Lecciones de una crisis financiera inacabada en Asia
La crisis actual de las econom¨ªas asi¨¢ticas nos debe permitir extraer una serie de lecciones que, desgraciadamente y de acuerdo con la experiencia, estar¨¢n olvidadas cuando la pr¨®xima crisis sacuda una regi¨®n distinta del mundo o, qui¨¦n sabe, otra regi¨®n asi¨¢tica.La primera lecci¨®n es que el contagio de las crisis tiende a ser cada vez mayor. Hoy la crisis en un solo pa¨ªs, si es suficientemente grande y/o inesperada, puede provocar un riesgo "sist¨¦mico" en toda una regi¨®n o incluso en todo el mundo. Los mercados financieros est¨¢n ligados estrechamente por las operaciones interbancarias, por los futuros, opciones y swaps, etc¨¦tera. Adem¨¢s, los capitales se mueven con una mayor celeridad debido a los nuevos sistemas avanzados de las telecomunicaciones y, lo que es m¨¢s importante, las carteras de inversi¨®n se han concentrado en grandes fondos diversificados globalmente, en los que su gesti¨®n est¨¢ cada vez en menos manos, y se supone que en manos cada vez m¨¢s expertas, que toman decisiones con mayor rapidez que los inversores individuales.
Todos estos factores hacen que la llamada "globalizaci¨®n financiera" sea cada vez mayor y que ¨¦sta, parad¨®jicamente, aumente la fragilidad del sistema financiero mundial, y digo parad¨®jicamente porque una mayor interpenetraci¨®n de los mercados financieros deber¨ªa reducir el llamado "riesgo sist¨¦nico", ya que permite que el ahorro mundial se invierta de una manera m¨¢s eficiente y que la mayor diversificaci¨®n de las inversiones reduzca, por definici¨®n, el riesgo. Ahora bien, la raz¨®n puede que resida, en parte, en que como casi toda la inversi¨®n es institucional o colectiva, los due?os de los fondos no son los que los gestionan, sino que se contratan gestores especializados. Estos gestores tienden a menudo a actuar de forma gregaria, es decir, si uno o algunos se salen de Asia, los dem¨¢s les siguen, lo que tiende a desencadenar m¨¢s r¨¢pidamente las crisis e incluso a que lleguen m¨¢s lejos de lo que objetivamente merecen llegar. La raz¨®n es la siguiente: si un gestor pierde dinero haciendo lo mismo que los dem¨¢s, no suele perder su empleo. Si pierde dinero haciendo lo contrario que los dem¨¢s, seguro que lo pierde.
La segunda lecci¨®n es que ponerse de moda" tiene tambi¨¦n sus peligros y que algunos pa¨ªses no est¨¢n preparados para "ponerse de moda". La globalizaci¨®n financiera introduce un elemento nuevo, y es que enfrenta a una serie de inversores y de prestamistas cada vez m¨¢s concentrados y m¨¢s grandes frente a unos receptores y prestatarios relativamente m¨¢s peque?os y, en muchos casos, m¨¢s fr¨¢giles.
Todo el conjunto del sistema financiero de Tailandia o Malaisia tiene unos activos mucho menores que los de un fondo medio de pensiones o de inversi¨®n japon¨¦s, europeo o americano. Si un pa¨ªs se "pone de moda" y dichos fondos deciden aumentar su exposici¨®n en aquel pa¨ªs, ¨¦ste se muestra a menudo incapaz de absorber los flujos de capital resultantes sin que se creen graves distorsiones en su econom¨ªa. Estas ser¨¢n mayores si el sistema financiero, que es el transmisor e intermediario de dichos flujos, es d¨¦bil, est¨¢ pobremente gestionado o carece de supervisi¨®n suficiente, como ha ocurrido en algunos de los pa¨ªses asi¨¢ticos mencionados.
Como no se tomaban medidas para resolver este problema, la situaci¨®n ha llegado a unos niveles explosivos. En Tailandia, Indonesia y Malaisia el total del cr¨¦dito interno en relaci¨®n al PIB ha llegado a superar el 150% (en Espa?a no supera el 60%), y, oficialmente, los morosos y fallidos representan el 20% del total de los cr¨¦ditos, aunque, en realidad, podr¨ªa ser mucho m¨¢s. La cadena de cierres de bancos va a continuar a¨²n alg¨²n tiempo.
?C¨®mo se ha podido llegar a esta situaci¨®n? Sencillamente, porque las expectativas de estas econom¨ªas se segu¨ªan percibiendo como muy favorables, lo que, unido a una elevada liquidez mundial, y especialmente japonesa, segu¨ªa provocando entradas masivas de capital.
Una buena parte de ¨¦stas se intermediaba a trav¨¦s de la banca mediante una expansi¨®n del cr¨¦dito bancario, lo que, a su vez, facilitaba un excesivo auge de los precios de los activos inmobiliarios y burs¨¢tiles. Posteriormente, cuando empezaron los inversores a dudar de la fortaleza de los bancos y empresas de estos pa¨ªses y comenzaron las salidas de capitales, los bancos centrales intentaron esterilizar la ca¨ªda de la demanda de su base monetaria y las salidas netas de reservas mediante una todav¨ªa mayor. expansi¨®n del cr¨¦dito interno bancario, lo que empeor¨® m¨¢s su situaci¨®n.
