Aznar y Cuba
Su comentarista Jos¨¦ Miguel Larraya (en EL PA?S del 13 de marzo) se confunde al juzgar que el viaje de S. M. el Rey a Cuba debe realizarse este a?o y que es el presidente del Gobierno el que se opone.En Cuba no hay inter¨¦s en celebrar el 98, el 98 no fue un a?o victorioso para Cuba, al contrario, pasaron de un sometimiento a Espa?a, que ya hab¨ªa anunciado autogobierno y pr¨¢ctica independencia, a un dominio yanqui, que desmoviliz¨® al Ej¨¦rcito mamb¨ª, impuso a los constituyentes la enmienda Platt, m¨¢s ominosa que la gobernaci¨®n espa?ola, amenazando con no sacar el Ej¨¦rcito yanqui de Cuba si no se aceptaba su enmienda, que coartaba y limitaba la soberan¨ªa en pol¨ªtica exterior y otros aspectos de la naciente naci¨®n. Por lo que creemos que no se trata de unirse a la conmemoraci¨®n del nacimiento de un pa¨ªs que no considera esa fecha como la de su total soberan¨ªa e independencia, ya lo advirti¨® el propio Antonio Maceo, que se pondr¨ªa el uniforme espa?ol para luchar contra los yanquis. El Rey deber¨ªa ir a Cuba, pero a la Cuba total, de dentro y de fuera, cuando sea un pa¨ªs democr¨¢tico que haya integrado a todos los cubanos, igual al que el propio Monarca logr¨® para todos los espa?oles.
Juan Pablo II viaj¨® para pedir cosas concretas: admisi¨®n de m¨¢s sacerdotes extranjeros, autorizaci¨®n de la labor social de la Iglesia y acceso a los medios de comunicaci¨®n de los temas religiosos, adem¨¢s, evidentemente, de su acci¨®n pastoral y petici¨®n de indulto de presos pol¨ªticos. Pero el Rey no va a negociar asuntos concretos, aunque su capacidad diplom¨¢tica est¨¦ demostrada de antemano y seamos testigos de ella todos los espa?oles, ni tampoco va a acercarse a un pueblo dividido, expatriado del otro medio por culpa del r¨¦gimen reinante.
Los intereses de Espa?a en Cuba s¨ª merecen todo el cuidado del Gobierno espa?ol y, por tanto, es necesaria la pronta presencia de un negociador del Gobierno, al m¨¢s alto nivel, sin dejar que negocie por el Estado el secretario general del partido de la oposici¨®n. Mis cinco a?os de embajador en La Habana me autorizan y aconsejan este comentario.
Sin embargo, el Gobierno hace muy bien, antes de elevar a embajador el actual nivel de encargado de negocios, en dejar bien claro: 1. Que el responsable es el Gobierno cubano, por rechazar un pl¨¢cet ya concedido sin una raz¨®n grave y ostensible. 2. Que no concordar en aceptar el di¨¢logo del nuevo embajador con todos los sectores de la poblaci¨®n supone una coacci¨®n rechazada en la pr¨¢ctica diplom¨¢tica mundial. 3. Que las informaciones de dar cobertura a delincuentes de ETA, negando su presencia en el pa¨ªs o dilatando la negociaci¨®n de un convenio de extradici¨®n semejante al que Espa?a tiene con todos los pa¨ªses de ¨¢rea, es signo de poca voluntad de cooperaci¨®n.- Embajador de Espa?a.
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