El balc¨®n
Para que un rey se atreva a asomarse a ese balc¨®n de la Puerta del Sol han tenido que pasar sesenta y siete a?os; y una guerra civil con su simb¨®lico mill¨®n de muertos; y unos tribunales militares implacables, con sadismo de gala; y cuarenta a?os de una dictadura canalla; y poco m¨¢s de veinte de pactos cobardicas de democracia imaginaria, metiendo en la Constituci¨®n la voz de ultratumba del dictador; hasta una democracia con sus conspiraciones de voz chillona.Ha tenido que pasar esa casa de la Puerta del Sol por ser c¨¢rcel de la izquierda entera, con torturas y asesinatos clandestinos: con cad¨¢veres que luego aparec¨ªan en las v¨ªas del ferrocarril o entre los zarzales de un descampado. Y ahora, como con verg¨¹enza hist¨®rica, como con una especie de pudor de nomenclatura, le llaman a ese edificio Real Casa de Correos, con un nombre del siglo pasado.
Para que un rey asome all¨ª donde se proclam¨® la Rep¨²blica ha tenido que saltarse un monarca su dinast¨ªa, ha tenido que ser rey in p¨¦ctore de algunos de los sublevados con Franco: c¨®mo les enga?¨® a todos, c¨®mo se dejaron enga?ar para poder seguir teniendo c¨¢tedras, ministerios, capitan¨ªas generales, t¨ªtulos de aristocracia progn¨¢tica; o pistolas en la mano derecha. Coronas, diademas, gorros cuarteleros, mitras o solideos. "Los rojos no usaban sombrero", dec¨ªa el anuncio de la sombrerer¨ªa Brave: all¨ª mismo, en la Puerta del Sol, donde pasa el jolgorio de las uvas. Ha tardado la venganza. Han tardado estas sonrisas en sustituir a aquellas otras de los nuevos gobernantes que llegaban salidos de la c¨¢rcel o del escondite para subir a Gobernaci¨®n, casi izados por la marea humana, aunque la bandera tricolor ya estaba ondeando en la Cibeles; y cuando ya Sol desbordaba de republicanos con canciones, gritos y banderas; mientras, por la trasera de palacio, por el Campo del Moro, escapaba el Rey destronado. El abuelo del Rey. Quiz¨¢ el nieto no debiera haberlo hecho: podr¨ªa haber tenido alg¨²n respeto por los s¨ªmbolos, ya que ¨¦l es un puro emblema; un respeto por lo que fue voluntad popular y no designaci¨®n personal del dictador del gorrillo cuartelero para atar y bienatar con sogas su ideolog¨ªa caduca y su pluma de firmar sentencias. Ojal¨¢ que, para que este nieto se vaya, si un d¨ªa tiene que irse, no hagan falta m¨¢s que votos: como entonces.
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