Ecolog¨ªa y cultura

Parecer¨ªa que entre ecolog¨ªa y cultura no es posible el conflicto. Esta supuesta regla constituye, sin embargo, m¨¢s un deseo que una realidad en el caso del proyecto del escultor Eduardo Chillida en el interior de la monta?a Tindaya, uno de los lugares m¨¢s emblem¨¢ticos de la isla canana de Fuerteventura.La Coordinadora Monta?a Tindaya, que se define como "una modesta organizaci¨®n de vecinos de Fuerteventura nacida a ra¨ªz de la exposici¨®n de Chillida en Puerto del Rosario en diciembre de 1996 y que considera un atropello a la raz¨®n el lugar donde se quiere llevar a cabo la idea del escultor vasco", estima que EL PA?S no mantiene una l¨ªnea informativa equilibrada en este asunto, inclin¨¢ndose a favor del proyecto art¨ªstico de Chillida. En concreto, cuestionan las informaciones publicadas los d¨ªas 6 y 13 de febrero, una de ellas una entrevista a Eduardo Chillida. Esta organizaci¨®n ecologista pide al Defensor del Lector que "medie en defensa de la objetividad" y "m¨¢s nivel cr¨ªtico y de objetividad" a EL PA?S, as¨ª como no dar de lado Ios dem¨¢s aspectos de este asunto para no perder la objetividad m¨ªnima deseable, ya que la beatificaci¨®n no suele ser la l¨ªnea del peri¨®dico".

?Le ha faltado objetividad a EL PA?S y han sido incompletas sus informaciones sobre este asunto? Veamos. Quiz¨¢ porque no estaba constituida entonces, la Coordinadora Monta?a Tindaya parece desconocer la informaci¨®n (secci¨®n de Sociedad, 15 de julio de 1996) en la que se daba cuenta de esos otros "aspectos" que, a juicio de esta organizaci¨®n ecologista, EL PA?S ha dado de lado. En esa informaci¨®n, titulada Ge¨®logos y arque¨®logos denuncian el proyecto de Chillida de 'vaciar' una monta?a canaria y firmada por Sof¨ªa Men¨¦ndez en Fuerteventura, se describ¨ªa la pol¨¦mica cient¨ªfica y pol¨ªtica. suscitada en Canarias en torno al proyecto de Chillida. Su autora recogi¨® los puntos de vista contrarios al proyecto, as¨ª como las dificultades de todo tipo -supuestas o reales- que se alegan para su realizaci¨®n.

Informaciones posteriores tambi¨¦n hicieron referencia a la pol¨¦mica. Entre ellas, la titulada Chillida abandona su intento de vaciar la monta?a 'sagrada' de Tindaya (17 de julio de 1996) y la referida a la presentaci¨®n en Puerto del Rosario de su proyecto por parte de Chillida (18 de diciembre de 1996). De tales informaciones se deduce que hasta esa fecha EL PA?S inform¨® m¨¢s abundante y detalladamente de esos otros "aspectos" a los que se refiere la organizaci¨®n ecologista que del proyecto del escultor vasco. Incluso recientemente (8 de febrero de 1998), la informaci¨®n titulada Los ecologistas advierten a Chillida que Tindaya es un 'negocio' para especular (secci¨®n de Cultura) recog¨ªa los puntos de vista de la Coordinadora Monta?a Tindaya sobre este asunto.

Visto lo anterior, no parece razonable deducir que se han vulnerado la objetividad y el equilibrio informativos con la publicaci¨®n de una entrevista a Eduardo Chillida (secci¨®n de Cultura, 23 de febrero), en la que el escultor defiende la idea de su proyecto y afirma que "de producirse la especulaci¨®n que denuncia la Coordinadora Monta?a Tindaya, ¨¦l ser¨ªa el primero en abandonar su proyecto". El autor de la entrevista, Andr¨¦s Fern¨¢ndez Rubio, del que la organizaci¨®n ecologista dice comprender "la pasi¨®n que pueda sentir por el artista", manifiesta al respecto: "Chillida lleva siendo beatificado -siguiendo esa definici¨®n de la coordinadora sobre el reconocimiento social a los artistas- desde que en 1958, hace 40 a?os, obtuvo el Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Venecia: un creador, cuya obra se encuentra en las colecciones de los grandes museos del mundo, autor de proyectos considerados ejemplares en la intersecci¨®n de arte y naturaleza, como El peine del viento (San Sebasti¨¢n, 1977), y reconocido por su visi¨®n irreductible 'lo mismo a la geometr¨ªa de los sistemas que al impresionismo de las sensaciones' (Octavio Paz)".

