La forma de ver de las mujeres fot¨®grafas
Una exposici¨®n en Par¨ªs rescata la aportaci¨®n de autoras desde los a?os veinte a 1940
Bajo el gen¨¦rico Les femmes photographes de la nouvelle vision en France, 1920-1940, una exposici¨®n en Par¨ªs (Hotel de Sully, hasta el 7 de junio) pretende rendir un homenaje a una serie de mujeres fot¨®grafas que se constituyeron en referentes claves de un periodo hist¨®ricamente dificil -el de entreguerras- cuyo ¨²nico denominador com¨²n comparte lo dispar de su origen social con sus diversas nacionalidades. Entre las fot¨®grafas figuran en la muestra Lee Miller, Gis¨¦le Freund, Laure Albin Guillot, Florence Henri, Germaine Krull, Lisette Model y Marianne Breslauer.
La realizaci¨®n de este proyecto corre a cargo de la Mission du Patrimoine Photopraphique, el departamento especializado en fotograf¨ªa del Ministerio de Cultura y Comunicaci¨®n franc¨¦s. Entre los nombres de referencia incluidos en esta muestra figuran los de la americana Lee Miller, la alemana Gis¨¦le Freund, Laure Albin Guillot (Francia)... y un complejo poliedro de g¨¦neros y est¨¦ticas que barajan opciones que van desde los collages y fotomontajes a las naturalezas muertas (Florence Henri, Germaine Krull), los trabajos. de publicidad, el reportaje social (Marianne Breslauer), el retrato (Th¨¦rese le Prat), el paisaje (Nora Dumas) o la vida en la ciudad (Lisette Model), entre otras.Todas ellas, ligadas de maneras distintas a los escritores, la literatura de su ¨¦poca, los surrealistas y, en ¨²ltima instancia, a cualquier v¨ªa donde explorar todas las posibilidades del medio.
Esta muestra es un completo relato que cubre la laguna poco estudiada de un per¨ªodo de tiempo y un lugar -Francia- en la historia de la fotograf¨ªa en el que una serie de mujeres se dejaron seducir a partir de la d¨¦cada de los veinte hasta la guerra por el potencial creativo de una c¨¢mara. Quisieron ser fot¨®grafas en un contexto envuelto en el vertiginoso desarrollo de la modernidad, la prensa ilustrada y la publicidad. Tambi¨¦n, el atractivo por esta profesi¨®n -independientemente de otros factores de realizaci¨®n personal- radicaba en las posibilidades de lograr una autonom¨ªa econ¨®mica. Eran los a?os de la experimentaci¨®n fotogr¨¢fica, cuando las clasificaciones funcionan mejor por pa¨ªses que por escuelas, porque con esta perspectiva es desde donde se aprecia mejor el matiz definitorio de este per¨ªodo dada su agresiva tendencia a la ruptura de fronteras y a la internacionalizaci¨®n. Todas ellas lo manifestaron en sus obras.
Al igual que en el fotorreportaje, los focos de la experimentanci¨®n art¨ªstica estaban entonces en Par¨ªs, Praga, Budapest, Londres o Berl¨ªn (interrumpida, aqu¨ª, en 1933 por el nazismo). Pero entre todas estas ciudades, Par¨ªs es el foco cultural que toman como punto de convergencia para estructurar la exposici¨®n los organizadores. Y es l¨®gico, debido a la relaci¨®n de la mayor¨ªa de las autoras ahora seleccionadas que mantuvieron con la ciudad antes de exiliarse. Su presencia fue constante en todas las grandes muestras organizadas tanto por los museos estatales como por las galer¨ªas privadas. En Par¨ªs, en aquellos a?os, convergieron todas y cada una en su especialidad. Florence Henri, por ejemplo, alumna de la Bauhaus, aterriz¨® en la capital francesa en 1928, optando, entonces, por la fotograf¨ªa como profesi¨®n; amiga de Mondrian y de Kandinski, se aproxim¨® al cubismo con sus comienzos fotogr¨¢ficos en Francfort.
Germaine Krull no tard¨® en contactar con las vanguardias y Gis¨¦le Freund presentaba su tesis en la Sorbona sobre La fotografla en Francia en el siglo XIX (1936, editado en 1940), en paralelo a una prol¨ªfica producci¨®n como autora de grandes reportajes. Lee Miller fue modelo, amante y la m¨¢s estrecha colaboradora de Man Ray. Juntos descubrieron el procedimiento de polarizaci¨®n fotogr¨¢fica; su personalidad, con la distancia que dan los a?os, supera la de ¨¦ste y se pone junto a Picasso, Ernst, Eleonora Carrington, o los Eluard. La Nueva visi¨®n de todas estas fot¨®grafas comenz¨® a agotarse en 1936; la guerra no hizo sino confirmar su evoluci¨®n, dispersando a sus protagonistas en los m¨¢s crueles y diversos exilios.
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