Alejandro Sanz
A veces un trabajo primerizo, incluso siendo p¨¦simo, recibe la visita de la suerte, o de un c¨²mulo de nader¨ªas que bien agitadas obtienen resultados, y de la noche a la ma?ana se convierte en un ¨¦xito que tiende a convertir a su creador en un tolai, alguien que mira por encima del hombro y no a una altura pareja, despreciando la m¨¢xima: nadie m¨¢s que nadie. El muchacho o muchacha, entonces, se ense?orea y exige derecho de pernada a los medios que lo persiguen. Representa el viejo acueste y desacueste de lo efimero. Ocurre en las diversas artes; as¨ª los salones, revistas del co?o y antesalas de palacio se plagan de mes¨®cratas y sobacorcovas que alaban el seudoarte del seudoartista. El seudoartista lampa en las listas de ventas un n¨²mero rid¨ªculo de a?os, fij¨¢ndose en un ombligo que va esfum¨¢ndose entre los pliegues de un ego mal digerido, hasta que desaparece devorado por su propia incapacidad y por la vor¨¢gine de un p¨²blico que se siente enga?ado. Y es que el p¨²blico es el que manda. Est¨¢ tambi¨¦n el creador de masas, que conoce lo que reclama el respetable y, recalando en ello, hace del gusto popular el epicentro de sus creaciones. Parece que una tarde de tentadero toreaba El Cordob¨¦s cargando la suerte e imbuido de ese duende que no le caracterizaba. Antonio Ord¨®?ez, maestro y observador atento, le pregunt¨® por qu¨¦ no se comportaba de tal guisa en el albero. El Cordob¨¦s contest¨®, seg¨²n cuentan, que trajinando como Ord¨®?ez perder¨ªa dinero. Claro que El Cordob¨¦s era un gigante, somet¨ªa a la mayor¨ªa de los bureles y seguramente pose¨ªa una de las mejores mu?ecas de la historia del toreo.Al cabo est¨¢ el artista total, aquel que traza su carrera sin prisa pero sin pausa, por usar otro t¨¦rmino taurino, que est¨¢ ungido al talento, que tiene oficio y al que fama y parabienes se, la traen al fresco.
El ¨¦xito de M¨¢s, de Alejandro Sanz, un mill¨®n largo de discos vendidos en Espa?a al cierre de 1997, acreedor de los premios Onda y Amigo, ni es casual ni obedece a la simpleza o a una estrategia de mercado. Es un ¨¦xito que reconforta y sugiere que la cantidad resulta premiada. A sus 30 a?os, que son pocos si nada se ha hecho y los suficientes si mucho se ha abarcado, ha compuesto bandas para series televisivas, canciones para otros compa?eros, y ha publicado seis discos, apuntalando su trayectoria desde la mesura, lo amable como dice. Y es que este artista, lo que declara y lo. que crea, es amable, como una sima de tranquilidad en un mundo que se desplaza a demasiada velocidad. M¨¢s es un disco de fusi¨®n y ra¨ªces flamencas. Alejandro Sanz comprende que los g¨¦neros est¨¢n dilapidados, que las cosas no son negras o blancas, y que la miscel¨¢nea, la mixtura de tendencias, el cambalahe de lo mamado y por mamar, puede ser el ¨²nico camino que le reste al arte para sobrevivir. El olfato, el instinto del solista, uno perge?ado de un talento desbordante, le lleva a indagar en la diferencia. Ya no vale s¨®lo con ser original, hay que ser tambi¨¦n diferente. Pero la diferencia no tiene por qu¨¦ habitar en acontecimientos desconcertantes, originados en lo tangencial. La diferencia estalla en lo cotidiano, en c¨®mo contar lo cotidiano sin aburrir, en extraer de un b¨¦so cualquiera, un paseo cualquiera, la novedad. La existencia es una aventura tan peligrosa que nadie ha logrado salir de ella con vida, y antes que nada es una aventura. Peter Handke es capaz de construir una novela, una aventura, sobre una gota que cae en un lago y los c¨ªrculos conc¨¦ntricos que genera, Machado sobre el vuelo de una mosca. No se trata de narrar la ca¨ªda o ascensi¨®n de un gran hombre. Acaso la cuesti¨®n, la panacea, radica en saber analizar lo ¨ªnfimo, el detalle, lo com¨²n a la perturbada alma de una humanidad que, como no se remedie pronto, dejar¨¢ de serlo y se transformar¨¢ -en un ente gris, Poblado de egotismo y autocomplacencia.
Las letras del ¨²ltimo trabajo de Alejandro Sanz son escuchadas por abuelas y abuelos, hijos e hijas, nietos y nietas. Llegan, conectan, despiertan un paisaje de memorias sensitivas, la educaci¨®n sentimental del que ha padecido y se ha fortalecido con lo ¨ªntimo. Y no desde la estulticia de la banalidad, sino desde la dificultad de lo f¨¢cil, ya que lo dif¨ªcil es limar el lenguaje, extraer de lo peri¨®dico lo memorable, socavar la herida de un amor hasta encontrar un aire nuevo. Los hay que edifican en la tragedia, Alejandro Sanz construye a partir de la esperanza, un t¨¦rmino que no le viene grande a alguien con la pericia de acariciar el coraz¨®n mortal.
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