'Tom y Jerry', los favoritos de los ni?os
El Segundo Congreso Mundial de la Televisi¨®n Infantil apuesta por la colaboraci¨®n entre emisoras y pa¨ªses
, En el pr¨®ximo milenio, la televisi¨®n se convertir¨¢ presumiblemente en el ¨²nico medio de comunicaci¨®n compartido por los ni?os del mundo industrializado y los de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. El mercado que se avecina ser¨¢ muy desigual. Habr¨¢ peque?os capaces de elaborar sus propios programas gracias a Internet y otros ajenos incluso a los videojuegos. Sin embargo, la colaboraci¨®n entre productores, cadenas y organismos reguladores, puede acortar distancias. La comercializaci¨®n de productos cada vez m¨¢s avanzados y los servicios educativos y culturales sin ¨¢nimo de lucro tienen un punto de encuentro: preservar los derechos de un p¨²blico ¨¢vido de aprenderLa forma de lograrlo sin incurrir en la venta ciega de programas de pa¨ªses ricos a otros pobres, vertebr¨® la pasada semana en Londres el Segundo Congreso Mundial de la Televisi¨®n Infantil. Las nuevas tecnolog¨ªas, desde los CD-ROM a las enormes posibilidades interactivas abiertas por Internet, subrayan a¨²n m¨¢s las diferencias entre continentes.
La propia BBC, que apost¨® por la televisi¨®n digital y present¨® en la cumbre su primera colaboraci¨®n con el Canal Disney, reconoci¨® que el argumento es fundamental. "La creatividad siempre gana, aunque el ni?o pueda manejarse con un ordenador al que ha conectado la radio y la televisi¨®n", seg¨²n su departamento infantil, el m¨¢s productivo del mundo. La aceptaci¨®n de series como Tom y Jerry corroboran su opini¨®n. Seg¨²n una encuesta europea efectuada en Espa?a, Holanda, Reino Unido, Suecia, Polonia y Hungr¨ªa, la veterana pareja es el dibujo animado preferido de los ni?os. Sigue vigente por encima de Los Simpsons, Batman, Aladino o Power Rangers.
Las ventajas del correo electr¨®nico les estar¨¢n vedadas a los ni?os de Asia o ?frica, pero algunas series pueden ayudarles a reconocer sus propios derechos y compartir valores culturales con sus compa?eros m¨¢s priv¨ªleglados. "Si anteponen el menor a los beneficios, las coproducciones son compatibles en un mercado televisivo cada vez m¨¢s global. Lo bueno ser¨ªa reducir la violencia y la publicidad y favorecer la participaci¨®n del espectador", seg¨²n Patricia Edgar, responsable de la Fundaci¨®n Australiana para la Televisi¨®n Infantil y organizadora de la primera cumbre en su pa¨ªs, en 1995. La Carta de la Televisi¨®n para Ni?os all¨ª acordada, fue revisada en Londres por los m¨¢s de 800 participantes y corregida por los propios peque?os. El documento original enumera los principios que deben regir a una televisi¨®n educativa y entretenida que no explote al p¨²blico. Una treintena de sus representantes en el Reino Unido hizo algunas correcciones.
A la calidad de los programas "que deben desarrollar el intelecto y acercar distintas sociedades", sumaron varias peticiones: "Que los protagonistas lleven a veces gafas, est¨¦n gordos o padezcan alguna minusval¨ªa, como en la realidad". O bien "que nos cuenten lo que ocurre en el mundo sin paternalismo". Y sobre todo, "que no haya cortes publicitarios ni se promuevan la bebida, las drogas o el tabaquismo. Y que la acci¨®n sustituya a la violencia".
A Carol Bellarny, directora ejecutiva de Unicef, le pareci¨® que los ni?os hab¨ªan captado mejor que nadie el esp¨ªritu y posibilidades de la cumbre. Para ella, el verdadero reto del siglo XXI ser¨¢ poder adaptar a la televisi¨®n los principios de la Convenci¨®n de Naciones Unidas para los Derechos del Ni?o. Dicha gu¨ªa podr¨ªa ser "integrada a los programas y coproducciones para proteger al menor en las sociedades pobres y reducir las desigualdades del ni?o del futuro". El esfuerzo m¨¢s reciente de Unicef en este campo consiste en un grupo de anuncios de 30 segundos, elaborados por m¨¢s de 80 estudios de animaci¨®n en 25 pa¨ªses. El derecho a jugar, a la educaci¨®n o la libertad de expresi¨®n aparecen representados y el organismo los ofrece a cualquier emisora del mundo. Las aventuras de Meena son otra iniciativa similar. La serie, pensada para promover los derechos de las ni?as en India, Pakist¨¢n, Bangladesh y Nepal, es alegre y, simp¨¢tica, y aborda las desigualdades sufridas por ¨¦stas. Lista ya para la venta tambi¨¦n en espa?ol, a Meena le suceder¨¢ en breve Sara, otro modelo femenino para el este de ?frica. El ¨¦xito de Meena y Sara no es comercial. Unos buenos guiones que combinan la educaci¨®n con el respeto al menor y al juego (las ni?as no son nada repipis) son el secreto de su aceptaci¨®n.
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