Pactar el ¨²ltimo pacto
En el desarrollo del Estado de las autonom¨ªas debemos considerar al menos tres elementos. De una parte el m¨¢s visible, la presi¨®n de los nacionalismos por una ampliaci¨®n de sus competencias. En segundo lugar, el escenario electoral espa?ol que desde 1993 impide la formaci¨®n de mayor¨ªas sin contar con el apoyo de CiU. Y en tercer lugar, lo menos visible, la propia l¨®gica social en que ha derivado el sistema jur¨ªdico-constitucional. Este es, con mucho, el m¨¢s importante.Efectivamente, al menos dos de las tres comunidades hist¨®ricas sostienen -no sin buenos argumentos- que ellas son distintas a las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas y que as¨ª lo quer¨ªa la Constituci¨®n al diferenciar dos tipos, las hist¨®ricas del art¨ªculo 151 y las normales del 143. La distinci¨®n se desdibuj¨® sin embargo al aparecer las "nuevas" hist¨®ricas que sostienen -con pocos argumentos- que ellas son iguales a las hist¨®ricas. Por supuesto las del 143 sostienen -de nuevo con s¨®lidos argumentos- que ellas son id¨¦nticas a las nuevas hist¨®ricas. Y as¨ª cuando las primeras dan un paso, las segundas tienen que seguirlas y las terceras siguen a las segundas. Lo que lleva a las primeras, para diferenciarse, a dar otro paso adelante, que ser¨¢ seguido por todas las dem¨¢s.
Se comprende pues que los nacionalismos hist¨®ricos repitan una y otra vez que no pueden poner l¨ªmites a sus reclamaciones de mayor competencia. No es s¨®lo una exigencia ideol¨®gica, que lo es; forma parte del propio juego. Y as¨ª se explica que Pujol haya declarado que la Constituci¨®n es "insuficiente" o que el PNV diga que es "desleal" a la Constituci¨®n. Pero que un partido de Gobierno se niegue a poner l¨ªmites a sus demandas de mayor competencia es tanto como decir que su programa est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la Constituci¨®n, por mucho que formule su proyecto de manera pragm¨¢tica y gradual. Y con esos partidos estamos gobernando y con esos partidos estamos construyendo (sic) el Estado de las autonom¨ªas. De modo que si la cabeza del pelot¨®n de pedig¨¹e?os formada por los nacionalismos catal¨¢n y vasco no est¨¢ (ideol¨®gicamente) dispuesta a frenar pero tampoco puede (constitucionalmente) igualarse con la cola, la constante ampliaci¨®n de sus competencias seguir¨¢ hasta la pura y simple desmembraci¨®n del Estado espa?ol.
Se dir¨¢ que este camino deber¨ªa tener, al menos formalmente, un l¨ªmite: la distribuci¨®n de competencias que establece la propia Constituci¨®n. Pero juristas tiene la Iglesia y agotado el viejo fil¨®n se han descubierto otros m¨¢s sustanciosos. De una parte el nacionalismo vasco acude a la adicional primera que ampara y respeta los derechos hist¨®ricos de los territorios forales, v¨ªa por la cual se saldr¨ªa, pura y llanamente, del marco constitucional. De otra, el nacionalismo catal¨¢n, que no dispone de ese camino, ha encontrado el del 105.2, por el cual el Estado puede transferir facultades correspondientes a materias de titularidad estatal.
Todo ello es m¨¢s que desaconsejable. Pues es abrir la espita para saltarse la Constituci¨®n por v¨ªa constitucional. Pues si abrimos la adicional primera para los vascos, los catalanes pedir¨¢n otro tanto por v¨ªa del 150.2, y tras ellos los andaluces y as¨ª, recorriendo la cadena, hasta los madrile?os y, al final, todos estaremos en la adicional y/o el 150.2 y nadie en el 143 o en el 151. Reitero, esto es saltarse la Constituci¨®n por v¨ªa constitucional. Por supuesto, la llave la tiene al ¨¢rbitro del juego, el Estado central. Y creo, simple y llanamente, que es muy peligroso seguir transfiriendo o pactando transferencias sin que sepamos todos con claridad a d¨®nde vamos y cu¨¢l es la situaci¨®n o estado final, sin cerrar pues el Estado de las autonom¨ªas. Hemos drenado el pozo de competencias transferibles y empezamos a buscar las vueltas, para seguir avanzando m¨¢s all¨¢, no del esp¨ªritu o del buen sentido de la Constituci¨®n, sino incluso de su misma letra. Es imprescindible un pacto de Estado de los dos principales partidos que cierre definitivamente el Estado de las autonom¨ªas, acuerdo que deber¨ªa negociarse m¨¢s tarde con los nacionalistas. Mientras tanto podr¨ªa. ser conveniente cerrar el grifo de las transferencias. S¨®lo se deber¨ªa pactar el ¨²ltimo pacto.
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