La manta de Anson
LUIS MAR?A Anson, uno de los l¨ªderes de opini¨®n que m¨¢s se distinguieron por su sistem¨¢tica denuncia del Gobierno socialista, ha explicado en una larga y -a juzgar por su preparaci¨®n- meditada entrevista al semanario Tiempo algunos pormenores de la campa?a de crispaci¨®n que se desat¨® "porque no hab¨ªa manera de vencer a Gonz¨¢lez con otras armas". Tanto en la descripci¨®n de los hechos como en la menci¨®n de personas implicadas, Anson no dec¨ªa nada que, en lo sustancial, no fuera conocido y que EL PA?S no haya recordado varias veces: que hubo en los ¨²ltimos a?os de gobierno socialista una coalici¨®n negativa, una convergencia de enemistades e intereses para desalojar a Felipe Gonz¨¢lez del poder. Y que esta coalici¨®n cont¨® con un grupo de comunicadores que trabajaron coordinadamente para minar su figura y facilitar el acceso del PP al poder.Sin embargo, en el d¨ªa de ayer, conforme iba en peregrinaci¨®n de emisora en emisora intentando atemperar sus palabras, Anson ampliaba los t¨¦rminos de tan oscuro enredo, y a?ad¨ªa que "la operaci¨®n de acoso y derribo no es una operaci¨®n s¨®lo period¨ªstica, ni siquiera fundamentalmente period¨ªstica; es una operaci¨®n naturalmente del partido de la oposici¨®n, de otros partidos pol¨ªticos, se extendi¨® a algunos medios financieros, a algunos peri¨®dicos (...) y se hizo una operaci¨®n de fondo para terminar con los 13 a?os y medio que llevaba en el poder Gonz¨¢lez". La gran novedad de las declaraciones de Anson es que, por primera vez, uno de sus protagonistas reconoce la existencia de tal coalici¨®n negativa.
Sus declaraciones han provocado la divisi¨®n en las filas de los coligados de ayer y reacciones de todo tipo en medios pol¨ªticos y period¨ªsticos. Lo primero que hay que decir es que la opini¨®n p¨²blica tiene todo el derecho a conocer estos u otros hechos que perturbaron la vida pol¨ªtica de este pa¨ªs y que trataban de torcer la voluntad expresada en las urnas. Los l¨ªderes de opini¨®n de esta coalici¨®n negativa, tan celosos siempre en la defensa de la transparencia informativa, tienen ahora una oportunidad de empezar por sus propias andanzas. Siguiendo la invitaci¨®n de Gonz¨¢lez, ser¨ªa bueno que Anson tirara de la manta entera, no s¨®lo del pico.
?Por qu¨¦ Anson sale ahora con este examen de conciencia que no hizo cuando era director de Abc? M¨¢s all¨¢ de las disquisiciones sem¨¢nticas de si era una conspiraci¨®n, un compl¨®, una confabulaci¨®n o una "campa?a de acoso y derribo", la entrevista resulta especialmente dura para el PP en general, y en particular para Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, a cuya incapacidad para vencer a Gonz¨¢lez con reglas de juego homologabIes atribuye la necesidad de una carmpa?a de desestabilizaci¨®n. Naturalmente, no han faltado a la cita los de siempre, con el diario El Mundo a la cabeza -no hay operaci¨®n oscura en la que no figure su director-, que ha atribuido las declaraciones de Anson a la proximidad del primer juicio de los GAL. Curiosa paranoia: el v¨ªdeo sexual de Pedro J. Ram¨ªr¨¦z, las cr¨ªticas a Cardenal y Fungairi?o, ahora las declaraciones de Anson..., cualquier cosa que ocurra en este pa¨ªs y que no sea de su agrado, o de su inter¨¦s, es una conspiraci¨®n (ahora s¨ª) de la gente de los GAL. En este caso habr¨ªa que acudir a la rocambolesca explicaci¨®n de que Anson ser¨ªa un agente doble, de los GAL y de la coalici¨®n negativa.
En una reacci¨®n a veces sim¨¦trica a la de sus oponentes medi¨¢ticos, algunas voces del PSOE se han subido tambi¨¦n a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n, como si ella -de ser cierta- les exculpase de sus responsabilidades en, los asuntos del GAL, Filesa u otros. Ser¨ªa dram¨¢tico para el PSOE que las declaraciones de Anson sirvieran para enrocarse en la atribuci¨®n de todas sus desgracias a las habilidades de unos malvados conspiradores de sal¨®n: no es ¨¦ste el camino de futuro del PSOE.
No obstante, de las declaraciones de Anson, y tambi¨¦n de las imposibles explicaciones de los integrantes de la trama, trasciende un profundo tufo antidemocr¨¢tico, vivo en influyentes sectores pol¨ªticos, period¨ªsticos y financieros, que consiste en no aceptar el veredicto de las urnas, con el consiguiente recurso a operaciones de acoso que truquen la voluntad popular, y que alientan el deseo de exterminar o cuando menos apartar de la vida p¨²blica -sirvi¨¦ndose de mecanismos extraleg¨ªtimos- a aquellos grupos y l¨ªderes pol¨ªticos que no les agradan. Por eso, hablando de voluntad popular, y aunque sea una obviedad, parece necesario subrayar, ante algunos disparates o¨ªdos en las ¨²ltimas horas, que la existencia de esta operaci¨®n no anula la legitimidad de la victoria del PP el 3 de marzo de 1996. No se debe repetir, a la inversa, lo que los populares hicieron en las elecciones de 1993: deslegitimarlas. Lo que se pierde en las urnas s¨®lo se puede recuperar en las urnas. Pero los votantes tienen derecho a saber qui¨¦nes estaban detr¨¢s de una operaci¨®n que pretend¨ªa forzar la voluntad de los electores.
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