Apolog¨ªas y deformaciones

Se lamenta G¨®mez Pin en su ¨²ltima carta de que le he llamado en p¨²blico y reiteradamente, apologista de ETA. No es cierto. No he escrito tal acusaci¨®n, y no puedo hacerla porque no s¨¦ qu¨¦ piensa de ETA. S¨ª que he comprobado su conmovedora solicitud hacia los militantes de HB por las posibles represalias de que puedan ser objeto. Pues bien, ¨¦stas son muchas menos y mucho menos probables que las represalias etarras que pueden afectar hoy d¨ªa a cualquier ciudadano. Pero eso ya lo sabemos todos, o casi todos. Por mi parte, y para cerrar esta discusi¨®n, reitero que, no he llamado a G¨®mez Pin apologista de nada, ni siquiera -al contrario de lo que ha hecho ¨¦l- vampiro vacuo y otras maldades aburridas, t¨ªpicas de la propaganda batasuna. Me he limitado a se?alar que el art¨ªculo (La verdadera muerte del fil¨®sofo) presentaba una idea de la democracia sumamente peligrosa y cercana al totalitarismo, idea que argumentaba con una visi¨®n muy deformada de la historia de la muerte de S¨®crates y que, adem¨¢s, pretend¨ªa ilustrar deplorando inexistentes linchamientos democr¨¢ticos de los que habr¨ªan sido v¨ªctimas algunos militantes de HB. Este ejemplo, nada inocente adem¨¢s de falso, implica una total inversi¨®n de la realidad pol¨ªtica vasca y espa?ola. Y, por favor, no aburramos a los lectores aludiendo a campa?as organizadas, compl¨®s y conspiraciones vasco-catalanas de signo espa?olista. Hoy d¨ªa, parece que no eres nadie si no est¨¢s implicado en alg¨²n compl¨®.- .