La ley de inmigraci¨®n abre fisuras en la coalici¨®n de izquierdas francesa
"No es admisible que una parte de la izquierda sostenga la porra en alto mientras la otra impide la circulaci¨®n de los aviones", explicaba gr¨¢ficamente Jean-Christophe Cambadelis, secretario nacional del Partido Socialista (PS). En efecto, Cambadelis se quejaba de que, al mismo tiempo que la gran mayor¨ªa de socialistas respaldan el proyecto de ley sobre el control de flujos migratorios propuesto por Jean-Pierre Chev¨¦nement, ministro del Interior, los ecologistas y comunistas participan, junto a trotskistas o asociaciones humanitarias, en las manifestaciones que intentan impedir la expulsi¨®n, a trav¨¦s de vuelos regulares, de inmigrantes en situaci¨®n ilegal.
El cambio de estatuto del Banco de Francia (con la transferencia de soberan¨ªa al Banco Central Europeo) ya mostr¨® en la madrugada del mi¨¦rcoles las fisuras de la llamada izquierda plural en el poder: Votaron a favor el PS, la mayor parte de los liberales y centristas de la Uni¨®n Democr¨¢tica Francesa (UDF) y muchos gaullistas de la Asamblea Para la Rep¨²blica (RPR); y en contra, el PCF, los republicanos de Chev¨¦nement y siete diputados del RPR. Los verdes se abstuvieron.La ley de inmigraci¨®n propugnada por el primer ministro socialista, Lionel Jospin, tambi¨¦n hizo visibles ayer las grietas en la coalici¨®n de izquierdas: fue rechazada por cinco de los seis diputados verdes, mientras que los comunistas se abstuvieron, salvo un diputado, que vot¨® en contra, al igual que la oposici¨®n conservadora, que sin embargo no obtiene beneficios pol¨ªticos de esta ruptura. En cada caso -nacionalismo antieuropeista en el del banco, discurso izquierdista en el de los inmigrantes-, los aliados del PS van en b¨²squeda de los votos que han perdido, en las ¨²ltimas elecciones, en favor de la extrema izquierda.
"Hacer pol¨ªtica para un pa¨ªs no consiste tan s¨®lo en definirla, sino que, cuando se est¨¢ en el gobierno, hay que aplicarla", les record¨® el primer ministro Lionel Jospin, a sus aliados demasiado plurales, a los que luego pareci¨® referirse al hablar de "irresponsables que incitan espectacularmente" a los extranjeros en situaci¨®n irregular a crear un m¨¢ximo de problemas de transporte.
Para Chev¨¦nement, seguro y satisfecho del respaldo aportado por Jospin, su proyecto de ley "es del Gobierno, de todo el Gobierno, de todos sus ministros", y dijo que todos sus colegas de Ejecutivo lo aprobaban, puesto que "cuando uno no puede solidarizarse con una acci¨®n gubernamental debe dimitir".
El proyecto de ley de Chev¨¦nement supone la regularizaci¨®n de algo m¨¢s de la mitad de las 150.000 personas que viv¨ªan en Francia en situaci¨®n irregular, pero quer¨ªan tener los papeles en regla. El resto, "de momento 39.516 personas, han visto rechazada su solicitud", explicaba el ministro, "y tienen el plazo de un mes para abandonar el pa¨ªs". A los adultos que aceptan la expulsi¨®n el Gobierno les ofrece 4.500 francos (112.000 pesetas) para ayudarles a instalarse de nuevo en su pa¨ªs de origen y son enviados en avi¨®n.
La llamada izquierda moral -ciertos grupos intelectuales, asociaciones humanitarias, partidos de extrema izquierda, etc¨¦tera-, a la que se han sumado la Conferencia episcopal y 133 cineastas a trav¨¦s de un manifiesto contra el "encarnizamiento represivo" de que son objeto los inmigrantes, amenaza sin embargo en convertir las matem¨¢ticas parlamentarias en manifestaciones callejeras, como ayer ante la Asamblea Nacional, y desgaste pol¨ªtico. Que las diferencias dentro de la izquierda afloren no le sirve de nada a la derecha. Ayer se confirm¨® la expulsi¨®n de la UDF de los tres candidatos que aceptaron los votos del Frente Nacional (FN) para acceder a la presidencia de una regi¨®n mientas en Par¨ªs la batalla por el Ayuntamiento sigue y el alcalde, el gaullista Jean Tiberi, aparece m¨¢s y m¨¢s aislado.
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