Funcionarios maltratados
El articulo aparecido el pasado d¨ªa 20 de marzo titulado Funcionarios maltratados me produjo, como trabajador penitenciario, un profundo malestar personal y profesional. El eximio director del CP Madrid 5 da todos los pasos necesarios para regresar a la demagogia f¨¢cil y torpe que se utilizaba en tiempos pret¨¦ritos para referirse a las c¨¢rceles y a los condenados que hab¨ªan de purgar su pena en ellas.Por aquel entonces se utilizaba exactamente el mismo discurso que el improvisado articulista ha utilizado ahora:
1. Hace una declaraci¨®n altisonante sobre su buena voluntad, y la de muchos, para erradicar el maltrato a los internos.
2. Se protege en el elevado n¨²mero de funcionarios, y en las garant¨ªas procesales que ofrece la legislaci¨®n penal, para justificar, si los hubiere, los malos tratos que antes quer¨ªa erradicar.
3. Ensalza el sistema y la legalidad vigentes como los mejores de entre los posibles.
4. Exhibe las maldades de los internos (posible enemigo), haci¨¦ndoles responsables ¨²nicos de las situaciones de agresividad y violencia, y les aplica los medios coercitivos leg¨ªtimamente, sin inmutarse, porque su conducta lo requiere y la Ley Org¨¢nica General Penitenciaria lo permite.
5. Deslegitima al poder judicial, encargado de tutelar las actuaciones administrativas penitenciarias, cuestionando la validez de la denuncia que de un caso concreto ha efectuado el juez de vigilancia de Castilla y Le¨®n.
6. Ensoberbecido, se atreve a poner en cuesti¨®n un ¨®rgano constitucional como es el Defensor del Pueblo, descalificando una recomendaci¨®n que hace a la Administraci¨®n penitenciaria, reput¨¢ndola de poco sostenible.
Al final no sabemos si existen o no malos tratos en prisiones, porque la legislaci¨®n penal no los erradica, los internos a lo peor se los merecen, la LOGP los permite, algunos jueces de vigilancia no son fiables para la Administraci¨®n y, por a?adidura, el Defensor del Pueblo hace recomendaciones que no conviene atender.
El art¨ªculo nos ha hecho un flaco favor a los penitenciarios que estamos plenamente comprometidos con nuestra profesi¨®n y con la democracia.
Los trabajadores de prisiones (funcionarios y personal laboral) no tenemos nada que ocultar ni sentimos la necesidad de justificar nuestra actuaci¨®n profesional de otra forma que mediante el trabajo diario bien hecho. La sociedad debe implicarse en los asuntos penitenciarios, entrar en los centros y ayudamos a los profesionales a proporcionar oportunidades de integraci¨®n social diferenciadas a los internos, un colectivo que se caracteriza mayoritariamente por no haberlas tenido antes de su ingreso en prisi¨®n.-
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