La "Juve" gana la guerra al Inter

El t¨ªtulo de Liga est¨¢ medio decidido en Italia. La Juve se impuso al Inter en un partido desagradable por el mal juego y por el exceso de patadas. Los dos equipos se liaron a banquetazos, falta va, falta viene, con el ¨¢rbitro superado por los acontecimientos. Esa clase de f¨²tbol es represiva para las estrellas o para cualquier jugador de clase. Por eso, cada aparici¨®n de Ronaldo, Del Piero o Zidane fue severamente reprimida. Sin embargo, el partido s¨®lo pod¨ªa desequilibrarse por la aparici¨®n de alguno de ellos. En este sentido, Del Piero gan¨® a Ronaldo. El delantero de la Juve marc¨® el ¨²nico gol en un remate p¨ªcaro y preciso. Que la obsesi¨®n del Juventus era Ronaldo, fue evidente a lo largo de toda la tarde. Tambi¨¦n se hizo manifiesta la incapacidad del t¨¦cnico del Inter, Simoni, para dar un poco de espacio al delantero brasile?o, perseguido y pateado por los tres centrales del Juventus, porque Torricelli, presunto lateral derecho, actu¨® siempre en el centro de la defensa. Esto sucedi¨® por el deficiente dibujo del Inter. A saber: dos marcas individuales -West sobre Del Piero, Colonese sobre Inzaghi- y un desequilbrio considerable entre la superpoblaci¨®n en la banda derecha y el desierto en la izquierda, ocupada ¨²nicamente por el argentino Zanetti, que, por cierto, no le pega a un balde con su pierna izquierda. Con ese sistema, Di Livio se encargaba de Zanetti. Torricelli no ten¨ªa ocupaci¨®n alguna, as¨ª que se a?adi¨® al grupo de marcadores de Ronaldo, solo en la delantera. Cada una de sus acciones supon¨ªa un desaf¨ªo: ten¨ªa que superar a tres marcadores instruidos para derribarle siempre que fuera necesario.

No se vieron dos pases seguidos. Por la abundancia de faltas y por la sobreaceleraci¨®n general. El ¨²nico que se atrevi¨® a jugar en una marcha m¨¢s baja fue Zidane, capaz de pararse, dar un pase atr¨¢s si conviene, o hacia los lados si es necesario. En ese f¨²tbol tan intempestivo se agradece a un futbolista relajado. Del Piero es otro tipo de jugador, m¨¢s directo, m¨¢s veloz y con m¨¢s sentido del gol. Un clase, por supuesto. Lo demostr¨® en la jugada del gol, que empez¨® con normalidad -una incursi¨®n por la izquierda-, sigui¨® con un amago y un recorte medio fallido y termin¨® de forma exquisita. En lugar de rematar en medio de la confusi¨®n que hab¨ªa en el ¨¢rea, decidi¨® pasar a la red. As¨ª de sencillo. La pelota entr¨® entre el desconcierto del portero y los defensas del Inter.

Era el primer remate del partido (m. 21), dato que explica el tipo de encuentro que se jug¨®. Sobr¨® combate y choque, y tampoco se puede decir que se vieran maravillas t¨¢cticas. La defensa de la Juve pareci¨® vulnerable a los ataques del Inter, aunque la reacci¨®n interista tuvo un aspecto ca¨®tico. La dependencia de Ronaldo es excesiva en este equipo, y aunque el brasile?o estuvo a punto de conseguir el empate en un jugada formidable, la impresi¨®n era de barullo y poco m¨¢s.

El segundo tiempo no existi¨® como partido. Se puede hablar en t¨¦rminos de sucesos, con patadas, agresiones, bronca continua, juego detenido, un expulsado -Z¨¦ Elias- y dos penaltis. Uno no fue se?alado -placaje a Ronaldo en el ¨¢rea- y otro s¨ª, justo en la jugada siguiente. West derrib¨® a Del Piero y se arm¨® la tercera guerra mundial. Los jugadores del Inter se com¨ªan al ¨¢rbitro, que hab¨ªa actuado con una evidente injusticia. Pero a esa clase de encuentro correspond¨ªa un ¨¢rbitro tan pintoresco. Del Piero lanz¨® el penalti de mala manera y Pagliuca lo detuvo con las piernas. Le quedaba el ¨²ltimo aliento al Inter, que mereci¨® algo por empuje y nada por juego. Claro que la Juve tampoco tir¨® cohetes: f¨²tbol abrupto, f¨ªsico y r¨¢pido; f¨²tbol confuso, impreciso y desagradable.