Parra abandona en el primer asalto
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El delicado proceso de recuperaci¨®n de Roberto Parra pas¨® ayer por una zona de sombra. Se retir¨® al paso de los 600 metros, tras advertir la imposibilidad de obtener un puesto en las semifinales. Participaba en una serie de m¨¢ximo riesgo, encabezada por el noruego Vebjorn Rodahl, campe¨®n ol¨ªmpico en Atlanta 96. En la n¨®mina tambi¨¦n estaban el irland¨¦s David Matthews y el italiano Longo, dos ochocentistas prestigiosos, curtidos en todas las batallas que se ha perdido Parra desde su lesi¨®n en el verano del 96."Si no quieres participar en los Europeos, no lo hagas", le dijo a Parra su entrenador, Enrique Pascual. El plan de revitalizaci¨®n de Parra no pasaba por una victoria en los Campeonatos de Europa, ni tan siquiera por alcanzar un puesto en la final. Despu¨¦s de 15 meses de lesiones y malos presagios, Parra ha comenzado a recomponer piezas. El proceso es largo y dif¨ªcil. Pascual hab¨ªa avisado de la mediocre condici¨®n f¨ªsica de Parra. "Est¨¢ muy flojo. Pero eso es normal despu¨¦s de tanta inactividad y de un plan de preparaci¨®n que mira a largo plazo".
Uno de los problemas de Parra radica en las expectativas que ha levantado desde su etapa juvenil. Gan¨® el campeonato de Europa de pista cubierta en 1996 y lleg¨® a dominar a Rodahl en la Superliga de aquel a?o. Pero su progresi¨®n se detuvo bruscamente tras la rotura del cart¨ªlago de la rodilla derecha en una colisi¨®n con la puerta de una furgoneta. Aquella lesi¨®n revel¨® adem¨¢s que Parra sufr¨ªa graves carencias en su potencia muscular. Era un gran talento, pero no estaba suficientemente trabajado.
Parra evidenci¨® ayer su verdadero estado. La serie nunca alcanz¨® un ritmo excesivo. Parra parec¨ªa un pez fuera del agua. Su condici¨®n actual le impidi¨® meterse en la carrera, siempre en la cola del grupo, cada vez m¨¢s agarrotado, con una zancada que se le achicaba por momentos. "Todav¨ªa no tiene la fuerza suficiente para impulsar", admit¨ªa Enrique Pascual antes de los campeonatos. Su rodillas comienzan a funcionar, pero la mec¨¢nica a¨²n es muy imperfecta.
Ahora se impone un delicado ejercicio de comprensi¨®n entre el atleta y su t¨¦cnico. Parra, que abandon¨® la carrera con gestos visibles de irritaci¨®n, es un competidor de primer orden, pero su situaci¨®n no es la misma que hace dos a?os. Se ver¨¢ obligado a asumir la regresi¨®n que ha sufrido y a confiar en las directrices de Enrique Pascual, su nuevo entrenador. La recuperaci¨®n ser¨¢ imposible sin paciencia y con reproches. Decepciones como las de ayer tambi¨¦n tienen un efecto did¨¢ctico: la realidad debe imponerse a la frustraci¨®n del abandono y de la derrota. Porque las condiciones de Parra son indiscutibles. Al atleta le llega la hora de aceptar su situaci¨®n y las dificultades que atravesar¨¢ en los pr¨®ximos meses. Al entrenador le espera un trabajo excitante: pulir con la m¨¢xima precisi¨®n el gran talento de Roberto Parra.
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