Savio arregla los desperfectos
El jugador brasile?o rescat¨® al Madrid de la vulgaridad y reivindic¨® su puesto como titular
Savio movi¨® el arbolito y el Madrid hizo bingo. Gan¨® al Sporting se coloc¨® en la cabeza de la clasificaci¨®n y meti¨® distancia sobre varios aspirantes al t¨ªtulo. Desde los n¨²meros, la jornada le sali¨® irreprochable, una tacada de buenas noticias que le vendr¨¢ de perillas para reestablecer la normalidad, en el equipo, en el club y en la afici¨®n. Desde lo futbol¨ªstico, el Madrid abund¨® en sus errores. Otra vez el juego plano, esa rumia desesperante con la pelota, sin capacidad de sorpresa, sin convicci¨®n, sin fiebre, todos quietos en su sitio. Pero entr¨® Savio y el partido cambi¨® un poco para el Madrid y demasiado para el Sporting, que est¨¢ destruido.Como Savio result¨® decisivo, conviene preguntarse por los motivos de su actual situaci¨®n. En un equipo que funciona muy mal, Savio es suplente, incluso ahora que Ra¨²l est¨¢ fuera de combate. Por lo visto, Heynckes considera que no merece la titularidad o que no le ha ofrecido las suficientes garant¨ªas en los encuentros que ha jugado. Ya se sabe que los entrenadores ven cosas que no entienden el com¨²n de los mortales. El caso es que Savio corre el riesgo de convertirse en el t¨ªpico jugador parche que entra en los partidos en plan cabal¨ªstico, a ver lo que pasa. Se empieza as¨ª y se termina de mala manera, olvidado por los aficionados, sin la estima que un buen futbolista necesita, obligado a funcionar en situaciones extremas, cuando las cosas van mal y los titulares han fracasado. El f¨²tbol est¨¢ lleno de jugadores que llegaron como estrellas, fueron marginados poco a poco y terminaron desvaneci¨¦ndose. La cuesti¨®n es que Savio no merece ese tratamiento desde?oso por parte de Heynckes.
Sus m¨¦ritos son incuestionables, y m¨¢s en un conjunto estropeado, que es la condici¨®n actual del Real Madrid. Por citar lo m¨¢s visible, Savio reflot¨® a su equipo frente al Atl¨¦tico y lo mismo hizo ante el Deportivo. Su contribuci¨®n ha sido apreciable y, sin embargo, lleva,el cartel de suplente. Hay bastante de agravio en su situaci¨®n.
En el terreno de las comparaciones es inevitable pensar en Suker, que ha recibido oportunidades sin cuento, a pesar de su deficiente estado. O Karembeu, cuya titularidad ha significado un cambio rotundo en el sistema de juego -el famoso asunto de los pivotes-, a cambio de nada. Hasta el momento, Karembeu ha jugado rematadamente mal, pero ha tenido la bula que le ha faltado a Savio. En estas cuestiones, Heynckes no anda fino.
Hubo un partido antes de Savio y otro despu¨¦s. En realidad, antes no hubo nada. El primer tiempo del Madrid fue un cat¨¢logo de desprop¨®sitos. Volvi¨® el equipo agarrotado, torp¨®n, lento y plano. Nadie se salv¨® de la mediocridad reinante. La cosa era un toma, dame, espera, ya va, ah¨ª tienes, devu¨¦lvemela. Todos parados, sin ninguna capacidad de sorpresa, sin nadie que se atreviera con lo b¨¢sico: un regate, por ejemplo. Nadie regate¨®, nadie rompi¨® por los costados, nadie apareci¨® por detr¨¢s de la defensa del Sporting, nadie tir¨® una diagonal para mover a los zagueros. La dejadez y lafalta de recursos fueron m¨¢s notorias porque enfrente estaba el peor equipo de la Liga. El Sporting sali¨® del primer tiempo sin un rasgu?o. El ¨²nico remate del Madrid en el ¨¢rea fue protagonizado por Seedorf, que alcanz¨® de mala manera un centro de Mijatovic. As¨ª que al Sporting le bastaba con la condici¨®n de espectador, porque jugar no pod¨ªa. Uno es el ¨²ltimo de la clasificaci¨®n por algo.
La gente la emprendi¨® con su equipo. Se escucharon las quejas de los aficionados, que no tragaban con el partido. Con toda la raz¨®n. El Madrid ofrec¨ªa su peor versi¨®n y la hinchada comenz¨® a pensar en lo peor. Pero Savio solucion¨® varios problemas en el segundo tiempo. Para empezar, hizo algo novedoso en el partido: regate¨® a un defensa. Eso en la primera jugada. En la segunda traz¨® una diagonal que desestabiliz¨® a la defensa del Sporting. En la tercera marc¨® el primer gol de Madrid. Es decir, protagoniz¨® todos los momentos que dieron la vuelta al encuentro. Luego todo consisti¨® trabajar a favor de obra. As¨ª cualquiera.
Hubo un cierto ventajismo general en el Madrid. El m¨¦rito de lo que sucedi¨® cabe atribu¨ªrselo a Savio, porque para la estad¨ªstica queda Suker. Hasta entonces hab¨ªa funcionado tan mal como los dem¨¢s, pero aprovech¨® la extraordinaria debilidad de los defensores del Sporting para marcar dos goles. En el primero super¨® al portero Lekovic con mucha propiedad y en el segundo maniobr¨® con clase para protagonizar la jugada del penalti. No s¨®lo Suker actu¨® con el viento de cola. Lo hicieron todos, aunque el Madrid nunca alcanz¨® la cota del aprobado en su juego. El equipo se ver¨¢ m¨¢s beneficiado por los resbalones de todos sus adversarios que por el empaque de su f¨²tbol. En ese aspecto, no hay duda: el Madrid sigue en crisis, con el mismo juego trist¨®n de los ¨²ltimos tiempos. Ni tan siquiera dispone del recurso del coraje para salvar el leve tr¨¢mite que le propuso el Sporting. La soluci¨®n estuvo en un jugador injustamente condenado a galeras. Savio es titular. Lo sabe todo el mundo, menos Heynckes.
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