Par¨ªs obstruye la investigacion atentado de 1981 contra el Papa
Diecisiete a?os despu¨¦s de ocurrido, el misterio m¨¢s profundo sigue rodeando el atentado sufrido por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro de Roma. La tercera investigaci¨®n judicial que ha intentado aclarar el transfondo de culpabilidades que permitieron al terrorista turco Al¨ª Agca disparar a quemarropa contra el Papa, hiri¨¦ndole gravemente, el 13 de mayo de 1981, ha sido archivada por falta material de pruebas. Rosario Priore, el juez romano que ha llevado el caso, culpa de este fracaso -en el abultado escrito de m¨¢s de quinientas p¨¢ginas en el que resume la investigaci¨®n archivada- a la falta de colaboraci¨®n del propio Vaticano y al obstruccionismo de los servicios secretos de "pa¨ªses aliados y amigos como Francia".En Francia fue detenido, bajo nombre falso, Oral Celik, sospechoso de ser uno de los c¨®mplices de Agca y que, sin embargo, fue absuelto. Y en Francia, seg¨²n el magistrado, existen datos ocultos sobre la trama que Priore no ha logrado desvelar. En cuanto al Vaticano, el juez se lamenta de que no haya mostrado la diligencia esperada para facilitar el avance de la investigaci¨®n. Una pesquisa tanto m¨¢s necesaria cuanto que Priore advierte: "El Papa sigue siendo un objetivo prioritario, sobre todo para los terroristas de matriz isl¨¢mica".
El magistrado romano califica al ¨²nico ejecutor y detenido por el atentado, Al¨ª Agca, de testigo "no fiable", y descarta pr¨¢cticamente la hip¨®tesis de que el joven turco actuara en solitario. Finalmente, y pese a que los 12 lobos grises [grupo radical turco] investigados fueron puestos en libertad por falta de pruebas, Priore considera que la denominada pista b¨²lgara, de la que habl¨® Agca en un determinado momento, sigue siendo la m¨¢s fiable. En estos momentos, Agca sigue preso Italia. El pasado invierno, familiares del detenido se entrevistaron con Juan Pablo II para reclamarle que interceda por la liberaci¨®n del detenido. La Santa Sede insiste, por su parte,en que se trata de un caso en manos de la justicia italiana en el que no puede intervenir el Pont¨ªfice.
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