China inaugura una nueva etapa de direccion colegiada
Investido de manera formal ayer y anteayer por la Asamblea Nacional Popular (ANP) -el ¨®rgano legislativo-, el nuevo n¨²cleo dirigente que guiar¨¢ a China al pr¨®ximo milenio se encuentra condenado a la pr¨¢ctica colegiada del poder. Ninguna figura incontestable domina. Esta etapa puede anunciar una peligrosa fragmentaci¨®n del poder en camarillas. Pek¨ªn puede dif¨ªcilmente permitirse ese lujo en un momento en que la agudizaci¨®n de las tensiones sociales provocadas por las reformas econ¨®micas requiere un poder fuerte.?Qu¨¦ se puede esperar de esta nueva direcci¨®n elegida seg¨²n un escenario que ya se dibuj¨® en el XV Congreso del Partido Comunista el pasado septiembre? El actual n¨²mero uno, Jiang Zemin, fue reelegido para la presidencia de la Rep¨²blica, cargo que ya sumaba a los de secretario general del partido y presidente de la Comisi¨®n Militar Central. Tantos galones no quiere decir que le conviertan en el hombre m¨¢s fuerte del r¨¦gimen. Aunque nadie discute que asent¨® su poder personal desde la muerte de Deng hace 14 meses, Jiang no representa el centro de gravedad del sistema.
Basta notar el nerviosismo con el que tolera la llegada a la c¨²spide de la nueva estrella de la pol¨ªtica china, Zhu Rongji, elegido ayer primer ministro por la ANP con el respaldo del 97,9% de los 2.890 diputados. Las relaciones entre Jiang y Zhii no son buenas.
Tecn¨®crata de maneras cortantes, a Zhu no le gustan los juegos de aparatos del poder ni los vasallajes de clanes propios de la pol¨ªtica china. Se dice que Jiang se enfad¨® porque Zhu no rend¨ªa suficiente homenaje a sus m¨¦ritos presidenciales en sus intervenciones p¨²blicas. A Jiang le irrita la popularidad del nuevo primer ministro en el extranjero.
Se han glosado mucho las veleidades autonomistas de la ANP en la anterior legislatura presidida por Qiao Shi, que abogaba por la ret¨®rica del "Estado de derecho". Qiao fue desplazado por haber ido demasiado lejos en sus intentos de emancipar la ANP. Su sustituci¨®n por el anterior primer ministro, Li Peng, ligado a los sucesos de Tiananmen, acaba con las ilusiones de los que siguen so?anado con un parlamentarismo a la china.
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