Buen oficio
La afici¨®n del jazz: no termina de perdonar a Bill Evans que se llame igual que uno de los intocables del g¨¦nero (un tercer Bill Evans de la historia del jazz se convirti¨® al islamismo y es conocido como Yusef Lateef). Pero la comunidad jazzista no debe preocuparse porque no existe la menor posibilidad de que el Evans saxofonista borre el recuerdo del Evans pianista. Aunque ambos se dieron a conocer junto a Miles Davis, al Evans pianista le alimentaba una sensibilidad irrepetible, honda y atemporal, mientras el Evans saxofonista apenas aspira a mantenerse en la cresta de la moda y ofrecer al p¨²blico una est¨¦tica liviana y accesible.As¨ª visto, su concierto result¨® una entretenida alternancia de funk terso y refinado con baladas de crepuscular romanticismo que, por momentos parec¨ªan buscar ese punto G que tan c¨¦lebre ha hecho al empalagoso Kenny.
Bill Evans & Push
Bill Evans (saxos tenor y soprano, teclados), Adam Rogers (guitarras el¨¦ctrica y ac¨²stica), Henry Fley (teclados), Victor Bailey (bajo el¨¦ctrico) y Lionel Dordew (bater¨ªa). C. M. U. San Juan Evangelista. Madrid, 22 de marzo.
Pero a diferencia de su acaudalado colega, Bill Evans no pretendi¨® batir marcas mundiales de respiraci¨®n circular -una t¨¦cnica que muchos m¨²sicos de jazz han utilizado tiempo ha sin darse tanta importancia- y se limit¨® a soplar con buen oficio, ayudado en ocasiones por pedales de efectos y otros recursos aprendidos del propio Miles y del discutido Joe Zawinul. Puede que su m¨²sica mostrase un gesto ambiguo, verdadera cara de p¨®quer sin sentido del humor ni del drama, pero desde el primer momento encontr¨® el modo de llegar al p¨²blico por la v¨ªa directa, galopando sobre los ritmos contundentes y expl¨ªcitos que le serv¨ªan a grandes paladas el corpulento bater¨ªa Lionel Dordew y el estilizado bajista Victor Bailey.
Ambos colosos sentaron una atm¨®sfera tan fornida y espesa que cuando asomaba el saxo soprano de Evans parec¨ªa que hab¨ªa entrado una bailarina en un gimnasio de boxeadores. Por contra, cuando empu?aba el tenor se convert¨ªa en un fajador m¨¢s, recio y hasta algo pendenciero.
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