Relojes de sol
Un lector de Zaragoza, don Luis Gayo Ramos, manifiesta en EL PA?S del 22 de marzo su opini¨®n favorable a los cambios peri¨®dicos de la hora oficial respecto de a solar. Para ello, empieza por calificar de peregrinos los argumentos de quienes nos oponemos a tales cambios. Seg¨²n ¨¦l, como el Sol no sabe de relojes, sale y se pone cuando le toca; la especie humana, all¨ª donde no dispone de relojes, se adapta a ese ritmo levant¨¢ndose al amanecer y acost¨¢ndose al llegar la noche.Reflexionemos: la especie humana ha dispuesto siempre de un reloj b¨¢sico que es el Sol. Basta observar que, cualquiera que sea la latitud donde vivimos (salvo si es en los polos) y la estaci¨®n del a?o en que nos encontremos, la sombra de un ¨¢rbol var¨ªa de longitud a lo largo del d¨ªa, alcanza no un valor m¨ªnimo en un instante que por convenci¨®n llamamos mediod¨ªa, porque al intervalo transcurrido entre dos posiciones sucesivas de la sombra m¨ªnima le asignamos el nombre de d¨ªa. Luego, dividimos este intervalo en 24 fragmentos iguales de tiempo que llamaremos horas.
La cuesti¨®n de establecer 24 partes exactamente iguales de un d¨ªa es harina de otro costal. Inicialmente, hubo que suponer que un volumen constante de agua o de arena flu¨ªa siempre con la misma velocidad por un orificio determinado y tardar¨ªa por tanto el mismo tiempo en salir del recipiente que lo conten¨ªa. Despu¨¦s se hicieron otros inventos que permitieron llegar a los relojes actuales.
Pero no nos diga que la humanidad no tiene relojes. Tampoco intente convencernos, al final de su carta, de que el cambio horario tiene, entre otras ventanas, la de impedir que los noruegos se pasen todo el verano despiertos para luego sumergirse en un profundo sue?o invernal.
Perd¨®neme, se?or Gayo, pero aqu¨ª de lo que se trata es de que alguien nos demuestre de verdad, con cifras, con argumentos, y de una vez, que el cambio horario se traduce en ahorro de energ¨ªa. Nadie hasta ahora lo ha hecho. Otra cosa es que el cambio horario produzca beneficios econ¨®micos, pero ?para qu¨¦ bolsillo? Nunca, se lo aseguro, para el del ciudadano que padece los perjuicios-
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