Urbanista de dise?o o fr¨ªvolo embellecedor
Acept¨® la invitaci¨®n aun a sabiendas de que iba a recibir pocos piropos y m¨¢s de una invectiva, ocasionalmente envenenada, a su trabajo m¨¢s reciente. El arquitecto Ricardo Bofill, uno de los incuestionables nombres de prestigio en el urbanismo espa?ol del fin de siglo, se someti¨® anoche en el C¨ªrculo de Bellas Artes al severo dictamen del Club de Debates Urbanos, un colectivo siempre mordaz, y m¨¢s con todo aquello que promueve el Ayuntamiento (este Ayuntamiento) de Madrid. Bofill defendi¨®, voluntarioso, su concepto "mediterr¨¢neo" de la ciudad, la I¨®gica y sentido de calles, plazas y jardines". Pero tuvo que aguantar -a veces con estoicismo; otras, retorci¨¦ndose inc¨®modo en la silla- que le tacharan de practicar un discurso "fr¨ªvolo y devaluado en su simplicidad". En plena escalada terminol¨®gica, hasta le acabaron colgando el ep¨ªteto de "perdonavidas", y m¨¢s de uno (la sala Valle Incl¨¢n registraba un lleno expectante) debi¨® de pensar que terminar¨ªa levant¨¢ndose, enrabietado de la mesa.Pero resisti¨®. La firma de Bofill est¨¢ ligada a dos de los proyectos m¨¢s relevantes, tanto en dimensi¨®n como en valor emblem¨¢tico, del Madrid de nuestros d¨ªas. Y quiso defenderlos con alguna dosis de pasi¨®n, incluso liberalizarlos m¨¢s all¨¢ de lo que prev¨¦n los planos de la concejal¨ªa de Urbanismo. El arquitecto barcelon¨¦s, de 58 a?os, trabaja intensamente sobre la Operaci¨®n Chamart¨ªn (prolongaci¨®n en cuatro kil¨®metros del eje de la Castellana, con el cubrimiento de las v¨ªas ferroviarias) y el parque del Manzanares (el adecentamiento de la ribera del r¨ªo entre Villaverde y el t¨¦rmino municipal de Getafe). Y est¨¢ dispuesto a esmerarse en estas aportaciones al norte y al sur del paisaje urbano matritense.
Ricardo Bofill presumi¨® de que su dise?o urbano ha gozado del benepl¨¢cito del consenso en cuantas ciudades lo ha podido desarrollar. Pero sucede que, en el caso de Madrid, no las tiene todas consigo. "Ya he visto que aqu¨ª las operaciones urban¨ªsticas sirven para escribir en los papeles desde un punto de vista pol¨ªtico. Nadie reflexiona, en cambio, a partir de razones estrictamente arquitect¨®nicas", apunt¨®, desazonado.
Esta tendencia tan intr¨ªnsecamente capitalina a la "crispaci¨®n" acarrea, a su juicio, consecuencias muy negativas. Porque Madrid se encuentra "en situaci¨®n de retraso con respecto a otras grandes ciudades europeas, incluida Barcelona", advirti¨®. Y abund¨®: "En Barcelona, por ejemplo, hubo consenso entre los arquitectos de cara al a?o 92, hubo un acuerdo de m¨ªnimos. Pero en Madrid, la discusi¨®n siempre est¨¢ alrededor del poder, no de la cultura".
Chistera municipal
Sus palabras obtuvieron r¨¢pida respuesta entre los dem¨¢s integrantes de la mesa. El presidente del Club de Debates Urbanos, Ricardo Aroca, exclam¨®: "El Ayuntamiento se ha dado cuenta de que existe un d¨¦ficit arquitect¨®nico en la ciudad. Ante ello, su respuesta es sacar de la chistera un mago que se llama Ricardo Bofill. Le traen para dar un poco de lustre, y eso que no le han encargado los nuevos t¨²neles...".Al arquitecto catal¨¢n le quedaba a¨²n lo peor. El m¨¢s cr¨ªtico, al borde mismo de la acritud, fue Francisco Fern¨¢ndez, quien se burl¨® de la b¨²squeda de "dise?adores a la moda" por parte de las autoridades municipales. Y continu¨®, implacable: "La palabra consenso es terror¨ªfica, porque no se puede ser ideol¨®gicamente neutro. Me asusta ese discurso fr¨ªvolo y un poco de perdonavidas de Bofill. Frente a sus operaciones de imagen o embellecimiento urbano, obvia que el Ayuntamiento apuesta donde tiene capacidad de ganar dinero".
El aludido exclam¨®: "No s¨¦ qu¨¦ entienden por operaciones de imagen. Lo dicen como si lo que estoy preparando fuera mentira. Y no: prolongar la Castellana cuatro kil¨®metros es una de las mayores operaciones de Europa. Puede estar bien o mal hecha, de acuerdo, pero eso es una operaci¨®n urban¨ªstica en toda regla. No de imaginer¨ªa.
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