Derecha en crisis
EL FRENTE Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen no s¨®lo ha conseguido contaminar a una parte de la dereha moderada en Francia, sino que su victoria t¨¢ctica en las elecciones regionales conlleva, como ha denunciado el presidente Chirac, un riesgo de "hundimiento e Francia, de sus valores y de su imagen". La intervenci¨®n presidencial llega, sin embargo, cuando el a?o ya est¨¢ hecho, el fascismo lepenista se desarrolla en la sociedad francesa, y ello ha sumido en una profuenda crisis a toda la derecha republicana.Que el FN haya superado en las elecciones regionales el 15% de sufragios es un fracaso de la democracia. Y para combatir este fen¨®meno tan preocupante no servir¨¢n s¨®lo medidas t¨¦cnicas que impliquen modificaciones en el escrutinio, como apunta Chirac. Frenar al partido "racista y xen¨®fobo", como lo ha descrito el propio presidente, exigir¨¢ mucho m¨¢s. Entre otras cosas, recomponer la derecha moderada, que actualmente padece una total desorientaci¨®n y una profunda divisi¨®n interna.
Las banderas que enarbola el FN -el orden p¨²blico, el freno a la inmigraci¨®n y el antieurope¨ªsmo- tienen tambi¨¦n su p¨²blico en una parte de la derecha democr¨¢tica, que no se niega a conceder a los ultras respetabilidad pol¨ªtica en el universo republicano. Es lo que busca el peligroso capit¨¢n de este partido, Bruno M¨¦gret, tras descubrir que no hay un muro de divisi¨®n claro entre esa derecha moderada y el FN y que, lejos de eso, tienen zonas de encuentro.
Es la existencia de ese terreno com¨²n, m¨¢s all¨¢ del oportunismo de quien se aferra al cargo, lo que explica que algunos dirigentes de la derecha moderada -a su vez dividida en la coalici¨®n liberal UDF y el movimiento gaullista RPR- hayan aceptado los votos del FN para conservar la presidencia de cinco de las 22 regiones metropolitanas. En otras dos, y ante el creciente esc¨¢ndalo de la opini¨®n, los elegidos han dado marcha atr¨¢s. De momento, y pese a las sanciones en estudio para los "traidores", han perdido peso en la UDF los que, como su propio l¨ªder, Fran?ois L¨¦otard, se opon¨ªan al abrazo de Le Pen a favor de los que se muestran, dispuestos a dejarse querer, como Alain Madelin, campe¨®n de los neoliberales franceses.
La ca¨ªda en esta trampa para elefantes que le tendi¨® el FN a la derecha moderada, ofreci¨¦ndole su apoyo a cambio de un "programa m¨ªnimo" que no era sino un se?uelo, es lo que ha puesto a esa derecha en crisis. ?sta, sin embargo, tiene or¨ªgenes m¨¢s antiguos, que el pasado 1 de junio le llevaron a la derrota a favor de la izquierda plural (socialistas, comunistas y verdes). Sin embargo, en las regionales, las derechas -UDF, RPR y el Frente Nacional- han logrado m¨¢s de la mitad de los votos, lo que indica su peso sociol¨®gico. El pasado domingo, en la segunda vuelta de las cantonales, la izquierda gan¨® a la derecha, con una preocupante abstenci¨®n del 45%.
Chirac busca un papel de referente b¨¢sico en esta recuperaci¨®n de los valores republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. Pero lo hace falto de reflejos y tras haber cometido grandes errores. Lo que necesita la derecha moderada es recuperar la confianza en s¨ª misma y perge?ar un proyecto que excluya radicalmente la normalizaci¨®n republicana del FN.
Francia no est¨¢, por otra parte, sola en ese crecimiento de la extrema derecha. Partidos ultras, xen¨®fobos y antieuropeos los hay en Austria, B¨¦lgica o Dinamarca, por ejemplo. Pero, a diferencia de ¨¦stos, el FN hunde sus ra¨ªces en un turbio pasado, y se explica en parte por la crisis de identidad, de sentido del Estado y de confianza de una parte de la sociedad francesa. De esta situaci¨®n se puede beneficiar coyunturalmente la izquierda plural para conservar el poder. Pero no nos enga?emos, ello no beneficiar¨¢ a la naci¨®n francesa ni por tanto, a Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.