Curro mat¨® (mal) un toro
Hubo un toro y lo mat¨® Curro Romero. ?Loor al artista! No es cuesti¨®n balad¨ª que un artista mate un toro. Se trata de un acontecimiento inusual, digno de figurar en las primeras p¨¢ginas. C¨®mo mat¨® Curro Romero ya es distinto asunto. Quien quiera saberlo que se lo pregunte, pues desde el tendido no se pod¨ªa precisar muy bien.
Es cierto que antes lo hab¨ªa toreado a la ver¨®nica. Desastradamente en los lances de recibo, con torer¨ªa y finura en el quite.
Las comparaciones suelen ser odiosas pero si a continuaci¨®n se hace presente otro torero y pretende enmendar la plana al artista, lo que le pueda ocurrir es de su exclusiva responsabilidad. Fue Joselito el que se hizo presente, se ech¨® el capote a la espalda y a la segunda gaonera el toro ya le hab¨ªa arrebatado la seda. El toro asum¨ªa las funciones propias de un profesor en tauromaquia y pareci¨® decirle: ?Traiga usted y no me estropee el material con semejante vaina?.
Camacho / Romero, Joselito, Barrera
Toros de Mar¨ªa del Carmen Camacho (2?, sobrero, en sustituci¨®n de un inv¨¢lido), de mediocre presencia, inv¨¢lidos y aborregados, excepto 1?, con trap¨ªo, entero y bravo. Curro Romero: pinchazo hondo atravesado, rueda de peones, metisaca bajo, estocada corta delantera ca¨ªda, seis descabellos - aviso - y cuatro descabellos (pitos); metisaca pescuecero, 11 descabellos y se echa el toro (silencio). Joselito: bajonazo escandaloso (algunas palmas); pinchazo hondo, rueda de peones que ahonda el estoque, dos descabellos y se echa el toro (silencio). Vicente Barrera: estocada atravesada que asoma escandalosamente baja (silencio); pinchazo hondo atravesado perdiendo la muleta, rueda de peones - aviso con retraso-, pinchazo perdiendo la muleta, cinco descabellos y se echa el toro (silencio). Plaza de la Maestranza, 28 de abril. 11? corrida de feria. Lleno.
Curro no es que se marchara de rositas. Muleteaba distante y encorvado, pretendiendo que las embestidas se produjeran por el pico y el toro le enganchaba la pa?osa, igual de irritado que cuando reprendi¨® a Joselito.
Lo de matar -versi¨®n currista- iba de traves¨ªas, pinchaduras, metisacas y descabellos y, alcanzado el necrol¨®gico prop¨®sito, acab¨® la funci¨®n.
Acab¨® en su absoluta literalidad pues ya no hubo m¨¢s toros -ninguno de los cinco restantes val¨ªa un duro-, tampoco m¨¢s corrida en consecuencia, y el toreo brill¨® por su ausencia.
Torear no es pegar pases. Menos a¨²n pegar un pase y salir corriendo. Ese estilo emple¨® Joselito en la ¨²ltima comparecencia de su ruinosa feria. Aunque quiz¨¢ no sea justa la apreciaci¨®n. Porque si en lo art¨ªstico se le ha visto espeso, en lo econ¨®mico ha estado cumbre, al parecer, y se lo ha llevado calentito. Torear es lo que intent¨® insistentemente Curro Romero en el cuarto toro, uno de tantos inv¨¢lidos de esta desastrosa funci¨®n. Lo intentaba sin ¨¦xito tanto al ensayar el derechazo como el natural y, de repente, le vino un arrebato de inspiraci¨®n y se sac¨® del alma una teor¨ªa de ayudados y un kikirik¨ª excelso, que encendieron los ol¨¦s. No pod¨ªa quedar ah¨ª la cosa y en pleno ¨¦xtasis a?adi¨® un desplante retador, que fue muy celebrado. Ahora el arrebato era de pasi¨®n. Baj¨® Curro del Parnaso para matar y concert¨® pegar una pu?al¨¢ pescuecera seguida de once descabellos.
No se crea que Curro se quedaba s¨®lo pegando pu?al¨¢s. La de Joselito en los blandos de la segunda ficci¨®n de toro val¨ªa para un concurso de sartenazos, y a¨²n le habr¨ªa ganado Vicente Barrera con el mandoble atravesado cerca de la paletilla con que cal¨® a la tercera. Pura creaci¨®n art¨ªstica todo ello, evidentemente.
Joselito, a sus inv¨¢lidos, los muleteaba distanciado, destemplado, perdiendo terreno en cada pase; obviamente sin ligar ninguno, salvo tres o cuatro derechazos que ajust¨® mejor cuando las respectivas ficciones de toro entraban en fase ag¨®nica. Pretend¨ªa justificarse haciendo interminables sus faenas, no acababa nunca, y alguien le hubo de avisar: ?Don Jos¨¦, que le llaman por tel¨¦fono?.
Vicente Barrera segu¨ªa la misma l¨ªnea del toreo moderno, que consiste en pegar pases a destajo y tambi¨¦n le avis¨® un espectador: ?M¨¢telo ya, que va a llover?. Efectivamente hab¨ªa nubes y la sufrida afici¨®n mir¨® al cielo. Probablemente aprovech¨® para implorar piedad musitando alguna jaculatoria.
El toreo vertical interpret¨® Vicente Barrera. Toreo vertical, de perfil, retrasada la muleta, daba igual que la inv¨¢lida ficci¨®n de toro conservara cierta boyante embestida, caso de la que cerr¨® plaza, o que estuviera lisiada, morcillona y adormecida, caso de la que sali¨® en tercer lugar. Resultaba un poco rid¨ªcula, francamente, la estampa que compon¨ªan aquel animalucho amorfo y aquel se?or tan tieso.
Mientras la oferta de la tauromaquia contempor¨¢nea se limite a semejantes pegapases, llegar¨¢ el tercer milenio y Curro seguir¨¢ siendo el fara¨®n. A fin de cuentas es el ¨²nico con fama y billetes capaz de matar un toro y de hacer un kikirik¨ª.
Babelia
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