prestado, en nuestro tiempo, a ser compilada bajo la forma de unas obras completas. Pero, precisamente por ello, estas Obras completas de Francisco Tom¨¢s y Valiente eran necesarias. No para divulgar unos textos ya bien conocidos en el c¨ªrculo de los estudiosos del Derecho. Estas Obras completas eran imprescindibles, m¨¢s bien, para restituirnos en algo el hombre que nos falta injustamente. Para reconstruir, mediante la relectura de sus palabras, la voz que nos ha sido violentamente arrebatada. La escritura -se ha dicho muchas veces- es un suced¨¢neo de la vida irrepetible. Aqu¨ª es tambi¨¦n -la escritura del hombre que evocamos- un modo, el que est¨¢ a nuestro alcance, de tenerle presente, de hacerle regresar al tiempo de este instante y al que est¨¢ por venir. Sus monograf¨ªas, ensayos y art¨ªculos, los textos que fue dispersando en vida, hubieran seguido siendo objeto de estudio y de atenci¨®n aun sin esta edici¨®n que presentamos. Su compilaci¨®n nada a?ade al valor singular de cada uno de ellos. Pero nos a?ade, sin embargo, algo, y de ah¨ª su sentido, a cada uno de nosotros, a quienes le conocimos y a quienes le conocer¨¢n merced a estos libros. He aqu¨ª reunida la vida intelectual de Francisco Tom¨¢s y Valiente. Estas Obras completas son, pues, una biograf¨ªa. Haberla hilvanado para todos es el homenaje mejor (superior a cualquier otro imaginable) que podemos tributar a su recuerdo.
Tan s¨®lo por convenci¨®n, sin embargo, podemos llamar "completas" a estas obras. Obra truncada ser¨ªa su calificaci¨®n m¨¢s realista y as¨ª, por desolador que ello sea, es preciso recordarlo. El finis operis no lo pusieron aqu¨ª ni la naturaleza ni el cansancio. Menos a¨²n la autocomplacencia -inimaginable en ¨¦l- ante la plena consumaci¨®n del propio proyecto intelectual. Lo puso el crimen terrorista de quienes pretenden destruir nuestra convivencia democr¨¢tica y los valores ¨²ltimos en que se asienta.
Unas obras as¨ª "incompletas", en el sentido que digo, piden algo m¨¢s que lectura. Piden continuaci¨®n, por modesta que pueda ser la aportaci¨®n de cada uno. Seguiremos leyendo, desde luego, a Tom¨¢s y Valiente, y aprendiendo de ¨¦l, aunque ser¨¢ inevitable reconocer en cada palabra, en cada razonamiento de los que arriesg¨®, un sombr¨ªo presagio. El de la venganza que la barbarie preparaba frente al desaf¨ªo inerme de su raz¨®n. Qu¨¦ actualidad, todav¨ªa, la de los versos que Blas de Otero escribiera en la noche de la dictadura: su nombre "temblaba ya en un papel", en la lista de los asesinos, mientras ¨¦l daba a la imprenta palabras de ilustrado, apuestas en favor de la libertad, de la tolerancia y de la concordia.
Pero esta obra pide tambi¨¦n como digo, ser completada, proseguida. Hacerlo supone, por lo pronto, que alcancemos, cada uno en nuestro oficio, el coraje de hacer uso p¨²blico de la propia raz¨®n frente a quienes hacen de la muerte -o de la justificaci¨®n de la muerte- su oficio exclusivo. Y supone tambi¨¦n, en las circunstancias del presente, que intentemos integrar, como Tom¨¢s y Valiente supo hacerlo, la defensa de la Constituci¨®n de los espa?oles y el reconocimiento, a la vez, de su profundo sentido hist¨®rico. En esto se muestra, de modo muy principal, su magisterio intelectual. Porque no hay historia frente a la Constituci¨®n ni sobre el poder constituyente que la alumbr¨®. La Constituci¨®n es, ella misma, oportunidad en la historia para que nuestro pueblo -"mediante la articulaci¨®n arm¨®nica entre el todo y las partes" como a ¨¦l le gustaba decir -rehaga su convivencia, tantas veces maltrecha. La historia a la que la Constituci¨®n se abre no es, por tanto, servidumbre ante la legalidad irracional del pasado, sino, por decirlo con las palabras de Croce, haza?a de la libertad. De esto tambi¨¦n nos habla la obra -como magistrado / presidente del Tribunal Constitucional y, en lo que ahora importa, como estudioso- de Francisco Tom¨¢s y Valiente.
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