A su juicio, la Coordinadora Monta?a Tindaya "no parec¨¦ tener en cuenta estas y otras consideraciones y prefiere pensar que son los medios de comunicaci¨®n los que imponen " a sus artistas preferidos". En todo caso, la secci¨®n de Cultura pretende reflejar el habla, el di¨¢logo y las representaciones de los artistas. Tambi¨¦n est¨¢ abierta al debate social sobre la creaci¨®n. El proyecto de Tindaya es, en este sentido, por su delicadeza y monumentalidad, un ejemplo para abrir una provechosa discusi¨®n".

Efectivamente, el Defensor del Lector estima que esa discusi¨®n sobre el proyecto de Chillida, a ser posible exenta de radicalismos y de comentarios, extempor¨¢neos, deber¨ªa producirse sin excluir a ninguna parte interesada. Los ecologistas de Fuerteventura tienen derecho a esperar de EL PA?S que ning¨²n v¨ªnculo, ning¨²n inter¨¦s, ninguna pasi¨®n, le apartar¨¢ de ofrecer, como exige su Libro de estilo, "una informaci¨®n lo m¨¢s completa posible" de cuantos puntos de vista se manifiesten en dicha discusi¨®n.

Tomey y Madrid

Con motivo de la investigaci¨®n judicial abierta al senador del Partido Popular Francisco Tomey por un supuesto delito de falsedad documental en el ejercicio de su cargo como presidente de la Diputaci¨®n de Guadalajara, se ha comparado la actitud indulgente del PP en este caso, y en concreto la de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y la radicalmente exigente que mantuvo el presidente del Gobierno, entonces l¨ªder de la oposici¨®n en Castilla y Le¨®n, en el caso de Demetrio Madrid, presidente de dicha Comunidad aut¨®noma hasta su dimisi¨®n al ser procesado por un delito social. (supuesta venta fraudulenta de una empresa familiar), ajeno por tanto a sus funciones p¨²blicas. A esta comparaci¨®n hac¨ªa referencia Luis R. Aizpeolea en la informaci¨®n publicada el 28 de febrero (secci¨®n de Espa?a) con el t¨ªtulo El Gobierno dice que en este caso "no hay corrupci¨®n".Un lector de Ciudad Real, Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Mart¨ªn, aprecia aspectos confusos en dicha informaci¨®n, ya que, por un lado, se afirma que "Aznar, entonces jefe de la oposici¨®n en Castilla y Le¨®n, dio 24 horas a Madrid para dimitir, lo que ¨¦ste hizo fulminantemente", y, por otro, se a?ade que "la dimisi¨®n se produjo el 29 de octubre de 1986, despu¨¦s de hacerse p¨²blico su procesamiento". El lector deduce que existi¨® un lapso de tiempo entre el perentorio plazo de Aznar y la dimisi¨®n de Madrid, y ofrece dos explicaciones a esa aparente contradicci¨®n: el redactor no est¨¢ bien informado, "algo incre¨ªble dada la calidad de ese peri¨®dico"; "deseo de que el lector crea que el se?or Madrid hizo lo que el se?or Tomey se niega a hacer. ?Manipulaci¨®n? ?Deseo de confundir?". Pero esta explicaci¨®n tampoco convence al lector, pues "me cuesta", dice, "pensar que un peri¨®dico tan liberal, moderno y progresista intente confundir a los lectores".

Efectivamente, Luis R. Aizpeolea no estaba mal informado, ni EL PA?S ha intentado confundir a sus lectores. Es posible que la redacci¨®n del texto induzca a confusi¨®n, pero el hecho es, seg¨²n consta en las hemerotecas, que Aznar pidi¨® la dimisi¨®n en 24 horas de Demetrio Madrid al ser ¨¦ste procesado el 29 de octubre de 1986. Demetrio Madrid dimiti¨® ese mismo d¨ªa. ?Fulminantemente? As¨ª parece.