El 50? aniversario divide a Israel
La izquierda y los colonos arremeten contra los fastos organizados por Netanyahu
La cantante Rita saldr¨¢ del interior de una enorme Estrella de David para cantar en medio del escenario el himno nacional. ?ste ser¨¢ el momento culminante de los actos de conmemoraci¨®n del 50? aniversario de la proclamaci¨®n del Estado de Israel, que el jueves (d¨ªa cuatro del Iyar, mes del calendario jud¨ªo) se celebrar¨¢ en el estadio Givat Ram de Jerusal¨¦n. Los esfuerzos del Gobierno conservador de Benjam¨ªn Netanyahu por dar un car¨¢cter unitario a estos festejos se han visto entorpecidos por las cr¨ªticas y pol¨¦micas, en los que se reflejan las tensiones en que se encuentra sumida la sociedad israel¨ª. El mayor espect¨¢culo de la historia de Israel ha sido estudiado y planificado desde hace casi un a?o por un equipo de expertos dirigidos por Doron Shmueli, quien ha administrado en esta operaci¨®n un presupuesto de cerca de 21 millones de chequels (unos 900 millones de pesetas). Shmueli no es un manirroto; desde que se hizo cargo de la misi¨®n, una de sus principales obsesiones ha sido la de reducir el presupuesto, recortar gastos in¨²tiles, llegando as¨ª a ahorrar al erario p¨²blico cerca de 290 millones de pesetas, una pol¨ªtica de austeridad que ha puesto incluso en peligro la participaci¨®n de un buen n¨²mero de artistas y actores.
El espect¨¢culo del D¨ªa de la Independencia se desarrollar¨¢ a lo largo de 90 minutos, ante un auditorio compuesto por cerca de 12.000 personas, una tercera parte de los cuales ser¨¢n dignatarios, personalidades e invitados del Gobierno israel¨ª, mientras que el resto deber¨¢ pagar una entrada cuyo precio oscila entre las 5.000 y las 15.000 pesetas.
Este espect¨¢culo, en el que se intentar¨¢ con canciones y danzas escenificar la historia de Israel, requerir¨¢ la presencia de m¨¢s de 1.000 t¨¦cnicos, alrededor de 2.000 actores y artistas de todos los g¨¦neros que deambular¨¢n por un escenario de cuatro pisos . El espect¨¢culo ser¨¢ retransmitido en directo para todo el pa¨ªs a trav¨¦s de las dos principales cadenas de televisi¨®n, pero al mismo tiempo llegar¨¢ directamente o en diferido a cerca de 40 ciudades de todo el mundo en las que las comunidades jud¨ªas tienen un peso espec¨ªfico.
La lista de invitados -ser¨¢n recibidos por el presidente de la Rep¨²blica, Ezer Weizman, y el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, media hora antes del inicio del programa- no se ha hecho a¨²n p¨²blica, pero se da ya por segura la asistencia del vicepresidente norteamericano Al Gore de su esposa Tipper, y la ausencia de algunos l¨ªderes y jefes pol¨ªticos, que no han querido con su presencia apoyar lo que se considera ?una operaci¨®n de imagen y de relaciones p¨²blicas? del actual jefe de Gobierno, seg¨²n se asegura en c¨ªrculos diplom¨¢ticos occidentales.
Los esfuerzos del Gobierno por dar a esta festividad un car¨¢cter unitario se han visto entorpecidos y enrarecidos por las cr¨ªticas de amplios sectores de la oposici¨®n pacifista de izquierdas, quienes acusan a los organizadores del espect¨¢culo hist¨®rico-musical del estadio de Givat Ram de silenciar, por razones partidistas, la figura y el asesinato del primer ministro Isaac Rabin, en 1995.
?Consideramos inconcebible que los organizadores de la conmemoraci¨®n hayan pasado por alto el atroz asesinato del ex primer ministro Rabin?, aseguran responsables de la organizaci¨®n pacifista Dar Shalom, quienes han ordenado a sus militantes y simpatizantes de boicotear el acto principal, al tiempo que tratan de conseguir el apoyo de los jud¨ªos de EE UU. El responsable de los festejos ha tratado en vano de zanjar la pol¨¦mica, recalcando que la decisi¨®n de los organizadores es la de mostrar los ?momentos felices y las haza?as de los 50 a?os de la historia de Israel? y que ?no es necesario recordar con detalle all¨ª el acontecimiento del asesinato de Rabin?.
Pero no s¨®lo es la izquierda pacifista la que trata de zancadillear los esfuerzos del comit¨¦ oficial de festejos. Los movimientos sionistas ortodoxos y las organizaciones de colonos de la extrema derecha se han sumado a esta operaci¨®n de derribo, convocando un acto paralelo para el jueves, que tendr¨¢ como escenario la colina de Jabal Abu Ghneim, donde desde hace m¨¢s de un a?o se programa construir el asentamiento de Har Homa.
?Calculamos reunir en el lugar a m¨¢s de 80.000 personas para colocar en el lugar la primera piedra del asentamiento?, asegura uno de los organizadores de esta celebraci¨®n paralela y a su vez miembro de una de las 1.200 familias de jud¨ªos ortodoxos, que esperan un d¨ªa poder construir su casa en este emplazamiento, contraviniendo as¨ª los Acuerdos de Oslo.
El acto de la colina de Jabal Abu Ghneim trata de ser una respuesta a la actitud dilatoria de la Administraci¨®n de Netanyahu, que, presionada por Estados Unidos, mantiene de hecho congelada la construcci¨®n de este asentamiento, aludiendo para ello a problemas de orden burocr¨¢tico, seg¨²n David Bar Illan, portavoz del primer ministro: ?Los trabajos de infraestructura han sido acabados y ahora es el momento de hacer las ofertas. Las casas estar¨¢n listas para el a?o 2000?.
Las pancartas y carteles del movimiento colono y ortodoxo, convocando a los ciudadanos a reunirse en Jabal Abu Ghneim, han llenado los muros del centro de Jerusal¨¦n, tratando de rivalizar con esos millares de banderas -azules y blancas- que desde hace varios d¨ªas ondean en las fachadas de los edificos oficiales, en los escaparates de las tiendas y en los veh¨ªculos.
Todo eso sucede en ese torturado Jerusal¨¦n, ante la mirada indiferente de los habitantes del barrio de Me'a She'arim, donde se concentran desde hace m¨¢s de un siglo los seguidores de la secta jud¨ªa ultraortodoxa radical Haredim, para quienes la declaraci¨®n del Estado de Israel en 1948 contraviene todas las reglas y preceptos religiosos en los que, seg¨²n ellos, s¨®lo el Mes¨ªas, a su retorno, podr¨¢ reestabecer el Estado jud¨ªo.Me'a She'arim vivir¨¢ de espaldas a los fastos gubernamentales de la misma manera que durante a?os se han venido negando a pagar sus impuestos, a servir en el Ej¨¦rcito o a utilizar en sus conversaciones otra lengua que no sea el yidish, el dialecto germanojud¨ªo que un d¨ªa qued¨® reemplazado por el hebreo. Para ellos, el 50? aniversario es una herej¨ªa, una traici¨®n, que recordar¨¢n con un ayuno y una manifestaci¨®n de duelo, que llevar¨¢n a t¨¦rmino por el barrio y con la cabeza cubierta.
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