Maier, el alba?il campe¨®n del siglo XXI
El esquiador austriaco gana la Copa del Mundo a falta de siete pruebas
Herminator ampl¨ªa su leyenda. El austriaco Hermann Maier ultim¨® la Copa del Mundo a falta de siete pruebas. Ayer, le bast¨® ser tercero en el gigante de la debutante estaci¨®n surcoreana de Yong Pyong, donde gan¨® el suizo Michel von Gruenigen ante otro austriaco, Christian Mayer. El impresionante esquiador ha entrado en la historia del gran deporte como un hurac¨¢n. Ha superado incluso al m¨ªtico Alberto Tomba, que nunca pudo sumar a sus medallas ol¨ªmpicas un triunfo tan aplastante en el circuito.Maier, tras asombrar con sus dos triunfos en los Juegos de Nagano (en gigante y supergigante), despu¨¦s de sobrevivir a una ca¨ªda tremenda en el descenso, ha aprovechado la primera oportunidad en la continuaci¨®n del circuito del esqu¨ª para sentenciarlo. Diez victorias en la temporada (m¨¢s otra que perdi¨® absurdamente por sacarse un esqu¨ª han permitido sumar 1.625 puntos, inalcanzables incluso para sus compatriotas Andreas Schifferer, 1.034, o Stefan Eberharter, 893. En cualquier caso, un podio que completa el dominio absoluto del pa¨ªs centroeuropeo en la temporada. "Posee una clase que me recuerda a m¨ª... cuando era joven". Esta frase del Alberto Tomba resume la calidad de Hermann Maier, el esquiador del siglo XXI. Con sus 1,81 metros y 85 kilos, a sus 25 a?os y en apenas s¨®lo uno, se ha convertido en el nuevo gran campe¨®n. Es ya el relevo natural de La Bomba, al borde ya de la retirada, tras su fracaso en Nagano y con demasiados a?os y dinero ya para rendir. Hace apenas dos a?os nadie conoc¨ªa a este austriaco que parece m¨¢s latino que centroeuropeo. S¨®lo sab¨ªan de ¨¦l los principiantes de la estaci¨®n de Flachau, cerca de Salzburgo, en su pa¨ªs, donde daba clases de esqu¨ª para completar sus ganancias como alba?il. Hab¨ªa nacido y se hab¨ªa criado en un ambiente alpino (sus padres son monitores) y desde los cuatro a?os hac¨ªa eslalon con los abetos de la zona como puertas. Pero su f¨ªsico no le acompa?aba. Incluso tuvo que dejarlo un tiempo a los 15 a?os por problemas en las rodillas. "Entonces hice mucho ciclismo", ha comentado, "sobre todo bicicleta de monta?a, e incluso estuve a punto de escoger este deporte como alternativa, porque los m¨¦dicos no me dejaban esquiar". Pero con el ejercicio de los pedales reforz¨® enormemente sus piernas y a los 18 a?os, cuando s¨®lo ¨¦l cre¨ªa en s¨ª mismo, se entrenaba como un desesperado pese a haber pasado unas duras jornadas poniendo ladrillos o ayudando a sus padres en las clases de esqu¨ª. La Federaci¨®n Austriaca, tan ciega a veces para detectar nuevos valores (hay que recordar el caso de Mar Girardelli, emigrante glorioso en Luxemburgo) le desech¨® varias veces para incorporarle al equipo nacional y s¨®lo su fuerza de voluntad le sirvi¨®. Un d¨ªa hizo mejor tiempo como abridor que varios primeras series. En 1994 gan¨® la Copa de Europa y en la temporada 1995-96 fue admitido. Tras pasar algunos problemas de integraci¨®n (su individualismo le llevaba a llegar tarde a los entrenamientos y era sancionado), no tard¨® demasiado en comenzar a despuntar. En febrero de 1997 s¨®lo una temporada despu¨¦s, gan¨® su primer supergigante en Copa del Mundo. Era un aviso del bombardeo actual. Los cuatro supergigantes disputados, dos descensos, tres gigantes y una combinada, junto a otros seis podios, le han dado la ventaja m¨¢s grande jam¨¢s conseguida por un esquiador en el circuito de la Copa del Mundo. Y eso que no estuvo en la famosa semana de Kitzbuhel, a. finales de enero porque se quer¨ªa recuperar de una periostitis tibial, pensando ya en Nagano. Est¨¢ a s¨®lo 74 puntos de los 1699 que tiene como r¨¦cord desde la temporada 1991-92 el suizo Paul Accola, cuarto ayer, pero que nunca ha vuelto a brillar como entonces. Maler lo superar¨¢ sobradamente en las siete pruebas que restan. Incluso ganar¨¢ la clasificaci¨®n parcial de supergigante y le bastar¨¢ con mantener en la ¨²ltima prueba de Crans Montana los 40 puntos que lleva a de ventaja a Von Gruenigen para imponerse tambi¨¦n en el gigante. Toda una exhibici¨®n. La marca de esqu¨ªes Atomic tambi¨¦n ha tenido parte de culpa en su ¨¦xito. Su padre, tras acabar la temporada invernal, trabajaba con supervisor del control de calidad en la f¨¢brica. La relaci¨®n con Hermann ha sido, pues, estrecha, y esta temporada le propuso probar un modelo nuevo. Se pensaba que conven¨ªa perfectamente a sus magn¨ªficas caracter¨ªsticas: una gran fuerza en las piernas, su dinamismo y su t¨¦cnica. Y no se han equivocado. S¨®lo les falt¨® quitarle alas en el descenso ol¨ªmpico. Pero hasta en un momento tan impresionante demostr¨® su fortaleza. Un vuelo m¨¢s hacia la gloria.
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