Pianoforte
Premiando a Renzo Piano, el jurado delPritzker ha roto una regla no escrita: a este galard¨®n s¨®lo pod¨ªan aspirar arquitectos de arte o ensayo, y de su n¨®mina quedaban t¨¢cticamente excluidos aqu¨¦llos con carencias ingenieriles o tecnol¨®gicas. Hasta esta edici¨®n vig¨¦sima, los distinguidos con el Pritzker exhib¨ªan una obra de dimensi¨®n art¨ªstica -Frank Gehry, ?lvaro Siza-, de vocaci¨®n te¨®rica -Aldo Rossi, Robert Venturi- o de ambas cosas a la vez, como el caso de Rafael Moneo; sin embargo, ninguno de ellos pod¨ªa ser acusado de excesiva intimidad con el mundo de la ingenier¨ªa. La decisi¨®n de premiar al arquitecto genov¨¦s quiebra ese tab¨² a?ejo, extiende generosamente el territorio del Pritzker y refuerza de forma significativa su legitimidad. Renzo Piano es, en efecto, un constructor de talante inventivo y sensibilidad populista que ha extra¨ªdo muchas de sus mejores ideas del dise?o de los barcos o de los seres vivos; su larga colaboraci¨®n con el desaparecido ingeniero brit¨¢nico Peter Rice produjo varios de los edificios m¨¢s radicalmente originales de las ¨²ltimas d¨¦cadas y su aparente desd¨¦n por la pl¨¢stica ha dado lugar a algunas de las formas m¨¢s deslumbrantes de la arquitectura contempor¨¢nea, de la l¨ªrica flor de hormig¨®n del estadio de Bari a la colosal ola met¨¢lica del aeropuerto de Kansai. Parad¨®jicamente, el arquitecto que quiso -junto con su colega Richard Rogers- desacralizar el arte con la gran refiner¨ªa urbana del Centro Pompidou de Par¨ªs se acabar¨ªa convirtiendo en el favorito de los coleccionistas m¨¢s exigentes, desde la reci¨¦ntemente fallecida Dominique de Menil, para la que construy¨® en Houston un museo luminoso de refinada monumentalidad en sordina, hasta el galerista Ernst Beyeler, para cuya exquisita colecci¨®n ha terminado hace poco en Basilea un edificio sobrio y silencioso de cubiertas de vidrio y muros paralelos de ¨¢spero porfirio. Sin renunciar a las convicciones contraculturales y ecol¨®gicas de sus a?os juveniles, este constructor de poblada barba y atuendo informal ha puesto su talento n¨¢utico y org¨¢nico al servicio devoto del arte de su tiempo. Al reconocerlo, el jurado del Pritzker premia la imaginaci¨®n t¨¦cnica y la destreza constructiva, pero tambi¨¦n el anonimato coral de una arquitectura que reh¨²sa el protagonismo narcisista; con esta decisi¨®n, el Pritzker merece un poco m¨¢s la consideraci¨®n de "Nobel de la arquitectura". LUIS FERN?NDEZ-GALIANO
Babelia
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