Servidumbres de la modernidad
Unos deberes bien hechos involucran a toda la familia, sobre todo en la primera etapa educativa del menor. Ayudarles, corregirles y, en definitiva, guiarlos en sus tareas requiere paciencia, tranquilidad de esp¨ªritu y ciertas dosis de humor. En una palabra, tiempo. Y ¨¦se es uno de los bienes m¨¢s escasos en cualquier hogar en donde los adultos trabajan. ?Creo en las bondades de los deberes, pero fijar metas no resuelve el principal problema de los padres actuales. Qui¨¦n puede garantizarme que no estar¨¦ exhausto para leer con mis hijos en los pocos momentos libres de que dispongo al d¨ªa?, clama Dave Hill en las p¨¢ginas de The Guardian. Despu¨¦s de describir con iron¨ªa c¨®mo sus hijos veneran la educaci¨®n, el articulista advierte al Gobierno que proclamar sus ?p¨ªas aspiraciones? le hace parecer remoto. ?La presi¨®n es general y acaba abriendo una brecha enorme entre lo deseado y las servidumbres de una sociedad moderna?.
Suzanne Moore, columnista de The Independent , aboga por aflojar un poco la cuerda que parece amarrar cada vez m¨¢s a los menores brit¨¢nicos. Pero no s¨®lo a ellos. ?El trabajo se ha convertido en la soluci¨®n de todos los problemas sociales de este pa¨ªs?, lamenta. ?Es bueno para los inv¨¢lidos, las madres solteras y, ahora, los ni?os de cuatro a?os. El ocio parece una p¨¦rdida de tiempo?.
Los deberes son ¨²tiles, no lo niega Moore, pero el ni?o no precisa ser educado o entretenido a todas horas. ?So?ar, ser ellos mismos y hasta holgazanear son tambi¨¦n esenciales?, asegura. Para ella, que tiene hijas adolescentes, el desarrollo es diverso, y organizar el propio tiempo es una habilidad imposible de adquirir bajo la supervisi¨®n constante del adulto.
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