Turbulencias en el partido gobernante de M¨¦xico
La renovaci¨®n del Partido Revolucionario Institucional afronta pugnas internas y deserciones
D¨ªas atr¨¢s, el gobernador de Puebla, Manuel Bartlett, convoc¨® a una cruzada contra el aborregamiento pol¨ªtico y por la salvaci¨®n del Partido Revolucionario Institucional (PRI) denunciando que el movimiento se encuentra en peligro de extinci¨®n, v¨ªctima de las traiciones y trampas tendidas por gentes pusil¨¢nimes o incompetentes encaramadas en la direcci¨®n federal. "Debemos reaccionar porque no nos vamos a suicidar caminando hacia el cadalso, siguiendo puntualmente la disciplina del partido con el s¨ª, d¨ªganos, ord¨¦nenos, ori¨¦ntenos". Bartlett, que ambiciona la presidencia de M¨¦xico en el 2000, denunci¨® en un cen¨¢culo la existencia de una conjura nacional e internacional para liquidar el partido que gobern¨® durante casi siete decenios con un sistema electoral m¨¢s propio del fraude que de la democracia. "?Qu¨¦ debemos hacer? ?Luchar, luchar para que no acaben con el partido!"El Partido Revolucionario Institucional, del que se dijo que llega a los lugares en donde la mano de Dios no ha puesto el pie, dista mucho de estar acabado: controla el Ejecutivo y decisiones de Estado, y su implantaci¨®n es amplia y determinante. Registra, sin embargo, saludables turbulencias, sublevaciones contra sus reglamentos, y la desorientaci¨®n, improvisaciones y deserciones propias de un movimienmiento que, lastrado por la corrupci¨®n y vicios antiguos, pretende cambiar su perfil imperial y acomodarse a los nuevos tiempos. La reconducci¨®n no es sencilla: "No encuentra rumbo, navega hacia la deriva", opina el analista Juan Jos¨¦ Higueras. El PRI, que abus¨® del poder sin cortapisas, afronta en los ¨²ltimos anos pugnas intestinas, el empuje del conservador Partido de Acci¨®n Nacional (PAN) y del centro izquierdista Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD) y cr¨ªticas descarnadas. El polit¨® logo Carlos Monsiv¨¢is lo cita aturdido, anegado por su propia historia. "Esquiv¨® su pasado mientras su control era absoluto, y no se cre¨ªa en el voto como instrumento vindicativo, o, mejor a¨²n, como instrumento de rectificaci¨®n. Al irse evaporando el poder totalizador, se acaba el autoenga?o, y se ve al PRI sin contemplaciones".
M¨¢s proclive a la involuci¨®n que a la apertura, el ex ministro del Interior Bartlett critic¨® sin contemplaciones el sesgo impreso al cambio por la direcci¨®n del partido, y cotiza al alza entre quienes lo reclaman regido por l¨ªderes agresivos, acaudillado. Tenido como uno de sus vigorosos dinosaurios, Bartlett es de juicios contundentes, autoritario y pol¨¦mico en su pasada gesti¨®n como ministro. Abandera ahora las esperanzas de muchos pri¨ªstas deprimidos, nost¨¢lgicos de una hegemon¨ªa tambaleante.
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