"Estoy m¨¢s cerca de Richard Ford que de Garc¨ªa M¨¢rquez''
Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964) lleg¨® a la literatura por el cine. Quer¨ªa dirigir pel¨ªculas hasta que descubri¨® que escribir tambi¨¦n es una forma de dirigir una pel¨ªcula. Aunque rechaza cualquier intenci¨®n gregaria, pertenece a una supuesta nueva narrativa latinoamericana que niega la tradici¨®n del realismo m¨¢gico, "una generaci¨®n que no se siente cercana a la Am¨¦rica Latina de sus mayores" y que tiene una relaci¨®n "sana" con la colonizaci¨®n norteamericana. "Probablemente ser¨ªa pol¨ªticamente m¨¢s correcto venir a Europa vestido con un poncho y diciendo que me gusta el realismo m¨¢gico, pero mentir¨ªa. Yo estoy m¨¢s cerca de Richard Ford que de Garc¨ªa M¨¢rquez. Me siento mucho m¨¢s c¨®modo en Nueva York que en Europa y creo que La Paz est¨¢ m¨¢s cerca de Toronto que de Madrid... La literatura de aqu¨ª est¨¢ escrita en mi idioma, pero no me habla a m¨ª".Tinta roja (Alfaguara) es su tercera novela y la primera que se publica en Espa?a. Relata el viaje inici¨¢tico de un joven periodista de la mano de los viejos reporteros de sucesos de un peri¨®dico sensacionalista. La historia de unos personajes que tienen "tinta en las venas", escrita casi de forma telegr¨¢fica y repleta de di¨¢logos, es para Fuguet -periodista de profesi¨®n- "un juego" que le ha servido para descansar de la l¨ªnea de sus anteriores novelas: Mala onda y Por favor, rebobinar. "Esta novela es autobiogr¨¢fica, pero no personal. Con este libro me he divertido, me ha servido para descansar", a?ade Fuguet que, para explicar su literatura, recurre a constantes referencias cinematogr¨¢ficas y a ninguna literaria.
Fuguet, un fen¨®meno literario en su pa¨ªs, recuerda c¨®mo lleg¨® a escribir su primer relato: "Entr¨¦ en un taller literario que dirig¨ªa Jos¨¦ Donoso. All¨ª me consideraron un tonto, inculto y feliz. Escrib¨ª un relato sobre mi infancia que tacharon de poco serio. Cuando me preguntaron si hab¨ªa le¨ªdo Crimen y castigo, de Dostoievski, dije que no y Donoso me ech¨®. Poco despu¨¦s vi La ley de la calle, de Coppola, y sent¨ª que aquella pel¨ªcula s¨ª me tocaba, la entend¨ªa. Con las dos experiencias escrib¨ª mi primer relato, que gan¨® un premio y me abri¨® el camino... Luego me hice amigo de Donoso".
Fuguet intenta situar la esquizofrenia que vive su pa¨ªs con su reciente historia y para ello recurre a la reacci¨®n de los j¨®venes que hace un par de semanas acudieron a un concierto de U2: "Cuando Bono grit¨® contra Pinochet, todo el p¨²blico le aplaudi¨®. Pero cuando subi¨® al escenario un grupo de madres de detenidos y desaparecidos, aquel mismo p¨²blico lo recibi¨® con silbidos. Es dif¨ªcil de explicar, es una situaci¨®n esquizofr¨¦nica pero comprensible. De alguna manera todos tenemos las manos sucias. Yo soy un producto de Pinochet, ya que parte de su obra ha sido crear una generaci¨®n que rechaza la pol¨ªtica. De todas formas yo estoy dentro del bosque y eso me impide ver con claridad".
"Quiz¨¢ todo esto tambi¨¦n tiene que ver con el realismo m¨¢gico, que plantea el regreso de los muertos. Y en Chile, los muertos no regresan'', manifiesta el escritor.
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