Triunfo de L¨®pez Chaves

Con el envidiable equipaje de tres orejas en el esport¨®n, se fue L¨®pez Chaves camino de la calle de Alcal¨¢ y de la gloria, tras pasar bajo ese arco de los triunfadores que es la puerta grande de la plaza de Las Ventas. Meritorio y merecido triunfo el de este novillero salmantino, que ha sabido entender muy bien al excelente quinto novillo, un bonito ejemplar de repetida y noble embestida, que siempre tom¨® con fijeza y prontitud la muleta del torero. La faena se desarroll¨® sin altibajos en su ejecuci¨®n y fue prueba suficiente para acreditar a un novel que ha mejorado mucho desde su primera salida, hace un a?o, al ruedo vente?o.Se ha placeado L¨®pez Chaves por cosos importantes y se le nota. Su labor en su segundo antagonista impresion¨® por el temple y largura de los muletazos con ambas manos y, sobre todo, porque era evidente que sab¨ªa lo que hab¨ªa que hacer con el novillo y en todo momento se lo hizo, como aquella ocasi¨®n en que se le par¨® a mitad de un pase de pecho y, sin moverse, dio un ligero toque con el enga?o para sac¨¢rselo despu¨¦s con un largu¨ªsimo muletazo.

En su primer novillo, que se arrancaba de largo con bravura, le falt¨® dar ese paso adelante que despu¨¦s dar¨ªa en el quinto. No se entreg¨® tanto, lo que rest¨® dominio a su quehacer. Por eso sufri¨® una voltereta propinada por su enemigo que no iba, ni mucho menos, toreado.

Tambi¨¦n ha resaltado por sus buenas maneras y su semilla de torero Jos¨¦ Montes. Fue noble su primer novillo, si bien se quedaba corto y punteaba en el enga?o. El novillero madrile?o tir¨® muy bien de ¨¦l, se gust¨® toreando y le arranc¨® muletazos de mucho m¨¦rito. El sexto, que ya hab¨ªa echado las manos por delante en el capote, lleg¨® al trance final par¨¢ndose para tirar el ga?af¨®n. Tras intentar la dif¨ªcil faena se decidi¨® por el trasteo por la cara.

Si el triunfador L¨®pez Chaves camina por progresivos senderos hacia la perfecci¨®n, El Pireo se ha quedado estancado. El novillo que abri¨® plaza tuvo algunos problemas. Echaba el freno y no humillaba. Hab¨ªa que llevarlo muy toreado y El Pireo, que se colocaba muy despegado, no pod¨ªa mandar desde esa distancia. Al ver que no consegu¨ªa dominarlo, cort¨® el trasteo. Al cuarto le hizo una larga faena muy vulgar, con abuso del empleo de la mano derecha, durante la que sufri¨® dos desarmes.