La tercera lecci¨®n es a¨²n mucho m¨¢s b¨¢sica. No existen "milagros" en econom¨ªa, como tampoco existe el free lunch. S¨®lo existe buena o mala pol¨ªtica a partir de unas condiciones iniciales mejores o peores. Durante muchos a?os se ha venido hablando y poniendo de ejemplo el "milagro asi¨¢tico" de crecimiento, y los "valores asi¨¢ticos" de disciplina, ahorro y trabajo duro. Los pa¨ªses que representan dicho "modelo asi¨¢tico" tienen indudables virtudes desde el punto de vista econ¨®mico, como es su ¨¦tica del trabajo y su elevada capacidad de ahorro y de sacrificio, ventajas que van a permitirles salir de la crisis en menor tiempo del que les cost¨® superarla a los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina despu¨¦s de la crisis de 1982.
Sin embargo, el modelo ha estado basado en el autoritarismo pol¨ªtico y en un sometimiento del sistema econ¨®mico al Estado (en el que ¨¦ste ha decidido d¨®nde hab¨ªa que invertir y d¨®nde no, y en el que ha subvencionado, con muy poca transparencia, a unas empresas o sectores a costa de otros). Se ha llegado as¨ª a un sistema de econom¨ªas cartelizadas, organizadas en conglomerados financieros, industriales y comerciales promovidos desde el Estado, que han funcionado en total connivencia (a menudo corrupta) con este ¨²ltimo, y con un oscuro sistema de reparto de mercados y falta de competencia en el mercado interno, en perjuicio de sus consumidores.
L¨®gicamente, este modelo no pod¨ªa durar mucho tiempo. Sin embargo, el resto del mundo ha cre¨ªdo en "el milagro" y, lo que es peor, los inversores han actuado, una vez m¨¢s, en forma gregaria y de "reba?o", pensando c¨¢ndidamente que los Gobiernos, debido a su connivencia, garantizar¨ªan cualquier problema de impago de dichos conglomerados, aun cuando esto no constaba en ninguna parte. ?sta ha sido, parad¨®jicamente, la "crisis del ¨¦xito" de dicho modelo.
S¨®lo unos cuantos economistas, entre ellos Alwyn Young y Paul Krugman, llevaban varios a?os advirtiendo de los peligros estructurales del "modelo asi¨¢tico". Se?alaban que el "rnilagro" asi¨¢tico de alto crecimiento iba a llegar pronto a su fin en algunos de sus pa¨ªses. Mostraban c¨®mo todas las econom¨ªas crecen, bien por acumulaci¨®n de factores de producci¨®n, es decir, acumulando trabajo y capital, bien por aumentos de la productividad derivada del desarrollo tecnol¨®gico, es decir, aumentando la producci¨®n por trabajador o por hora trabajada, o, finalmente, por ambas causas simult¨¢neamente. Sobre esta hip¨®tesis de partida realizaron una medici¨®n del crecimiento de los pa¨ªses del sur y este asi¨¢tico demostrando que estaba basado, como anteriormente lo hab¨ªa estado el crecimiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de los pa¨ªses del Este, en la acumulaci¨®n de trabajo y capital y no en el aumento de la productividad, por lo que dicha acumulaci¨®n tendr¨ªa cada vez rendimientos menores y sus tasas de crecimiento tender¨ªan a disminuir, como hab¨ªa ocurrido ya con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Hay un indicador que les ha dado la raz¨®n de forma contundente. Mientras que algunos de estos pa¨ªses han llegado a alcanzar rentas per c¨¢pita cercanas a las de Europa y Estados Unidos, sus niveles salariales son s¨®lo un 40% de los americanos y un 50% de los europeos, mostrando que la productividad por empleado es muy baja y/o el poder de los empresarios muy elevado. Predec¨ªan,- asimismo, que una ca¨ªda del crecimiento de estos pa¨ªses se percibir¨ªa por ellos mismos como una recesi¨®n por no estar acostumbrados a unas tasas de crecimiento normales.
La cuarta lecci¨®n que se extrae de esta crisis es que los tipos de cambio fijos no existen, incluso aunque se les adorne con el t¨¦rmino "irrevocablemente fijos". S¨®lo existen, realmente, los tipos de cambio flotantes (aunque la realidad muestre que, en muchos casos, su flotaci¨®n es "sucia"), los currency boards y "las uniones monetarias". En econom¨ªa todo es reversible. Los tipos de cambio fijos suelen ser siempre reversibles, los curreney boards poco reversibles y las "uniones monetarias" o monedas ¨²nicas son dif¨ªcilmente reversibles. Nuestra propia experiencia muestra que el voluntarismo pol¨ªtico no es suficiente.
Si se piensa que s¨®lo con fijar el tipo de cambio con el d¨®lar u otra moneda reserva se consigue la estabilidad, se est¨¢ equivocado. Si no se hace una pol¨ªtica macroecon¨®mica y microecon¨®mica interna que colabore a la misma, el tipo de cambio real se sobrevaluar¨¢, se perder¨¢ competitividad y el d¨¦ficit por cuenta corriente llegar¨¢ a ser, antes o despu¨¦s, insostenible, lo que forzar¨¢ una devaluaci¨®n.
Los pa¨ªses emergentes que han fijado el tipo de cambio a una moneda reserva y que no han aplicado una pol¨ªtica fiscal m¨¢s estricta (que se convierte en la m¨¢s eficiente para ajustar la econom¨ªa, ya que la pol¨ªtica monetaria est¨¢ exclusivamente orientada a mantener el tipo de cambio), han terminado por devaluar, y esto lo intuyen finalmente los mercados financieros.
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