El Atl¨¦tico se castiga

El Atl¨¦tico decidi¨® condenarse. Ten¨ªa atrapada una victoria que no merec¨ªa demasiado, pero la solt¨® a ¨²ltima hora de forma incomprensible, en un fallo imperdonable de Nimny. Al israel¨ª no se le ocurri¨® otra cosa que conducir el bal¨®n hacia Molina, invitando a Kodro a que se lo quitara. El bosnio acept¨® el regalo sin rechistar y luego, ante la llegada desesperada y absurda de Andrei, provoc¨® un penalti. El Tenerife marc¨®, cerr¨® el partido con un empate y sac¨® al Atl¨¦tico de los puestos UEFA. Todo lo que hab¨ªa hecho Paunovic, vestido de salvador rojiblanco , no sirvi¨® de nada. El primer tiempo reprodujo todos los malos olores de hace una semana en El Molin¨®n antes del c¨®nclave de jugadores en el medio campo. El Atl¨¦tico entr¨® ayer otra vez al partido de costado, con indiferencia, sin un gramo de motivaci¨®n. Con aspecto de perdedor. Las jugadas se solucionaban de forma atolondrada, con sobrecarga de errores, de balones al contrario y despejes al bulto. Enfrente, el Tenerife ense?aba un aspecto m¨¢s propio de la situaci¨®n que vive. Pero es un equipo sin alma, fr¨¢gil, sin coser. Por ah¨ª luce buenos jugadores, sorprende con alguna acci¨®n digna, se recrea con la pelota... Y al instante se muestra blando y tierno, fall¨®n donde el f¨²tbol lo proh¨ªbe, en su zona de atr¨¢s.

Con todo, el peso de esa primera parte lo llev¨® el Tenerife, que manej¨® m¨¢s y mejor la pelota. Le falt¨® contudencia arriba, pegada, justo lo que el Atl¨¦tico s¨ª tuvo. Vieri cumpl¨ªa en lo suyo, en inventarse ocasiones de gol de la nada. De la potencia y el olfato en el ¨¢rea del italiano y, sobre todo, del buen hacer de Paunovic vivi¨® el Atl¨¦tico.

Paunovic volvi¨® a confirmar que su puesto es el de segundo delantero. Centrado, no escorado en una banda como apunt¨® en sus inicios. El yugoslavo se emple¨® con inter¨¦s, con la decisi¨®n que les falt¨® al resto de rojiblancos. Y, como en Gij¨®n, rescat¨® del desastre al Atl¨¦tico.

El Atl¨¦tico descubri¨® oro en un fuera de banda del todo inofensivo. Vieri lo revisti¨® de peligro con un control de los suyos y Paunovic lo adorn¨® con un remate estupendo. Tras el 1-0, los rojiblancos construyeron su mejor fase. Hasta parec¨ªa que iban a agrandar su ventaja. Pero lo que lleg¨® fue el empate: Aguilera se comi¨® un desmarque de Felipe y cuando quiso reaccionar lo que hizo fue marcar en propia meta. El 1-1 devolvi¨® al Atl¨¦tico su color gris¨¢ceo.

Tras el descanso, Antic intent¨® aliviar al equipo inyectando veneno en las bandas. Retir¨® a Bejbl y Caminero, que hab¨ªan sido de lo peorcito del Atl¨¦tico, y meti¨® a Jos¨¦ Mari y Lard¨ªn. La medida tuvo un efecto intimidatorio sobre el rival, al que empotr¨® atr¨¢s, pero no mejor¨® las demasiado premiosas prestaciones ofensivas del Atl¨¦tico, que ya puso m¨¢s ganas pero sigui¨® con la lucecita apagada. Adem¨¢s, el equipo perdi¨® a Paunovic, a quien Antic escondi¨® incomprensiblemente en la banda derecha.

Al Tenerife le volvieron a aparecer los deseos de ganar a cuarto de hora del final, instantes despu¨¦s de que Antic enojara al grader¨ªo dando entrada al israel¨ª Nimny, el futbolista fichado por v¨ªdeo y que hasta la fecha no ha repetido ninguna de las acciones que, seg¨²n las im¨¢genes que ense?¨® su representante, estaba capacitado para hacer. Lillo introdujo a Juanele y su equipo gan¨® en profundidad.

El Atl¨¦tico hab¨ªa desaparecido del mapa. Pero de pronto, en una conducci¨®n de Pantic, Paunovic se cans¨® de aburrirse en la banda, apareci¨® de nuevo por el centro, se ali¨® con Vieri y fabric¨® el tanto de la victoria.

Y en ¨¦sas apareci¨® Nimny con ganas de justificar el odio que le tiene la grada. Y cuando el Atl¨¦tico sal¨ªa, ¨¦l decidi¨® dar marcha atr¨¢s y conducir el bal¨®n en sentido contrario, hacia su propia ¨¢rea. Kodro no necesit¨® demasiada pericia para birlarle el bal¨®n y luego, ante la llegada desesperada y precipitada de Andrei, arrancar un penalti. El ¨¢rbitro sancion¨® la m¨¢xima pena. Y Alexis la convirti¨® en gol, dio vida a su equipo y conden¨® sin UEFA al Atl¨¦tico. O mejor dicho, el Atl¨¦tico se conden¨® solo.