?El inmovilismo preside la est¨¦tica actual?, afirma Omar Calabrese
El semi¨®logo italiano participa en Madrid en un encuentro sobre la moda
Hasta los a?os ochenta, los grupos sociales forjaban un sentimiento comuntario: ten¨ªan distintos intereses, pero compart¨ªan los mismos valores. ?Ahora las tornas se han invertido peligrosamente: todos los grupos persiguen los mismos intereses, pero poseen valores distintos?, explica el semi¨®logo Omar Calabrese, alertando sobre la disgregaci¨®n y la ausencia de entendimiento a que conduce ese proceso. ?Esto provoca una situaci¨®n de par¨¢lisis y perplejidad, que se observa en la ausencia de creatividad; la est¨¦tica se ha vuelto est¨¢tica, est¨¢ presidida por el inmovilismo?.
Un buen bot¨®n de muestra de ese ?involucionismo? lo encuentra en el mundo de la moda vestimentaria. ?Las ropas ya no marcan s¨®lo la adscripci¨®n a un status social cuanto que realzan ahora la etiqueta de grupo. La gente va cada vez m¨¢s vestida de su grupo de referencia?, explica Calabrese, profesor de Semiolog¨ªa de las Artes en la Universidad de Bolonia y propulsor del neobarroco como un movimiento capaz de alumbrar algunas claves del presente, que participa estos d¨ªas en Madrid en unas jornadas sobre moda y comunicaci¨®n, que dirige Jorge Lozano en el C¨ªrculo de Bellas Artes. Es un impersonalismo que, a su entender, se observa tambi¨¦n en la ausencia de creatividad de los dise?os. ?No digo que la moda haya sido alguna vez personalista, pues, por definici¨®n, no lo es, ni en su concepci¨®n ni en su consumo. Pero durante siglos y hasta no hace mucho, el dise?o de muebles y vestimenta dialog¨® con la creatividad de las otras tendencias est¨¦ticas, sobre todo con la pl¨¢stica. Pienso en los dise?os indumentarios que ensayaron, por ejemplo, desde un Bernini o un Vel¨¢quez hasta un Dal¨ª, y en una respuesta refleja desde la otra l¨ªnea: la de los dise?adores que se abrieron al arte. Es una actitud que ya apenas se observa. Por contra, el sector de la moda se convierte ahora en un fin en s¨ª mismo. Se repliega para autolegitimarse, y esto se observa en el divismo casi autista que envuelve a las grandes modelos y los grandes estilistas. El p¨²blico se convierte ah¨ª en un admirador gregario o un consumista plano?, sostiene Calabrese.
Junto a Paco Rabanne, saca a colaci¨®n el caso de Gianni Versace como los ¨²ltimos eslabones de esa actitud aperturista hacia el arte. ?Versace, con su eclecticismo del exceso, que mezcla, por ejemplo, elementos griegos con futuristas y el pop-art, se sit¨²a justo en la frontera. En ¨¦l hay todav¨ªa creatividad en el uso de las citas de diversos discursos art¨ªsticos ya existentes. Algo equiparable, salvando las distancias, a esa labor de collage que realiza Umberto Eco en El nombre de la rosa, y en la que la mano del autor sobrevive. Esto puede servir de patr¨®n: lo que ha desaparecido bajo los trapos es la mano del estilista?.
Bifurcaci¨®n
Calabrese observa una creciente bifurcaci¨®n entre la moda, oficial y de alto estilismo, y las modas, que vienen a vestir a los diversos grupos. ?Es una constante que en las ¨¦pocas de crisis reaparezcan ¨¦lites con obsesi¨®n por el lujo. Ciertos grupos aprovechan esa situaci¨®n de deflaci¨®n generalizada para remarcar sus diferencias, y a ellos sirve ese sistema de los grandes estilistas?, afirma. De otro lado, se situar¨ªan ?las modas?, que operan en contacto directo con la distinci¨®n de los grupos. La disgregaci¨®n y el estancamiento provocan la convivencia actual de las tendencias m¨¢s dispares. ?Hasta ahora, cada periodo sacaba a la luz tendencias en el vestir m¨¢s o menos colectivas o generalizadas. Pero ahora se observa una simultaneidad de patrones opuestos. Basta con advertir, por ejemplo, un retorno a la demarcaci¨®n en las formas de cada sexo, para acto seguido descubrir que en otros dise?os se sigue llevando lo andr¨®gino. No hay una alternancia sino una simultaneidad. En el var¨®n, el modelo herc¨²leo o, para entendernos, el del macho, convive perfectamente con el modelo apol¨ªneo, o barbilampi?o y dulcificado. En la mujer se entroniza por igual a la Venus estilizada, propia del Renacimiento, que a la hembra repleta de atributos, algo as¨ª como la Eva medieval?.
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