Hildegard canta
Festejo el D¨ªa Internacional de la Mujer organiz¨¢ndome un concierto casero de la monja Hildegard. Pocas han trabajado tanto como ella, y luchado tanto, y cantado con m¨¢s fervor a las divinidades de su cielo particular. Porque esta santa mujer del siglo XII fue m¨²sica, y no quiero decir que fuese un "c¨¦firo suave" o una "rec¨®rdita armon¨ªa" en el plan metaf¨®rico con que los hombres han solido reducir a las chicas a la categor¨ªa de frases musicales de su deseo. Hildegard von Bingen fue compositora. ?Qui¨¦n de ustedes ganar¨ªa un concurso que obligara a dar cinco nombres de compositoras hist¨®ricas?Le¨ªdas sin gran susto desde hace 200 a?os las escritoras, devueltas hace menos las pintoras al marco de sus cuadros, incorporadas con plena normalidad las cineastas al cine, el "obst¨¢culo de la raza" -que dijo figuradamente Germaine Greer- parece subsistir en la m¨²sica. Los hombres se deleitan cuando de la garganta profunda de una soprano surge un emocionante sonido, pero dir¨ªase que la composici¨®n o la direcci¨®n de orquesta cerraron en los siglos la entrada acad¨¦mica a las mujeres, como si de un West Point de pautas musicales se tratase. ?Y entonces por qu¨¦ es una mujer la patrona de los m¨²sicos? Misterios que ni la m¨¢s avanzada ciencia iconogr¨¢fica resuelve, como no sea por v¨ªa de un error; Duchet-Suchaux y Pastoreau sostienen que en la Edad Media se interpret¨® mal el relato del martirio de la Cecilia romana, pens¨¢ndose que el ¨®rgano con el que se la empez¨® a representar lo tocaba ella camino del cadalso, cuando, por el contrario, la joven cristiana trataba de no escuchar la pagana m¨²sica de sus verdugos.
"Coser y cantar", "compuesta y sin novio". No, no es esto. Con o sin patrona de su sexo, las mujeres llevan desde que el mundo es mundo escribiendo m¨²sica, aunque fuese de? modo aproximado pero irresistible de la trovadoresca Condesa de D¨ªa. Patricia Adkins Chiti en su libro Las mujeres en la m¨²sica (Alianza) nos abruma con un diccionario de compositora que mueven, como todo lo desconocido, a la desconfianza. ?Propaganda de mafia feminista? Luego resulta que al igual que en tantas otras p¨¢ginas suprimidas de la historia del hombre, escuchas los madrigales de Barbara Strozzi, los lieder de Fanny Mendelssohn, la m¨²sica de cuerda de Ethel Smith, y descubres una belleza que hace olvidar la naturaleza y el g¨¦nero.
Santa Hildegard y no santa Cecilia tendr¨ªa que ser el modelo y emblema de las cada d¨ªa m¨¢s numerosas mujeres que, no contentas con el do de pecho, empu?an la batuta y se atreven a moverse por el pentagrama. Nuestra madre abadesa fue sin duda una de las "Mujeres fire-proof, a la pasi¨®n inerte,/ Llenas de fortaleza, como las cajas fuertes" de los versos de Tablada, pero su virginal pureza no impide que su m¨²sica sacra tenga, sobre todo en algunas canciones antifonales y piezas para instrumentos solos, el arrebato de esos m¨ªsticos c¨¦libes -como Juan de la Cruz- ardoros¨ªsimos al expresar la uni¨®n amorosa. La discograf¨ªa de Hildegard va creciendo, y son magistrales los cinco compactos que el grupo Secuentia ha sacado en Harmonia Mundi. Ahora contarnos con un hermoso libro-disco Vida y visiones de Hildegard von Bingen (Siruela) donde, anticip¨¢ndose al 900? aniversario de su nacimiento, que es este a?o, se incluye, en una edici¨®n del m¨¢ximo rigor al cuidado de Victoria Cirlot, la vida, los poemas, las canciones, las miniaturas y las cartas de esta sibila germ¨¢nica.?M¨²sica revelada? En una de sus visiones, escribe Hildegard, "compuse cantos y melod¨ªas en alabanza a Dios y a los santos sin ense?anza de ning¨²n hombre, y los cantaba, sin haber estudiado nunca ni neumas ni canto". La m¨²sica, en la propia abstracci¨®n o invisibilidad de su lenguaje, es el arte m¨¢s inmaterial. Quiz¨¢ las mujeres, durante tanto tiempo destinadas a dar cuerpo a las notas masculinas, se hicieron a la fuerza pitonisas de los misterios musicales, y un d¨ªa de estos, cuando caiga alg¨²n velo m¨¢s, nos sorprendan con un concierto de "esp¨ªntus gentiles" tan entonado como el de los hombres.
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