Ra¨²l profundo
La brillante victoria del Bar?a en la Supercopa ha tenido al menos dos efectos, uno inmediato y otro retardado. En primer lugar, Van Gaal y su gente han conseguido reivindicar la antigua y maltratada m¨¢xima seg¨²n la cual el buen juego debe conducir al buen resultado. En segundo, han ofrecido al Real Madrid, el viejo y dolorido demonio familiar, una receta infalible para combatir a los jornaleros del Bayer, tambi¨¦n conocidos como los chicos de la aspirina, ya sea por razones publicitarias o porque provocan dolor de cabeza. Toque a toque, Figo y compa?¨ªa nos han permitido comprobar que, cuando el equipo contrario esconde la pelota, los alemanes dejan de ser maquinaria de precisi¨®n y se convierten en un reloj de cuco. A algunos corazones sensibles, tal ejercicio de prestidigitaci¨®n lleg¨® a parecerles una burla cruel: de pronto la vieja factor¨ªa prusiana se llenaba de goteras y los supuestos hombres de acero eran en realidad un congreso de son¨¢mbulos.Sudorosos como panaderos, aquellos pobres tipos persegu¨ªan al hombre de la chistera bajo la guasa del auditorio. Era un espect¨¢culo verles tropezar con tr¨¦boles, margaritas, brotes de alfalfa y otros obst¨¢culos para hormigas. Leales a su escuela mec¨¢nica, prisioneros de su propia tozudez, pretend¨ªan atrapar aquella pelota que, tuya, m¨ªa, se hab¨ªa transformado ante sus propios ojos en un objeto imprevisible. Les parec¨ªa, definitivamente, un globo pinchado.
Horas antes, Ra¨²l se hab¨ªa atrevido a salir de su concha para decir yo confieso. Reuni¨® un manojo de micr¨®fonos que le apuntaban a la cara como las p¨²as del puerco esp¨ªn y reconoci¨® en pocas palabras que hab¨ªa perdido el norte.
-Estaba medio lesionado y me empe?¨¦ en jugar porque llevo el f¨²tbol dentro. Quiero pedir perd¨®n a Heynckes por mis gestos y quiero volver cuanto antes a la normalidad.
Luego nos record¨® a todos que novia no hay m¨¢s que una, baj¨® la cabeza, y termin¨® sobrecogiendo a los periodistas con ese dramatismo suyo, tan seco y tan medular. En diez minutos hab¨ªa conseguido desactivar todas las bombas que ten¨ªa bajo el sill¨®n.
Como se sabe, la diosa fortuna suele tener hijos prematuros y, aunque ¨¦l no lo entienda todav¨ªa, quiz¨¢ se haya limitado a ser una nueva v¨ªctima del v¨¦rtigo de la prosperidad. Alguna vez nos ha hecho pensar en uno de esos agraciados con el gordo de la loter¨ªa que terminan pereciendo aplastados por la monta?a de millones. Pero, ?en realidad hay algo que reprocharle? Hace un cuarto de hora viv¨ªa con permiso de los temporales en una casita baja, viajaba en la platafoma del autob¨²s, y ten¨ªa esa mirada triste y profunda de los ni?os que se han entrenado para tiburones viendo los juguetes en las manos de los dem¨¢s. Todav¨ªa recordamos las primeras discusiones entre expertos sobre su verdadera val¨ªa como deportista.
-Quiz¨¢ no sea un exquisito, pero tiene una cualidad excepcional: es una de esas personalidades compulsivas que s¨®lo pueden disfrutar ante la conciencia de su propio dominio-, dec¨ªa un antiguo seguidor de Melanie Klein camino de Paraninfo.
-?Te importa traducirme esa bacalada, colega?
-Tiene una mala leche que te cagas. Lo cierto es que en todo viaje r¨¢pido de Orcasitas a Mirasierra es inevitable el mareo, y que nadie cambia impunemente los cent¨ªmetros por las hect¨¢reas. Por si acaso, conviene que pensemos en los j¨®venes deportistas como lo que son: figuras de espuma que suben y bajan sobre un remolino de papel. Suben y bajan con cada soplo nuestro.
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