Langostinos... ?de Sanl¨²car?
La prevista llegada del vertido a la desembocadura del Guadalquivir siembra el temor entre los pescadores de la zona
?Qu¨¦ ser¨ªa de Granada sin La Alhambra? Pues lo mismo que de Sanl¨²car sin langostinos. La pregunta la lanza al aire el alcalde sanluque?o, Agust¨ªn Cueva. La respuesta la asume todo el pueblo. Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz, 60.000 habitantes) se enfrenta a sus propias se?as de identidad. La temida llegada del vertido t¨®xico procedente de las minas sevillanas de Aznalc¨®llar a la desembocadura del Guadalquivir ha sembrado de inquietud y miedo a los habitantes de esta localidad gaditana. Las m¨¢s de 600 familias que viven directamente de la pesca ser¨¢n las primera en recibir el impacto. Ni siquiera saben exactamente qu¨¦ es lo que va a llegar. Si acaso balbucean que se trata de ?algo t¨®xico?. No saben tampoco si ya ha llegado. S¨®lo auguran que cuando el vertido de agua t¨®xica llegue los pescadores se ver¨¢n abocados a la ruina. ?Va a ser un crimen muy grande?, se lamenta uno de ellos en la puerta de un bar en Bajo de Gu¨ªa, la playa donde el Guadalquivir alcanza el mar.
Si no hay pescado, los restaurantes pierden su principal reclamo y si no hay reclamo los turistas no van. Y si no... Sanl¨²car ser¨¢ otra cosa. Este an¨¢lisis est¨¢ en la mente de todos, pescadores, vecinos y, sobre todo, autoridades municipales. Quiz¨¢s por ello, el Ayuntamiento pidi¨® ayer mismo a Manuel Chaves y a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que se sienten, que no busquen culpables y que arbitren soluciones. Concretamente, pide que se tapone el cauce del Guadalquivir en su brazo principal, que desemboca en la localidad. Algunos operadores tur¨ªsticos alemanes ya han contactado con contratas de la zona para conocer la situaci¨®n actual de la localidad, seg¨²n fuentes municipales.
A las 10.00 horas de ayer la marea t¨®xica estaba todav¨ªa a pocos kil¨®metros del r¨ªo, pero nadie se atreve a precisar cu¨¢nto tardar¨¢ en llegar. Ayer no lo hizo y, seg¨²n confirm¨® la Junta por la tarde, la mancha de lodos y metales pesados se encontraba a ocho kil¨®metros de Sanl¨²car. Los an¨¢lisis realizados no detectaron contaminaci¨®n y s¨ª un pH 5,5, que supone un acidez ?razonable?. Todos est¨¢n convencidos, no obstante, de que en horas o en d¨ªas al final llegar¨¢.
Mientras, Sanl¨²car de Barrameda bulle, de corrillo en corrillo. Jos¨¦ Antonio Odero, de 28 a?os, casado y padre de un hijo, reconoce que todas sus noticias le han llegado desde la peque?a pantalla. Poco le importa para hacer su peculiar an¨¢lisis: ?Estamos asustados. Nuestra f¨¢brica es el mar. Desde el primer d¨ªa sab¨ªa que ven¨ªa para aqu¨ª?. Ahora, un mes normal, cobra unas 80.000 pesetas, una cantidad que se reducir¨ªa a ?la nada? si se contamina la desembocadura. Y es que, como la definen en el pueblo, esta zona es la ?madre de la mar?. O lo que es lo mismo: donde desovan langostinos, chocos, boquerones o aced¨ªas que luego dan el salto al golfo. La riqueza del pueblo.
Unos ?papeles? han impedido a otro miembro de la familia Odero, Jos¨¦ Mar¨ªa, due?o de un peque?o barco, con siete hijos y 49 a?os, salir a pescar. Uno de sus hijos lo hizo ayer por ¨¦l. Da trabajo a tres personas que, seg¨²n dice, tendr¨¢n que buscar otra cosa si este ?veneno? impide la faena. Antes augura el futuro: ??Vaya ruina!?. Y, de paso, dice estar dolorido porque las autoridades hayan decidido echarles los vertidos para salvar el Parque Nacional de Do?ana: ?Pod¨ªan haberlo dejado todo en el campo, en un buen hoyo y en vez de que lleguen tantas toneladas que sean menos?.
Manuel Robles, de 27 a?os, reci¨¦n llegado con una buena captura de almejas lo explica de otra manera: ?Es como quitar la ropa a un santo para pon¨¦rsela a otro. Le han quitado el mal a uno y se lo han dado a otros?. Tras recordar que en la desembocadura se cr¨ªan todas las especies que le dan de comer despu¨¦s, dice tener miedo de lo que va a llegar: ?Un r¨ªo de muerte?.
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