Palurdos
Parece mentira que, al filo del 2000, tengamos que seguir escribiendo reivindicativamente sobre el maldito aborto. Parece mentira que, a las puertas del siglo XXI, haya jueces que entren a saco en las cl¨ªnicas ginecol¨®gicas, como la Iris de Albacete, y que arramblen con centenares de historias m¨¦dicas. Parece mentira, pero aqu¨ª seguimos, entre otras cosas porque a los socialistas no les dio la gana de ampliar la ley en los muchos a?os que pudieron hacerlo (y luego se escaquearon de votar, como todos sabemos); y porque a los peperos les salen literalmente granos cuando se toca el tema.Ya s¨¦ que con los jueces no te puedes meter, salvo que seas pol¨ªtico (en cuyo caso puedes decir ferocidades), pero lo cierto es que la actuaci¨®n de ese juez en la cl¨ªnica Iris me parece, por decirlo muy levemente, discutible. Sospecho, adem¨¢s, que el ambiente general de ?o?o conservadurismo del PP influye en el florecimiento de estas actitudes; por ejemplo, cuando el Consejo de la Mujer de Albacete conden¨® la incautaci¨®n de historiales de la Iris, s¨®lo hubo dos votos en contra: los de las dos peperas.
Ya mostr¨® su torpeza el PP frente a las reivindicaciones feministas el pasado d¨ªa de la Mujer. El Instituto de la Mujer decidi¨® hacer en Madrid una concentraci¨®n en pro de las afganas, pero, en vez de sumarse, como se le propuso, a la manifestaci¨®n tradicional, convocada por m¨¢s de cuarenta asociaciones de mujeres, mont¨® un acto por su cuenta al que no acudi¨® nadie. Una pena: el Instituto tendr¨ªa que haber ido a la manifestaci¨®n y representado all¨ª la causa afgana. Pero se dir¨ªa que estos peperos tienen miedo de la calle, de la diversidad y la disidencia. Para las altas finanzas ser¨¢n unos linces (est¨¢n acostumbrados al dinero), pero en el entendimiento de la complejidad social y de la vida son unos palurdos irremediables.
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