Desalojo con trampa
Una vecina de Estepona denuncia que el Ayuntamiento derrib¨® su casa mientras unos asistentes sociales la paseaban en un coche
Antonia L¨®pez lleva todos los d¨ªas la misma ropa, rebeca y falda negra de franela, desde hace m¨¢s de dos meses. Exactamente desde que las palas municipales arrasaran su casa, por peligro de ruina inminente, y sus enseres y vestidos fueron embutidos en varias bolsas de pl¨¢stico y depositados en un polvoriento almac¨¦n del Ayuntamiento de Estepona (M¨¢laga). "Les dije a los asistentes sociales que no sal¨ªa de mi casa si no me daban otra. Ellos me mostraron una llave y me dijeron que era de la nueva vivienda que me iban a dar", explica la mujer, de 60 a?os, viuda y madre de un hijo heroin¨®mano.Pero aquella llave no le abri¨® ninguna casa. "Los empleados municipales me dieron vueltas y vueltas en un coche por medio pueblo, se paraban para hacer tiempo y despu¨¦s de un rato me llevaron a su oficina, de donde me escap¨¦". Cuando Antonia volvi¨® a su domicilio de la calle del Mar, n¨²mero 7, el inmueble hab¨ªa sido derruido, y sus pertenencias, trasladadas en un cami¨®n.
El concejal de Sanidad, Lorenzo Guerra, esgrime la legalidad en el desalojo y el derribo de la vivienda amparado en un expediente municipal de ruina inminente y en la autorizaci¨®n del juez para llevar a cabo la demolici¨®n. El Ayuntamiento asegura que no le ha podido conseguir ninguna vivienda a Antonia porque "nadie la quiere alquilar". El gobierno local aloj¨® provisionalmente a la mujer en un hostal de la localidad. Ya le han advertido que tendr¨¢ que abandonar la habitaci¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas, ante la previsible avalancha de turistas en Semana Santa.
Mientras, Antonia vaga por las calles del pueblo durante todo el d¨ªa. Ha intentado encontrar algunas de sus ropas entre las numerosas bolsas de pl¨¢stico que se amontonan en la nave municipal, pero ha desistido "porque los polic¨ªas municipales me rega?an". Lo mismo, le pas¨® cuando se dirigi¨® al Ayuntamiento para decirle al alcalde, Jes¨²s Gil Mar¨ªn: "Soy la mujer a la que le ech¨® la casa abajo", mientras ¨¦l, cuenta, se met¨ªa "para adentro".
El concejal Guerra, sin embargo, mantiene que todas las pertenencias de la mujer "est¨¢n a su disposici¨®n", y que el Ayuntamiento est¨¢ empe?ado en buscarle una vivienda. Pero por ahora no la ha encontrado. Antonia s¨®lo percibe una pensi¨®n de 36.000 pesetas mensuales, de las que 2.665 destinaba al pago del alquiler de la casa de renta antigua donde su marido pas¨® toda su vida, y ella, los ¨²ltimos 30 a?os.
En la denuncia que Antonia present¨® en el juzgado contra Gil Mar¨ªn -hijo del alcalde de Marbella y presidente del Atl¨¦tico de Madrid, Jes¨²s Gil- por incumplir la promesa de entregarle otra vivienda y por la forma en que el Ayuntamiento realiz¨® el desalojo, la desahuciada asegura que tras el derribo la primera intenci¨®n del Ayuntamiento era alojarla "en una cochinera del matadero". Ella se opuso. El ministerio fiscal a¨²n no se ha pronunciado sobre la denuncia, tramitada por un abogado de oficio, en la que Antonia indica que a su hijo lo sacaron "a golpes y porrazos" de la casa, as¨ª como que fue retenido para mantenerlo durante dos horas en la jefatura de la Polic¨ªa Local mientras la humilde casa era demolida.
El portavoz del PP en Estepona, Manuel S¨¢nchez Bracho, afirma que "el caso es grav¨ªsimo si ocurri¨® como se denuncia: enga?aron a la mujer ense?¨¢ndole las llaves de una casa que no exist¨ªa y es miserable que sacaran a su hijo a porrazos". Este edil entiende que "lo m¨ªnimo que pueden hacer quienes la echaron es buscarle otra casa".
Para el representante del PSOE, Antonio Caba, la actuaci¨®n del gobierno municipal es "irracional, y los m¨¦todos que utilizan no guardan las formas de un Estado de derecho".
En su comparecencia ante el juzgado, Antonia ha declarado que nada m¨¢s abandonar mediante enga?o su vivienda, los operarios enviados por el consistorio "se pusieron con un hacha a romper la puerta de la casa", de la que luego sacaron por la fuerza a su hijo. La mujer reclama que el Ayuntamiento le prometi¨® "una casa y trabajo, cosa que hasta el momento no ha cumplido".
Desde hace d¨ªas, Antonia no sabe nada de su hijo, Blas, de 25 a?os, enganchado a la hero¨ªna. La madre recuerda que la ¨²ltima vez que lo vio tuvo que conseguirle 5.000 pesetas "porque estaba con el mono y en el centro de salud no le quer¨ªan dar metadona".
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